Esclavos del poder
Esclavos del poder
Por Pedro Corzo
Los vínculos que existen entre los gobiernos de Cuba y Venezuela no tienen precedentes en otros países del hemisferio americano, y sólo es posible apreciarlos, salvando las diferencias, en las relaciones que sostuvieron Italia y Alemania en el período previó a la Segunda Guerra Mundial y durante el propio conflicto.
Adolfo Hitler sentía veneración por Benito Mussolini. El dictador alemán después de entrevistarse con su par italiano llegó a decir que El Duce era en su opinión el hombre más importante y relevante que había nacido en los últimos mil años, una subordinación que tiene muchas semejanzas con la que Hugo Chávez práctica con Fidel Castro.
Sin embargo, Mussolini sentía un profundo desprecio por Hitler, le criticaba fuertemente y hasta entre sus mas allegado calificaba al líder alemán de histérico con inclinación al homosexualismo. Hasta el presente ignoramos la opinión personal que tiene el déspota cubano sobre el caudillo venezolano. Las apariencias aparentan una amistad sólida de ambas partes, pero recordemos que las “apariencias a veces engañan”.
( Adolfo Hitler y Benito Mussolini )
El germano nunca imaginó lo que sentía realmente el italiano por él y la verdad histórica es que siempre le admiró, y le prestó, durante la segunda gran guerra, un apoyo político y militar que la parte italiana nunca compensó. Sin dudas que aquella relación fue muy peculiar, ya que el Poderoso, Hitler, dependía emocionalmente de un dictador débil política y militarmente como Benito Mussolini.
Aquí encontramos otra analogía entre Fidel Castro y Hugo Chávez. Es Venezuela quien subsidia al régimen de La Habana, pero es Caracas la que parece estar sometida a la voluntad de dictador antillano. Fidel Castro y lo que él significa ha seducido al presidente venezolano de manera vergonzosa. Las referencias constantes de Chávez al dictador cubano, y el hecho de representar las acciones y decisiones de Castro como si hubieran sido ejecutados por una divinidad, demuestran su incapacidad para actuar en base a sus propios razonamientos e ideología.
La fascinación que siente Hugo Chávez ante Castro es tan enfermiza como la que padeció Adolfo Hitler en relación a Mussolini.
Alemania como consecuencia de la incapacidad de Mussolini, se vio obligada a ocupar Italia en 1943, lo que permitió al dictador conservar el poder por un breve periodo de tiempo. El Reich envío inútilmente a la península decenas de miles de toneladas de armas y grandes cantidades de combustible que nunca fueron usados por las fuerzas italianas. Mas aun, cuando El Duce fue depuesto y arrestado, Hitler ordenó un rescate digno de una película de aventuras, bajo el comando de Otto Skorzeni. Poco después le inventó en el norte de Italia, la República de Salo, una ficción que le permitió a Mussolini imaginar que seguía gobernando, pero que no le hizo cambiar el sentimiento de desprecio que sentía por su aliado nazi.
Es interesante y si se hace referencias a las semejanzas, también hay que destacar las diferencias, El Duce nunca se sometió a Hitler, de la manera en que lo hace Chávez con Castro.
Mussolini estaba consciente que para que él y su régimen sobrevivieran tenían que aceptar la arrogancia y el poder alemán, pero en el caso cubano venezolano no es así, es el régimen de La Habana y no el de Caracas el dependiente. Cuba no puede sobrevivir con sus propios recursos y necesita los subsidios de Venezuela, pero son los cubanos los que con los bienes venezolanos han hecho acto de presencia en ese país de manera hegemónica.
El gobierno de Venezuela ha permitido prácticamente una invasión de funcionarios cubanos, civiles y militares, que según los entendidos, controlan la mayor parte de la administración, y ejercen influencia y un relativo control sobre las fuerzas de seguridad pública y los organismos armados del estado.
Desde Cuba han llegado a Venezuela miles de personas, algunos especialistas o técnicos en ciertas ramas del conocimiento, pero la mayoría son asesores o instructores en el dudoso oficio de imponer métodos que permitan implementar en el país sudamericano un régimen con la capacidad de sobrevivencia del cubano.
El presidente Hugo Chávez, a pesar de que el régimen de La Habana solo ha sido eficiente en la consumación del control de la información y la expresión ciudadana, junto a la constitución de una fuerza política y de espionaje de excelencia, ha supeditado a la autoridad de los Castro la soberanía de su país y tomado a Cuba como modelo de gobierno a seguir.
En un esfuerzo de objetividad es muy difícil identificar cabalmente a Hugo Chávez y Fidel Castro con cualquiera de los dos déspotas fascistas, aunque repetimos que hay semejanzas entre los cuatros, pero mas allá de esas similitudes hay una verdad ajena a cualquier especulación y es que Mussolini aceptó la ingerencia alemana por el poder con que contaba ese país, pero Chávez aprueba la cubana por una subordinación a Fidel Castro que linda con la humillación. Si lo hace por devoción o conveniencia es otra pregunta que no cambia la opinión que cada uno podemos hacernos del gobernante que deshonra la espada de Bolívar.
En fin, la relación Hugo Chávez y Fidel Castro, tendrán semejanzas y diferencias a las que sostuvieron Benito Mussolini y Adolfo Hitler, pero hay una constante invariable entre estos cuatro apocalípticos jinetes, y es que gustan del Poder por encima de todo lo demás y que para conseguirlo y conservarlo, son capaces de cualquier cosa.
Pedro Corzo (*)
pedroc1943@msn.com
*.-Periodista y Director del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo
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