LOS PRETENDIENTES IDEOL'OGICOS DE " LA REVO "
Tomado de El Nuevo Herald.com
Los pretendientes ideológicos de `la revo'
Por Emilio Ichikawa
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Cuando llegó a jovencita, a la edad de merecer, dos amantes muy fuertes se pelearon por ella. Nadie sabía por cuál de los dos optaría hasta que una vecina chismosa vio a uno de ellos con el misil recto escondido en su patio. Dicen que el rival se puso frenético al enterarse. Pero al final, como pasa entre guapos, hicieron un pacto: ''Bueno, quédate con ella, pero te haces responsable'', le dijo el perdedor. ''Está bien, y si me la tocas, te mato'', concluyó el otro.
Los problemas pudieron terminar ahí, pero ''la revo'' siguió coqueteando a escondidas con el amante desplazado. Le enviaba esquelitas furtivas a través de terceros, aceptaba regalos, se fugaba a un país vecino para disfrutar su dinero. Furioso por tanta ausencia dudosa, el novio se montó en un tanque y empezó a invadir casas ajenas. Mientras las derrumbaba le gritaba: ``Revo, si no eres mía no serás de nadie. ¡No es una broma!''
Y entonces ella, que ya era una mujercita con ganas de asentar cabeza, recapacitó: ``Está bien, bolo, yo hago lo que tú digas: me caso, me hago el congreso, me pongo la constitución y vamos de luna de miel a Angola''.
Pero ''la revo'', incorregible, no dejó de calentar potencias. Sin ponerle los cuernos al marido, hay que decir verdad, llamaba semanalmente a su jeque árabe, al vengador latino y a su cantante español favorito (con quien compartía un ramillete de promesas). Todo estaba en regla: él proveía y ella tenía la casa más o menos en orden, con fiestecitas los fines de semana para hablar de las deudas impagables, el combustible, las marcas de ropa, el gancho de Félix Savón y el bate de Armando Capiró.
El tiempo transcurrió y aquello, de matrimonio feliz, pasó a ser una insoportable rutina. El, muy responsable, trató de rejuvenecerse un poco: se fue al quirófano y empezó a tomar unas pastillitas de perestroika, que empeoraron las cosas. Bueno, todo acabó en divorcio. La ''revo'', que ya era una mujer hecha y derecha, se tiró por la calle del medio, juntándose sucesivamente con un mexicano nacionalista, un venezolano golpista y, para colmo, recibió un día a aquel primer amante desdeñado que con el tiempo se había inflado en dólares.
Había ciertos límites en todas estas correrías, pues ''la revo'' convivía aún con el viejo marido y le guardaba la forma. Hasta que un día enviudó. Y entonces sí se armó la pachanga del siglo XXI. Como si fuera aquella niñita que corría en el portal de los años 50 y 60, la señora empezó a salir con italianos, coreanos, japoneses, congoleses, hasta que a última hora, aquejada de tiempo, dicen que se confesó con un patriarca ruso y entregó lo que queda de cuerpo a un médico chino.
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