CUBA: LOS SÚBDITOS AGOTADOS
Los súbditos agotados
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El general Raúl Castro es una sombra. El mismo lo dijo, en un rejuego de palabras durante el discurso que pronunció el pasado domingo en Holguín para conmemorar la fecha del 26 de julio. Utilizó la metáfora cuando advirtió esa mañana que el sol que brillaba a sus espaldas, impedía que los cubanos reunidos a sus pies en la plaza, pudieran ver su figura. “Verán, si acaso, una sombra: ese soy yo”, afirmó medio en serio medio en broma.
¿Ironía o un chiste a destiempo? Sea lo que fuere, la afirmación coincide con lo que se percibe dentro y fuera de Cuba: El general presidente es la sombra de su hermano Fidel, el sol que lo alumbra a sus espaldas. Un sol en extinción por cierto.
A causa del caluroso sol mañanero, de su figura ensombrecida y de la ausencia de buenas noticias, su discurso fue muy breve. Anunció mayores carencias económicas y exhortó a trabajar la tierra, que está ahí, desde siempre, esperando por el esfuerzo y el sudor de los cubanos. Si hay que mejorar la alimentación y la calidad de la vida habrá que sacar fuerzas de donde ya casi no quedan.
No hay ningún plan de fondo. Cero aperturas económicas integrales. Raúl Castro sólo busca reformar el socialismo a ver si funciona. Una fórmula fallida demostrada por la experiencia de los ex países comunistas de Europa del Este y la extinta Unión Soviética.
La gravedad de la crisis económica interna es notoria. Así lo reconoció ante la Asamblea Nacional Adel Izquierdo, viceministro primero de Economía y Planificación, según Granma:. “El funcionario sustentó con inobjetables cifras y hechos, la grave situación económico-financiera que atraviesa el país, a causa de los efectos de la crisis mundial sobre nuestra economía, en particular la reducción significativa de los ingresos provenientes de las exportaciones y las restricciones adicionales para acceder a fuentes de financiamiento externo.”
No es un descubrimiento. Lo sabe, como dice el refranero popular, “todo el mundo y su tía”. Si no se produce no se exporta. Si no se vende no hay dinero. Si no hay dinero no se puede comprar. Así de sencillo. Sucede con los países lo mismo que con las personas.
¿Qué hace falta para producir más y mejor? Cambiar las reglas del juego. Dejar a un lado ese modelo obsoleto de socialismo totalitario, estatista y controlador. Claro, eso supone libertad económica y en la situación de Cuba puede conducir a la búsqueda de libertades políticas.
Y con eso no juega la gerontocracia del poder castrista. La cúpula gobernante, envejecida y agotada, prefiere mantener las cosas como están. Saben que los súbditos están agotados, pero a fin de cuentas, reconocen que ellos también lo están. Tan agotados como el modelo castrista, como lo que fue un día la Revolución Cubana.
¿Por qué no permiten libertades económicas a los súbditos para que hagan fructificar la tierra, aumenten la producción en general y se recomponga de una vez por todas la sociedad cubana? Porque eso puede convertir a sus súbditos en ciudadanos. Es sencillo. La gerontocracia no quiere perder el poder. A sus años, los del equipo dirigente, prefieren la estabilidad de la miseria que la fructífera dinámica de las libertades.
Para ellos, el poder tiene ahora otra dimensión. Ya no se trata del goce de libar sus mieles. Llevan medio siglo haciéndolo. Es un problema de sobrevivir los días de vida que les quedan. Todos han rebasado ya su expectativa de vida promedio. Han asegurado el futuro material de sus hijos y familiares cercanos. Mantener el poder es su garantía para no morir en tierras ajenas o acabar tras las rejas.
Los tiempos que corren no perdonan a los victimarios en fuga. Hoy se les tolera y reconoce en los foros internacionales y en los salones de gobiernos extranjeros, porque están en el poder. Mañana sería distinto si son incapaces de imponerse a sus súbditos.
Raúl Castro, Machado Ventura, Ramiro Valdés, y otra veintena de geriátricos jerarcas más, tienen demasiado que responder ante un tribunal cualquiera. ¿Para qué exponerse a esa posibilidad, introduciendo piruetas reformistas en el régimen, que puedan provocar su salida del poder?
¡Ojalá me equivoque en este análisis un tanto cínico pero realista! pero no dudo que todos ellos han sacado sus cuentas biológicas. Confían en que podrán controlar la rebelión de los ciudadanos, mientras mantengan a los súbditos cansados, agobiados y con la dosis adecuada de represión. En esos menesteres les sorprenderá la muerte, sin tener que enfrentar mayores angustias.
Esa gerontocracia dirigente ya hizo la Revolución. La ganó, la disfrutó, la inscribió en la historia como referente, para bien y para mal. También están agotados. No les importa ya mirar con desconsuelo que los resultados de medio siglo de esfuerzos fueron inútiles para mejorar la calidad de vida de los cubanos.
Ellos vivieron su tiempo. Su meta final es morir en el sistema que crearon. La reforma del régimen es cuestión de otros. Hoy por hoy todo indica que la alternativa es un imponderable, pero la gerontocracia gobernante confía en que es sólo eso: un imponderable.
Fonte: Identificada en el texto
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