BARACUTEY CUBANO

Por Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2010-03-18


La agencia Prensa Latina acaba de sacar a la luz otra carta con un llamamiento de los “intelectuales” cubanos a frenar la campaña mediática internacional, nacida a raíz de la muerte del opositor Orlando Tamayo Zapata. Lo curioso de esa carta, donde involucran a la UNEAC y también a su hijo adoptivo, la Asociación Hermanos Saíz, es que no lleva la firma de ellos. La mala experiencia sufrida por parte de algunos de esos intelectuales, al apoyar, mediante una carta similar, el fusilamiento de los tres negritos que secuestraron aquella lancha de pasajeros, los aconsejó esta vez mantener en la sombra la identidad. Es muy probable que el desespero por mandarlos al exterior en busca de esa divisa, hoy más que nunca necesitada, los obligara a esa prudencia tan humillante en este caso.

¿Por qué, no? Puede tratarse también de una maniobra gubernamental en ese afán desesperado por lavar un poco su imagen, otorguémosles entonces el privilegio de la duda. Aunque conociendo muy bien el papel desarrollado por esta selecta casta de nuestra sociedad y verdaderos arquitectos de ese proceso utópico que, aún se arriesgan en llamar “revolución”, no debe sorprendernos insistan en apoyar lo que saben perfectamente ha fracasado desde hace muchos años.

¿Cuántas veces más podrán traicionar a su pueblo? Quién pudiera tener esos poderes divinos para predecirlo, han sido tantas las veces que ya comenzamos a perder la cuenta. Se unen otra vez pájaros y pájaras alrededor del mismo trasero que les ofrece calor y protección, cuando el sol sea muy fuerte, acudirán corriendo estos infelices desplumados en busca de sombra para proteger su pellejo. ¿No estaremos en presencia de otro llamado de “confirmación revolucionaria”? Tampoco se puede dudar, es un método utilizado en tiempos de crisis. Los iluminados idiotas de este continente nunca comprenderán el sentido de estas palabras, pobres de ellos también.

Infelices los que deben responder inmediatamente a las órdenes o caprichos de sus amos. ¿No vienes, no firmas? Cero auto, publicación, viajecitos al exterior, grabación de tus discos, exposición de tus cuadros. Cero casa buena en zona congelada aunque vivas en el trópico, cero rostro que aparece por televisión y voz que se escucha por la radio, ¿firmas?, ¡firmo veloz!, ¿dónde? Donde quiera.

Rara carta la sacada a la luz sin firmas ni nombres, peor aún su contenido, pero ya debemos estar acostumbrados, ¿no? Dicen los intelectualitos o al menos, los que escribieron en nombre de ellos, Orlando Zapata Tamayo murió en una huelga de hambre reclamando le instalaran en su celda teléfono, cocina y televisor. Se les olvidó agregar antena parabólica, computadora con servicio de Internet, visita conyugal diaria y en su defecto las atenciones especializadas de cualquier trabajadora social. Se les olvidó incluir el menú diario y bar abierto, cambiar diariamente la ropa de cama, aire acondicionado en verano y calefacción en invierno para que no le sucediera lo mismo que a los loquitos de Mazorra. Según ellos, ese hombre muerto y convertido en un mártir necesario para los opositores, reclamaba en su cárcel artículos que sus verdugos no han garantizado en los hogares cubanos luego de medio siglo de existencia. Lo califican de delincuente común, cuando en realidad debieron considerarlo un orate ante reclamos como esos. ¿Lo peor? Hay idiotas que aún se creen todo lo que exporta el gobierno cubano.

No hace falta repetir cada una de las líneas de aquella cartica, los invito a que sea leída por ustedes mismos y saquen sus conclusiones. Les dejo solamente un párrafo donde se esconde todo el cinismo que abriga ese sistema:
… En la historia de la revolución jamás se ha torturado a un prisionero. No ha habido un solo desaparecido. No ha habido una sola ejecución extrajudicial. Hemos fundado una democracia propia, imperfecta, sí, pero mucho más participativa que la que nos pretenden imponer. No tienen moral los que han orquestado esta campaña para darnos lecciones de derechos humanos…

Y los niños asesinados en el remolcador 13 de Marzo, ¿cómo se clasifican?

Y pensar que esa carta ha sido escrita por intelectuales.