domingo, junio 22, 2008

El joven rebelde, etc. + UPDATE con viejo rebelde no tan rebelde

Tomado del blog El Tono de la Voz, de Jorge Ferrer

El joven rebelde, etc. + UPDATE con viejo rebelde no tan rebelde

UPDATE:

Castro I se revuelve. Pero ya es el revolverse de la lombriz pisada por casualidad. El "no sé nada". El "yo no fui".

Ay, totí: va y nos das la suerte de cobrarnos siquiera media pieza.

Dice en su "reflexión" última, La verdad y las diatribas:

"Ignoro si alguien fue arrestado en cualquier punto del país por violar alguna ley. Nada tiene que ver con la reflexión que solicité se divulgara sólo por Cubadebate. Relacionar ambas cosas es arbitrario. Utilizaré ese sitio en Internet al ritmo que considere pertinente. No abusaré de la paciencia de nadie. No cobro un centavo, mi trabajo es gratuito.

No soy ni seré nunca jefe de fracción o grupo. No puede deducirse, por tanto, que haya pugnas dentro del Partido. Escribo porque sigo luchando, y lo hago en nombre de las convicciones que defendí toda mi vida."

La primera tarde de verano.

Hice un alto en el trabajo para ver El joven rebelde, la película de Julio García Espinosa, según idea de Cesare Zavattini. La segunda película producida por el ICAIC, creo, aunque puede que me salte alguna otra.

Pedro, un joven campesino de Palma Soriano, se une a las milicias en la Sierra Maestra. Brutico e irresponsable, el muchachito se va dejando ganar por la mística de la revolución. Rebencúo y socotroco, primero, termina en «barbudo», aunque lampiño, concientón. Uno de los que recibiría mazos de llaves de casas del Vedado y Miramar para escoger la suya.

Edificante historia, que es a medias subproducto del neorrealismo italiano y el realismo socialista que no llegó a cuajar en el cine del país de la sabrosura.

Vista hoy, uno se pregunta cuál será el primer «barbudo» fusilado. Si el propio Pedro, que provoca bombardeo de la aviación de Batista por conseguirle caracol a una guajirita, o Campechuela, quien robó una ración de comida a compañero de tropa. Como cabía esperar: ninguno. Para García Espinosa la estancia en la Sierra era una escuela de valores. A Campechuela lo expulsan… evidentemente, no estaban ni Guevara ni Raúl al mando de su pelotón.

El primer cine de la Cuba castrista contiene aciertos estéticos innegables. También El joven rebelde. Pero la responsabilidad que tiene en la edulcoración del incipiente totalitarismo cubano es más que evidente. Algo que sucede con otras cinematografías socialistas. Con la rusa, significativamente.

Pero era la primera tarde de verano. En día así, uno tiene la suerte de poder ser espectador del arte por el arte. De la revolución sin la revolución.

Será el calor.