Disidencia en Cuba: Al romper el alba (Parte V-FINAL)
Disidencia en Cuba: Al romper el alba (Parte V-FINAL)
Por Arnaldo M. Fernández
diciembre 29, 2010
La triple coincidencia de Johnatan Farrar, Ivette Leyva y Marta Beatriz Roque en cifrar la esperanza en non-traditional dissidents, dista mucho de estar justificada. Todo régimen totalitario de larga data debe enfocarse con optimismo trágico: sólo gracias a quienes viven sin ella nos es dada la esperanza. Habrá que esperar a que la gente sin esperanza despierte o incluso dejar de operar contra el castrismo para que se venga abajo por sí sólo. ¿Acaso no cumplió mejor que la CIA aquella tarea 21 del Proyecto Cuba (1962), alias Operación Mangosta, de «provocar fracasos en las cosechas de alimentos»?
Marta Beatriz se equivoca (o consuela) al valorar la «toma de conciencia de una pequeña parte de la juventud [como muestra de que] el trabajo de la disidencia ha dado sus frutos». Ese «soplo de aire fresco, esperanzador» que siente Leyva no bate desde aquella región. Sin embargo, «la bloguera Yoani Sánchez, el escritor Orlando Luis Pardo y el músico Gorki Aguila» no parecen ser, como escribió Leyva, «una promisoria muestra de creciente resistencia cívica ante la dictadura». Son una muestra, de individuos incluso valerosos, pero todos se hallan en la maldita circunstancia de no poder encarnar promesa alguna, salvo aquella que pueda esperarse del efecto mariposa: que los aleteos de Yoani en su blog u Orlando en otro, o de Gorki en algún escenario, provoquen el tsunami de esa (contra-) revolución que socavaría la dictadura de los Castro.
Max Weber discernió ya (La política como vocación, 1919) entre vivir de y para la política. Lo último supone voluntad de poder y la disidencia cubana, tradicional o no, no va más allá del performance. Ni siquiera Guillermo Fariñas pudo movilizar a la cuadra donde vivía, aunque cundieran, en la TV hispana de Miami, los analistas políticos para certificar que tenía acorralado al gobierno. Al castrismo hay que mirarlo a los ojos: Fariñas hubiera muerto y nada significativo hubiera pasado en la Isla. A la postre, el general presidente Raúl Castro atenuó el problema de los presos políticos (más humanitario que político en sí) al tenor de los capitanes generales. No importa que sea por avión, en vez de barco, con destino a Madrid en lugar de a Fernando Poo.
Y mientras el país se hace leña, porque la clave sistémica del castrismo es preservar el poder y en eso no ha dejado de vencer, Farrar se encarga de ponerle la tapa al pomo: los disidentes, organizados en grupos que pujan indecentemente por recursos, tienen poca resonancia dentro de Cuba y no ofrecen alternativa política, es decir: Washington should look elsewhere, including within the government itself. ¿Cuánto demorará eso?
-Foto: © Abicú Liberal. El joven activista de «Cuba Democracia» César Alexander Cozar Rivera realiza su performance disidente (febrero 18, 2010) frente a la sede madrileña de la Unión Europea, junto a Omar Pernet (en sillón de ruedas), ex preso político de la Primavera Negra (2003).
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