Prisión Nieves Morejón, Sancti Spíritus, octubre 16 de 2008, (SDP) “Yo no necesito trabajar ni estudiar; todo el mundo lo hace por un objetivo: el dinero, y a mi no me hace falta”. Con estas asombrosas palabras comienza el artículo de prensa, que bajo la firma de Dayamis Sotolongo Rojas, publicó el periódico provincial Escambray el día 2 de febrero del 2008.
En el artículo, su autora analiza la problemática de jóvenes que no estudian ni trabajan y según el escrito, deambulan por las calles espirituanas en los más insospechados “inventos”. Esa palabra en la Cuba actual significa buscar dinero de manera ilegal.
El trabajo periodístico reconoce la gravedad del problema y da cifras que hacen pensar en la magnitud del mismo a nivel nacional, pero sin aportar soluciones.
De acuerdo a un cuadro estadístico, en la provincia Sancti Spíritus existen 17114 jóvenes desvinculados. Esa definición se da en este caso a quienes abandonan los estudios en edades tempranas. No obstante, de ellos, al parecer, han logrado reincorporar a los estudio a 962 y trabajan 2471. Solo 8 de ellos hacen ambas cosas.
En nuestro país, para reducir la tasa de desempleo, el gobierno creó hace varios años el estudio remunerado. Es decir, se paga un estipendio a los estudiantes. Pero no han logrado incentivar a todos a volver a las aulas. Se observa que solo una minoría opta por esa variante. Se reconoce que no todos lo hacen por el interés de superarse.
El gobierno se ufana de cubrir las necesidades básicas de todos los ciudadanos, en especial de la niñez y juventud. Le ofrece a estos últimos enseñanza gratuita y trabajo cuando terminan sus estudios. Cabe preguntarse, ¿por qué hay tantos jóvenes que no le interesa trabajar ni estudiar?
La respuesta a esta interrogante no siempre es la que un joven dio a una Trabajadora social, que aparece en el encabezado de este comentario. Esa no es realmente la causa principal del problema, pues la mayoría sí necesitan el dinero. Lo que sucede es que en nuestro país, el mismo sistema ha sembrado la apatía.
Muchos jóvenes no pueden llegar a la universidad por sus bajos índices académicos o porque no lograron vencer el examen de ingreso a los centros docentes superiores. En las opciones que les ofrece el estado, no encuentran lo suficiente para cubrir sus necesidades y anhelos juveniles.
Según Odalis Camejo Calderón, Especialista Principal de Empleo de la Dirección Provincial de Trabajo, en el territorio espirituano existen alrededor de 3500 plazas vacantes. Sin embargo, las estadísticas nos dicen que en la provincia hay 13681 jóvenes entre los 15 y 30 años de edad, que no trabajan ni estudian.
Es esencial en el problema entender que todo no radica tanto en la ausencia total del deseo de ocuparse en algo válido, sino en que las ocupaciones que el gobierno ofrece no motivan al joven. La razón es que lo que va a devengar, luego de 8 horas de ardua labor, no le alcanza para cubrir ni el 30 % de sus necesidades.
Alexei Cervera, del Buró Provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) dijo: “…. algunos no tienen el nivel cultural para desempeñar determinada plaza y otro es que muchas empresas de subordinación local no concilian con el órgano del trabajo, yo creo que se trata de convenir el interés del joven con las plazas….”.
Continua Cervera: “…. en ocasiones las ofertas son poco tentadoras, poco estimulantes y a veces las condiciones de trabajo son precarias, otro fenómeno es que muchas veces se vinculan a los llamados oficios informarles, es decir trabajan por un jornal para un campesino, se convierten en ayudantes de albañilería o carpintería….”.
Al no poder pagar sueldos acordes al alto costo de la vida en la Cuba actual, mientras al mismo tiempo no permite la iniciativa privada en ningún sector de la economía nacional, da paso de forma directa a otro mal de fondo: la delincuencia y el quebrantamiento de las leyes establecidas.
No podemos ofrecer el número exacto de cárceles existentes en Cuba antes del año 1959, pero podemos decir, sin temor a equivocarnos, que estas han aumentado en un número desproporcionado respecto al crecimiento de la población cubana. Estos datos son secretos de estado.
La inmensa mayoría de quienes hoy guardan prisión en Cuba por delitos comunes, son hombres y mujeres nacidos tras el triunfo de la Revolución.Resultan pocos los mayores de 50 años que conforman la población penal en nuestra patria. Casi todos son hijos de la Revolución Castrista, en su mayor parte, menores de 40 años.
¿Qué les ha hecho delinquir? Muchas podrían ser las causas. Casi todas tienen un común denominador. Un sistema económico-político-social que les impide buscar honradamente un medio de vida acorde a las necesidades básicas de cualquier ser humano.
Como reza el viejo refrán: “Quien siembra vientos recogerá tempestades”. Eso es lo que ha hecho en nuestro país “el mejor sistema político-social del mundo”.
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