martes, febrero 09, 2010

CUBA: Los frutos podridos del paraíso

Nota del Bloguista

Como las conocidas coplas de Jorge Manrique por la muerte de su padre, ahora parece que ¨todo tiempo pasado fue mejor ¨, pero Cuba NUNCA fue un paraiso, y mucho menos durante este más de medio siglo de Castrismo donde por sólo levantar dignamente la cabeza sufriríamos en toda su intensidad las llamas de ese infierno.
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Los frutos podridos del paraíso


Jorge Olivera Castillo.
Sindical Press.

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - El mar de los subsidios tiene hoy las dimensiones de un charco. El pleno empleo, el desarrollo extensivo e intensivo de la burocracia, y el desvío de recursos practicado por miles de funcionarios locales, provinciales y nacionales bajo el amparo del descontrol y la indisciplina, son algunos referentes para comprender el sonido de las alarmas actuales.

El Estado Benefactor va rumbo a la extinción, aunque los voceros del desastre traten de dorar la píldora. No hay manera de mantener las gratuidades, subvenciones y otras entregas que crearon la ilusión de un socialismo viable, y donde no habría tiempo para padecer la fiebre de la infelicidad.

Salvador Valdés, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), ha aludido en recientes intervenciones a la imperiosidad de un masivo recorte en las plantillas laborales y el cese de los pagos por desempleo que ascendían hasta un 60 por ciento del salario.

Al final del camino está la productividad y la eficiencia. ¿Alcanzarán por fin la meta? Es difícil preverlo. ¿Acaso se podrían dejar fuera las incidencias de los imprevisibles traspiés y las polvaredas que obligan a andar a ciegas? Esas reformas que obvian la integralidad y la coherencia pueden estar en consonancia con la estimulación de un ambiente social proclive al estallido.

La confianza en los mecanismos represivos como elemento de contención, no es una garantía para practicar una especie de terapia de choque, con muy pocos elementos que compensen las privaciones inherentes a estos períodos de reajustes.

¿Por qué no se acaban de liberar las fuerzas productivas? ¿Hasta cuándo habrá que esperar por la descentralización que conduzca a la definitiva instauración de la economía de mercado? Se ha esperado tanto que el precio político a pagar por cualquier movimiento en esas direcciones podría multiplicarse hasta llegar a cifras escalofriantes. Lo peor es que se quiere reestructurar moviendo ciertas fichas en la superficie y con un plan ajeno a la transparencia.

Al parecer existen elevados niveles de suspicacias hacia la importación de alguna variante del modelo chino. Aunque la nomenclatura de la Isla busca la manera de perpetuarse en el poder, no confía en el éxito de la fórmula.

En Cuba, una parte sustancial de los militantes del partido y la juventud comunista presentan notables evidencias de volubilidad moral, marcados perjuicios éticos muy bien amoldados a las escenas de fidelidad, además de otras manifestaciones de degradación que lo invalidan para sobrevivir en un contexto donde el puritanismo ideológico cede el paso a una mentalidad pragmática.

La racionalización de plazas y el paulatino desmontaje de los programas populistas, son sólo muestras de los malos tiempos que se avecinan. El Estado se acerca a la quiebra. Entonces, ¿cómo se explica que entre esa élite “proletaria” haya decenas de millonarios? ¿Con qué moral se paran en una tribuna a pedir nuevas cuotas de sacrificio al pueblo, a nombre de un socialismo que ha convertido a la nación en un almacén de penurias, miedos y desesperanzas?

Es oportuno subrayar que las alternativas laborales para los miles de cesanteados se limitarán al trabajo en el campo o en la construcción.

¿Y los salarios? Salvador Valdés fue cauto en la respuesta. Prefirió, por el momento, no echarle más leña al fuego.

oliverajorge75@yahoo.com