Luna azul donde ni los orishas coinciden
Por Manuel Vázquez Portal
Una esplendorosa luna llena esperó al año 2010. La segunda luna llena del mes de diciembre. Por eso luna azul.
Era quizás Yemayá rielando sobre su propia casa en el Malecón habanero, en la bahía de Key Biscayne, en la Rivera francesa y en el Mar Mediterráneo. Era tal vez Obbatalá asomado al mundo para mirar cómo andaba su creación y en qué podría ayudarles.
Los sacerdotes yorubas oficialistas cubanos se reunieron y afirmaron que Yemayá, junto a Changó, regirán el nuevo año y que será bueno.
Los sacerdotes yorubas independientes dijeron que es Obbatalá quien regirá acompañado de Oyá, y que será mejor porque habrá cambios rotundos, aunque las broncas serán de ampanga.
Los oficialistas aseguraron que el signo del año será Obesa cuya profecía: Ire arikú Iowo Orunmila, habla de un bien de salud.
Los independientes afirmaron que el signo del año será: Baba Eyiobe que anuncia cambios, la pérdida de mayores, necesidad de diálogo y cooperación entre quienen tienen el poder.
Desde un alto balcón en el Vedado Yoani Sánchez lanzaba su tradicional cubo de agua para que con su fluir arrastrara lo malo. Desde alguna calle de Paris Zoé Valdés miraba la iluminación de la Torre Eiffel y quién sabe si recordaba una ciudadela de la Habana Vieja. Desde alguna esquina de Nueva York María Werlau veía caer los copos de nieve sobre Times Square y rememoraba el olvido en que han querido sumir a las víctimas del castrismo. Desde Madrid Silvia Iriondo tal vez disfrutaba del rumor de la Fuente de Neptuno pero añoraba el Malecón Habanero y la Bahía de Key Biscayne.
Quizás fueran felices pero ninguna estaba en la Cuba que sueñan. Así me dijo Yolanda, quien miraba dichosa a Gabriel, pero no podía dejar de pensar en Laura Pollán y Bertha Soler, cuando la invité a brindar por todas en el primer minuto del 2010.
Desde muchas celdas a lo largo de la isla 54 amigos míos, quienes llevan siete años sin celebrar la llegada del año nuevo, tal vez no supieron que era luna azul, que los sacerdotes yorubas cubanos no se ponían de acuerdo, que Yoani, Zoé, Silvia, María y Yolanda padecen diferentes nostalgias y añoranzas, y que yo pensaba en ellos y me juraba en secreto no olvidarlos, aunque cada cual piense a su modo y ni los orishas se pongan de acuerdo.
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