viernes, julio 09, 2010

Raúl Rivero : El botín del silencioso sacrificio ajeno

Tomado de http://www.elmundo.es


CUBA | Opinión

El botín del silencioso sacrificio ajeno
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Raúl Rivero
08/07/2010


Ninguna trampa política, ninguna maniobra preparada por los pícaros y sus expertos, pueden arrebatarle ni una brizna de alegría a la celebración por la libertad de un hombre. Y los cubanos, la mayoría silenciosa de la isla y los de todos los exilios, estamos en una fiesta -demorada, trabajosa y contenida- porque se ha anunciado la liberación de 52 presos políticos que llevan siete años en las cárceles del país.

El regocijo lo tenemos que asumir por entregas y zurcido por el secretismo, un órgano vital que desarrollan, como un corazón auxiliar, los regímenes totalitarios para mantener a las personas en un limbo equívoco y sin almanaques. No habrá, entonces, una explosión de júbilo. Tendremos una emoción gradual, controlada por la voluntad de los carceleros y sus jefes porque ellos imponen el ritmo de la apertura de los candados chinos.

Pero la fiesta va. Empezó con las primeras liberaciones porque las familias y la nación recuperan, poco a poco, a unos hombres honrados que dijeron su verdad y trabajaron (trabajan) por ella de una manera decente y pacífica.

La alegría por la libertad de un hombre no la derrota ni la oscurece nada.

Los principales promotores del festejo son ellos mismos, los 52, porque desde que fueron a dar a los calabozos, en la primavera de 2003, con condenas de hasta 28 años, soportaron con entereza (y algunos soportarán todavía) las violentas condiciones del presidio criollo, sus carencias, sus enfermedades y sus peligros.

No importa los relatos retocados de los episodios de los últimos días. Los protagonistas son ellos, y las Damas de Blanco, la agrupación de madres, hijos, esposas y hermanas, que salieron cada domingo a las calles de La Habana a recibir golpizas y linchamientos verbales, insultos y atropellos.

Orlando Zapata Tamayo y su huelga de hambre y sed hasta la muerte en una prisión impresionó a la opinión pública internacional. La entrega de su vida y el duelo de su madre, Reina Luisa Tamayo, ayudaron a cambiar la intensidad de este verano en Cuba. Como lo ha hecho la agonía del periodista Guillermo Fariñas, a punto de morir por exigir al Gobierno la libertad de 26 presos enfermos en los calabozos.

En marzo, con este escenario incendiario y complejo, el Gobierno se había quedado desnudo ante el mundo, sin antifaz y con las manos en las cartucheras de los revólveres.

Ellos habían hecho otro aporte importante para llegar al momento de las liberaciones y aperturas de las celdas tapiadas: el fracaso clamoroso de la economía. La conquista de las tierras fértiles por el marabú y el abandono. La cruzada de los platos vacíos y los manteles limpios en las mesas de los comedores convocadas a convertirse en muebles de museo. Y otro asunto grave, el que ha dejado los cambios y transformaciones en el aire y a la ciudadanía sin ilusión o con la única ilusión de emigrar.

Estos elementos son promovidos por los demócratas cubanos y por el Gobierno. Del exterior lo que se recibe es el reflujo de la otra crisis, la de las torpezas y avaricias del capitalismo.

En ese contexto, las autoridades deciden, de manera unilateral, utilizar su reservas de presos políticos para salir a ponerse una camisa. Entonces, llaman a la Iglesia y la invita a sentarse a una mesa que tiene la mitad de las sillas vacías. Y, en la etapa final, convoca también a la cancillería española para que el ministro Miguel Ángel Moratinos les acompañe y le de resonancia a la diligencia.

Nadie se puede apropiar de la virtud y la abnegación de otro ser humano. La alegría por la libertad de un hombre no la derrota ni la oscurece nada.

1 Comments:

At 6:04 p. m., Anonymous Anónimo said...

Amén.

 

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