martes, enero 12, 2010

CUBA: LO SUBLIME Y LO CANALLA

LO SUBLIME Y LO CANALLAJustify Full


Por Angélica Mora

12 de enero de 2010

Apuntes de una Periodista

Florida, USA – www.PayoLibre.com – Escribía recientemente que el mundo se halla dividido en dos partes. Y detallaba algunos ejemplos de como la religión era utilizada por clérigos radicales con los fanáticos, para que estos cumplieran propósitos de destrucción.

Hoy me voy a referir a la otra escisión. Al cisma que crean los políticos en el mundo, para reinar sobre los pueblos mediante el odio. De ahí surgen dos categorías: los valientes y los cobardes.

Hay quienes todo lo entregan por amor. Son los temerarios, que luchan por el resto.

Los de Cuba los conocí hace 24 años y desde entonces los admiro. Siempre afanados, en aquel entonces recogiendo y escribiendo denuncias que luego pedían a viajeros amigos que las sacaran fuera del país. Estos cumplían el encargo, llevando los pequeños papeles en los pliegues de las camisas o los ruedos de las sayas. Eran pocas denuncias, pero bastaban para dar a conocer fuera de Cuba, la perversidad del régimen.

Luego vino la maravilla de las llamadas por teléfono. Al principio a través de terceros países. Se compraba la oportunidad del uso a los que tenían el servicio, con algún artículo (en su mayoría pollos) que servía de trueque, por unos minutos de lectura de las denuncias hacia el exterior.

Por supuesto que conozco de estas y otras diligencias de los activistas y periodistas independientes cubanos. Muchas veces, en el medio de la lectura, había un silencio al otro lado de la línea y yo retenía el aliento, porque "sentía" el peligro. El disidente me comenzaba a llamar "Angie" y me contaba para disimular, lo horrible que estaba el tiempo... hasta que la persona se iba y podíamos, sólo entonces, retomar el hilo de las denuncias.

En una ocasión, el encargado de turno de leérmelas me pidió un tiempo. Luego se disculpó, me explicó que las tenía escondidas entre las tablas del piso y había tenido que sacudirlas y limpiarlas para poder hacerlas legibles.

En 1996, durante la cacería del gobierno contra los integrantes de Concilio Cubano, escuché impotente, imposibilitada de hacer nada, los llamados que hacían de teléfono en teléfono, mientras la jauría canalla los perseguía.

Conocí el drama de Gloria Amaya, a quien el régimen le arrebató sus tres hijos, dos presos políticos, por quienes marchó incluso en silla de ruedas, para que fueran puestos en libertad. El tercero, preso de la ola represiva del 2003, está en el exilio.

Sublime anciana, a quien se le negó su derecho a tenerlos junto a sí, como consuelo, antes de morir.

Supe de las ilusiones de Carlos Costa, quien había estudiado en la misma Escuela de Aviación que mi hijo, también llamado Carlos... Volé con Costa y otros rescatistas, mientras buscaban balseros en los pequeños aviones de Hermanos al Rescate.

Costa y otros tres patriotas -Armando Alejandre, Mario de la Peña y Pablo Morales- murieron el 24 de febrero de 1996, en el derribo ordenado por Raúl Castro de las dos avionetas en que ellos viajaban.

Así que, bien puedo contar y tener el derecho a catalogar: de este lado los sublimes y de este otro lado los canallas.