LA HUELGA DE MELLA

Por Rogelio Fabio Hurtado

Periodista independiente.
primaveradigital@gmail.com


Marianao, La Habana, 25 de marzo de 2010, (PD) Con su trágico desenlace, la huelga de hambre protagonizada por Orlando Zapata Tamayo es la más prolongada de todos los tiempos en Cuba. Sus precedentes más relevantes fueron la protagonizada por el también líder estudiantil y opositor al régimen comunista Pedro Luís Boitel y la realizada en diciembre de 1925 por Julio Antonio Mella, a raíz de haber sido encarcelado junto a un grupo de activistas de izquierda bajo los cargos de dinamiteros.

Esta última huelga de hambre, la única exitosa y la más breve de todas, es la más conocida en Cuba, por la relevancia política de su protagonista. El libro Julio Antonio Mella, una biografía de la profesora alemana Christine Hatzky, nos ofrece una reseña válida de aquel suceso.

Mella, al igual que Zapata Tamayo y Pedro Luís Boitel, comienza su huelga para protestar contra su encarcelamiento y el de sus compañeros. Hijo de irlandesa, estaba familiarizado con el empleo de este método de lucha por los independentistas de Irlanda del Norte, en especial con la llevada a cabo por Terence McSwiney, quien murió al cabo de 42 días de ayuno.

Hatzky refiere como “la poca familiaridad de la opinión pública cubana con este medio de lucha político condujo a que en pocos días se tuviera por segura la muerte de Mella, lo cual contribuyó a que este obtuviera relativamente rápido su liberación”.

Aquí tenemos ya dos diferencias decisivas a favor del joven comunista: existía en aquella Cuba temprana la Opinión Pública y la posible muerte de un hombre joven movía a la preocupación en su defensa: “En la medida en que empeoraba el estado de salud de Mella, crecía la ola de protesta: un hombre, que mediante una huelga de hambre, bajo riesgo de su vida, protestaba contra su encarcelamiento, era algo que en Cuba nunca se había dado”.

Zapata prolongó la suya más de 80 días y muchos vinieron a enterarse al día siguiente de su muerte.

Reconoce la profesora que “la situación no era tan peligrosa como se consideró por la opinión pública, pues Mella no sólo tenía a su lado a un destacado médico, sino también a un enérgico grupo de jóvenes activistas que organizaron la campaña con gran profesionalidad”. ¿Diría el Sr. Ubieta que estos eran los instigadores?

La protesta de Mella contó con un portavoz: el periódico El Día, un diario conservador que se alineaba contra el Presidente Machado y mantuvo permanente cobertura sobre el acontecimiento. Esto “convirtió a la huelga de hambre en un drama nacional. Como en una novela por entrega, el lector podía informarse día tras día acerca del estado de salud de Mella y era confrontado con su rostro sufriente”. Se informaba a diario su temperatura corporal y el resultado de los análisis clínicos que se le practicaban.

Por su parte, destacadas personalidades nacionales e internacionales se pusieron de su parte y suscribieron una carta abierta de protesta dirigida a Machado, en que exigían su liberación. Los padres de este y su hija le pidieron públicamente por la vida del revolucionario.

¿Estará al corriente el Sr. Barnet del estado de salud de Guillermo Fariñas?

Transcurrida la primera semana de huelga, el médico y el abogado de Mella “exigieron al Tribunal que permitiera su traslado a un hospital”, lo cual les fue concedido el 14 de diciembre, fecha en que el huelguista fue trasladado a La Quinta de Dependientes, acompañado durante el trayecto por una multitud de habaneros.

Si tenemos en cuenta que Zapata Tamayo sólo fue trasladado al Hospital Amejeiras a los 70 días, nos quedará claro cuánto han cambiado los tiempos.

Por último, la protesta cívica de la sociedad civil alcanzó proporciones nacionales, con la participación activa de sociedades fraternales de todo tipo. En muchas ciudades de ambas Américas realizaron manifestaciones de solidaridad con Mella. El senado de la República de México aprobó una moción pidiéndole a su Presidente la intervención personal ante Machado. Varios parlamentarios argentinos hicieron lo mismo.

El 22 de diciembre, a los 17 días de comenzada la huelga, Mella sufre un ataque cardiaco y la situación alcanza su clímax. Los médicos de la Quinta le presionan para que deponga su actitud o, de lo contrario, se marche del Hospital. Mella rechaza ese ultimátum y persiste. Muchos estudiantes y parte de sus compañeros comienzan a considerar la necesidad de interrumpir la Justify Fullmisma. Algunos líderes sindicales preparaban como último recurso, una huelga general.

“Estas últimas pruebas de fuerza pusieron a Machado de rodillas. El 23 de diciembre, a las cinco y media de la tarde, el tribunal dio a conocer la derogación de la orden de detención y decretó la liberación provisional de Mella bajo una fianza de mil pesos”, concluye la profesora alemana.

¿Aceptará el General que hoy nos gobierna dejar morir también a Guillermo Fariñas y quedarse por debajo del Asno con garras? Quiera Dios que no.
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Presos políticos cubanos que han muerto en huelgas de hambre (1959-presente)
Actualizado Marzo 1, 2010

Fidel Castro estuvo preso sólo 18 meses de una condena de 15 años de cárcel por dirigir el ataque al Cuartel Moncada. El dictador Fulgencio Batista cedió ante la presión pública y liberó a todos los implicados. Durante su confinamiento gozaron de privilegios de presos políticos – comodidades, visitas, abundante material de lectura y deportes en grupo. En cambio, durante los 51 años de régimen Castrista el trato a los presos políticos ha sido deplorable --trabajo forzado, torturas, palizas, malnutrición, falta de atención médica, y hasta asesinatos a manos de los guardias penitenciarios. Muchos han recurrido a huelgas de hambre para exigir un trato humano. Lamentablemente, algunos han pagado con sus vidas.

12 casos documentados a la fecha.
Ver detalles en www.CubaArchive.org/database.
Ver informe con fotos en formato PDF en www.CubaArchive.org, sección Informes.

Roberto López Chávez, de 25 años, murió el 12/11/1966 en la prisión de Isla de Pinos. En prisión desde 1961, comenzó su huelga de hambre en protesta de una salvaje golpiza por los guardias. Le trasladaron a una celda de castigo y le negaron agua, lo que empeoró su condición. Estaba tirado en el suelo boquiabierto y gritaba pidiendo agua cuando varios guardias entraron a su celda y uno orinó en su boca. Murió al día siguiente, en día nro. 70 de su huelga, sin recibir atención médica.

Luis Álvarez Ríos, de 31 años, murió el 8/9/1967 en la prisión Castillo del Príncipe de La Habana. Había sido condenado a 20 años de prisión por contrarrevolución. Él y otros presos iniciaron una huelga de hambre pidiendo ser separados de los delincuentes peligrosos. Al 11vo día, las autoridades carce-larias aceptaron negociar y los presos depusieron la huelga. Pero, no se les prestó atención médica y, en cambio, se les sirvió comida pesada. Los presos médicos dijeron era peligroso comer así, ya que el cuerpo debe ingerir alimentos gradualmente luego de un ayuno. Un grupo de presos comió y Alvarez Ríos murió casi de inmediato. A la familia sólo se le permitió un funeral de dos horas.

Francisco Aguirre Vidarrueta, murió en septiembre de 1967 en la prisión Castillo del Príncipe de La Habana. Se negaba a vestir el uniforme azul de los presos comunes y pedía ser reconocido como preso político.

Carmelo Cuadra Hernández, murió el 7/29/1969 en una prisión de La Habana en huelga de hambre, sin atención médica.

Pedro Luis Boitel, de 34 años, murió el 5/25/1972 en la prisión Castillo del Príncipe, La Habana. Líder de la lucha contra Batista, lo condenaron a 10 años por contra-revolución por oponerse al secuestro del ideal democrático. En la cárcel sufrió torturas, palizas y abusos y se le prolongó la sentencia. Junto a otros presos, participó en muchas huelgas de hambre en protesta de los fusilamientos y exigiendo derechos de presos políticos. Murió el 12vo año de su encierro, día 53 de huelga, sin asistencia médica y maltra-tado por los guardias mientras agonizaba. Al morir, la Seguridad de Estado agredió a su madre viuda y la aisló en su casa.

Olegario Charlot Spileta, murió el 1/15/1973 en la prisión de Boniato, Santiago de Cuba, en huelga de hambre, sin recibir atención médica.

Enrique García Cuevas, murió el 5/23/1973 en la prisión provincial de Pretensado, Las Villas. Comenzó su huelga en la prisión de Manacas, ya débil por la desnutrición, en protesta por el trabajo forzado y las condicio-nes inhumanas. Con 25 días de huelga, lo trasladaron a otra prisión, donde murió sin atención médica.

Reinaldo Cordero Izquierdo, murió el 5/21/1975 en una prisión de Pinar del Río. Después de servir su sentencia de 10 años, se la aumentaron arbitrariamente. Durante su último año de reclusión había sido torturado severamente. Comenzó su huelga exigiendo su liberación y murió en su celda por complicaciones, sin atención médica.

José Barrios Pedré, murió el 9/22/1977 en la prisión Pretensado, Las Villas. Comenzó su huelga de hambre recluido en una celda de máximo castigo.

Santiago Roche Valle, de 45 años, murió el 9/8/1985 en la prisión Kilo 7 de Camagüey. Sufrió un paro cardíaco, sin haber recibido atención médica.

Nicolás González Regueiro, de 42 años, murió el 9/16/1992 en la prisión de Manacas, Las Villas. Estaba cumpliendo 4 años de prisión por distribuir propaganda enemiga cuando le salió una úlcera duodenal. Comenzó su huelga para protestar la falta de medicina y su encierro entre delincuentes.

Orlando Zapata Tamayo, de 42 años, murió el 23/2/2010 al día 82 de su huelga. Arrestado en 2003 y en condenado en 2004 a 3 años por desacato, desorden público y desobediencia, fue designado preso de conciencia por Amnistía Internacional. En prisión, le aumentaron su sentencia a más de 30 años por protestar contra los abusos que sufría. Luego de numerosas palizas y torturas, comenzó su huelga exigiendo su integridad física y ser reconocido como preso político. Por 18 días, se le negó agua de tomar, lo que condujo a insuficiencia renal. Luego, lo dejaron desnudo bajo un aire acondicionado y le dio neumonía. Horas antes de su muerte, lo llevaron a un hospital.

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