miércoles, agosto 05, 2009

TESTIMONIOS DE UNA REVUELTA POPULAR CUBANA: EL MALECONAZO

REVUELTA POPULAR EN LA HABANA
EL MALECONAZO. 5 DE AGOSTO DE 1994.

ESCENAS Y TESTIMONIOS



ESCENAS DEL MALECONAZO



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TESTIMONIOS SOBRE EL MALECONAZO

Primera Parte



SegundaParte
http://www.youtube.com/v/-Mc4Fns3s1I&hl=en&fs=1&


Tercera Parte

http://www.youtube.com/v/BaZfoAuZVys&hl=en&fs=1&
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Un eco del Maleconazo en Pinar del Río

Por Pedro P. Arencibia Cardoso

En el año 1994, en la Iglesia de la Caridad de la ciudad de Pinar del Río y después de finalizada la Misa del 8 de septiembre con el canto final Virgen Mambisa , se empezó a alabar a la Virgen de la Caridad con los versos del estribillo de la canción ¨ Veneración ¨ de Rafael Cueto, el integrante del famoso Trío Matamoros: ¨ Y si vas al Cobre / quiero que me traigas / una Virgencita de la Caridad./ Yo no quiero estampas/ Yo no quiero flores / lo que quiero es Virgen de la Caridad .¨ pero el canto rápidamente y de manera espontánea, y siempre acompañado por instrumentos musicales, fue cambiado por: ¨ Yo no quiero estampas / Yo no quiero flores / Lo que quiero es Cuba / ¡ LIBRE DE VERDAD !

Ese canto que comenzó frente al altar de la Virgen con unos pocos cantantes, se extendió a numerosos fieles por todo el concurrido templo y llegó, acompañado de algunos instrumentos, hasta la acera de la calle San Juan frente al templo. Después de terminar de cantar esos versos comenzamos a gritar LIBERTAD !, LIBERTAD !, LIBERTAD !, ya que estaban reciente los sucesos de la masiva protesta popular conocida como ¨ El Maleconazo ¨ del 5 de agosto de 1994.

La Brigada de Respuesta Rápida, porra Castrista paramilitar dirigida por un entonces mayor de la Seguridad del Estado, que todos los años vigila la Misa desde la acera oeste de la calle San Juan, más algunos colaboradores y Personal de Confianza de la Seguridad del Estado que ¨ participaban ¨ encubiertos dentro del templo, no sabían que hacer y se mostraban desconcertados ante la situación y caminaban apurados y corrían de una parte para otra con miradas nerviosas a los jefes de ¿! Qué hacemos ?!., pero los jefes no estaban menos desconcertados que los subordinados.

Nos cansamos de cantar y de gritar, y con la autoestima alta y más felices que nunca, aunque con temor, nos fuimos en grupos para nuestras casas con la satisfacción de que durante 15 ó 20 minutos nos comportamos como hombres y mujeres libres, fieles seguidores de la Virgen Mambisa.