LA MANO SUCIA DE ‘A MANO LIMPIA’
LA MANO SUCIA DE ‘A MANO LIMPIA’
Por Alfredo M. Cepero .
El pasado sábado 12 de febrero nuestro Partido Nacionalista Democrático de Cuba procedió a la cuarta entrega de nuestros ya tradicionales galardones de Paladines de la Libertad. Los premiados en esta oportunidad fueron dos cubanos, la octogenaria heroína Gloria Amaya González y el emblemático preso de conciencia Ingeniero Héctor Maseda Gutiérrez; así como el venezolano que alcanzó notoriedad internacional con su oposición a Hugo Chávez durante el referéndum de noviembre del año pasado, General Raúl Isaías Baduel. Quién, dicho sea de paso, es el segundo no-cubano que recibe este premio después de nuestro amigo el ex presidente de El Salvador, Licenciado Francisco Flores.
En ningún momento pudimos siquiera imaginar que la selección de Baduel para el premio desataría una ola de oposición de tal magnitud entre una parte considerable de la colonia venezolana exiliada en el sur de la Florida. Aunque respetamos a dicha comunidad discrepamos totalmente de su actitud hacia el General Baduel. La razón está en las diferencias entre cubanos y venezolanos exiliados a la hora de mirar a Baduel y de evaluar su importancia dentro del actual panorama político venezolano. Para ellos Baduel es el hombre que salvó a Chávez durante los sucesos del año 2002. Para nosotros es el ciudadano que se hartó de las tendencias totalitarias de su antiguo amigo y decidió jugarse fortuna, posición y vida en defensa de la democracia venezolana. Y más importante aún para nosotros, el hombre que podría crearle suficientes problemas a Chávez como para obligarlo a reducir o poner fin a su ayuda financiera a la tiranía de los hermanos Castro. Para que todos podamos entenderlo: “El enemigo del aliado de mi enemigo es mi aliado y, de ser posible, mi amigo”. Eso es lo que es Raúl Baduel para nosotros y por eso ratificamos con orgullo haberle otorgado el premio.
Pero lo más sorprendente para nosotros fue la reacción vitriólica del conductor de un programa vespertino de televisión cuyo nombre no necesito especificar porque queda totalmente identificado por el título de este artículo. En el curso de un programa radial que se transmite en horas de la mañana el susodicho personaje sufrió una drástica transmutación y pasó de periodista usualmente comedido a histérico diapasón de las diatribas de Hugo Chávez contra Raúl Baduel. Lo calificó de corrupto y de indigno de recibir nuestro premio. Y no contento con eso la emprendió contra los organizadores del acto y les recomendó a sus oyentes que no participaran en el mismo.
En ese momento su “Mano Limpia” se mostró como la mano sucia que esconde detrás de su pretendida simpatía por nosotros para fomentar el antagonismo entre dos pueblos unidos por la historia, por la cultura, por la lengua y por nuestra gratitud a la acogida que han dado a los exiliados cubanos en la tierra generosa y heroica de Bolívar. Por otra parte, ¿con qué moral puede atacar a Baduel quién ha convertido su programa en una sentina por la cual desfilan con harta frecuencia cuanto corrupto, esbirro y violador de derechos humanos decide abandonar el régimen comunista de Cuba para seguir su misión en estas playas dividiendo y atacando al exilio cubano?. Además, este personaje no es cubano ni venezolano y, por lo tanto, es un atrevido al apropiarse de una vela que no le pertenece en este entierro. Hasta ahora no le conocemos cuantos familiares le han fusilado, cuantos años de cárcel ha sufrido, cuantas veces se ha enfrentado a la tiranía de los Castro con las armas en la mano, cuantas penurias ha sufrido en un exilio forzado o cuantas propiedades le han confiscado.
Eso si, lo conocemos como el fariseo que se lamenta de nuestra supuesta cultura de derramamientos de sangre y se envuelve en la bandera cubana bajo la protección de su nacionalidad compartida con nuestro idolatrado dominicano el General Máximo Gómez y Báez. Aquel viejo sí era un valiente que desafió al odioso imperio español sin mas armas que su vergüenza y un patriota que renunció al éxito material en aras de su amor a Cuba y de sus principios de libertad y justicia. Muy distinto de este advenedizo que se ha hecho rico en la comunidad próspera que ha sido posible gracias al trabajo y el talento del exilio histórico cubano y que ahora nos paga con el insulto y la diatriba. Sin dudas, su periodismo no es el “sacerdocio” del que hablaba nuestro ilustre maestro de periodistas Pepín Rivero, sino un negocio como el de cualquier vendedor de baratijas como lo demuestran su cara y su sonrisa mefistofélicas en los comerciales que leemos en los ómnibus de transporte público y en las vallas callejeras. Además, considerando que este personaje se atrevió a juzgarnos por nuestra asociación con Baduel, nosotros nos arrogamos el derecho a juzgarlo por su asociación con su amigo dominicano el Presidente Leonel Fernández, quién ha vendido su lealtad incondicional a Hugo Chávez a cambio de petroleo y cuelga medallas del cuello de Fidel Castro. Otra prueba de que Fernández y el individuo objeto de este comentario comparten las mismas inclinaciones mercantilistas.
Tenemos mucho mas material en el tintero pero soy un firme creyente en el poder de la síntesis. En conclusión, nosotros no convocaremos a medidas punitivas contra el programa ni contra su conductor porque creemos en la libertad de expresión al extremo de preferir una prensa desbocada a una prensa amordazada. Defendemos el derecho de los periodistas a decir lo que les venga en ganas y creemos que debe ser cada lector, cada oyente o cada televidente quien emita su opinión prefiriendo uno u otro de los periódicos y programas que se ofrecen para consumo público. Pero quede bien claro, tanto para este individuo como para otros que se atrevan a atacar a nuestro exilio, que quienes, en el ocaso de nuestras vidas, estamos invirtiendo tiempo, talento y esfuerzo en la sagrada lucha de llevar democracia, libertad y justicia al pueblo de Cuba no le dejaremos pasar el mas mínimo insulto. Ya nos cansamos de que nos falten al respeto. Al igual que una vez le dijimos al Miami Herald: “Podrán no querernos pero tienen que respetarnos”, hoy se lo decimos al personaje de la mano sucia detrás de “A Mano Limpia”. De lo contrario podría correr el riesgo de que su cacareada “nueva costumbre en la televisión de Miami” se convierta en un foro inocuo y escandaloso que fue una vez una “mala costumbre en la televisión de Miami”.
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