WikiLeaks: Los hospitales cubanos, similares a los de los países más pobres
WikiLeaks: Los hospitales cubanos, similares a los de los países más pobres
DDC
Miami
29-12-2010
Sobornos, instrumentos "primitivos", prácticas dudosas, mala alimentación, falta de medicinas, suciedad, son los elementos que caracterizan a los hospitales de la Isla, algunos de ellos descritos como "ruinosos" y similares a los "más pobres" del mundo en uno de los cables diplomáticos de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA) dados a conocer por WikiLeaks, informó el diario El Nuevo Herald.
Las observaciones fueron realizadas por una enfermera estadounidense asignada a la misión diplomática en la Isla e incluidas en un despacho enviado a Washington en enero de 2008.
La enfermera, que no fue identificada por su nombre, había vivido en Cuba durante dos años y medio. De acuerdo con el diario, el cable no es una valoración en profundidad del sistema cubano de salud, sino un conjunto de anécdotas recogidas por la enfermera entre pacientes, médicos y estudiantes extranjeros de medicina, entre otros.
Según el documento, en un hospital ginecobstétrico el personal "usó una aspiradora manual primitiva para limpiar" la matriz de una mujer que había abortado "sin ninguna anestesia o medicina para el dolor".
Un niño de 6 años con cáncer en los huesos sólo podía ser visitado en el hospital por sus padres "y eso sólo por horas limitadas. No tiene un televisor, ni juegos ni juguetes (…). Los padres no parecen informados sobre el caso de su hijo", señaló el cable.
Muchos pacientes de cáncer "han sido infestados, según se informa, con hepatitis C después de sus operaciones quirúrgicas" debido a "la falta de una apropiada verificación de la sangre antes de administrarles transfusiones", añadió.
"Los pacientes de cáncer no reciben, ni pueden encontrar localmente medicinas tan sencillas como la aspirina, el Tylenol, lociones para la piel, vitaminas, etc.".
Los cubanos con VIH sólo tienen una instalación, el Instituto Pedro Kourí, en La Habana, que puede ofrecerles atención y medicamentos especiales, indicó el documento. Debido a problemas de transporte y costos, algunos pacientes de las provincias pueden ser vistos una sola vez al año.
Los pacientes del instituto también pueden esperar meses por un turno, "pero a veces pueden avanzar en la cola si ofrecen un regalo", agregó el despacho. "Se nos ha dicho que cinco pesos cubanos convertibles pueden conseguir una placa de rayos X".
El cable recogió que las instituciones médicas reservadas para la élite gobernante y los extranjeros que pagan en moneda dura "están higiénicamente calificadas, y tienen una amplia gama de equipos de diagnóstico con un complemento de laboratorios, farmacias bien surtidas y suites privadas para pacientes, con televisión por cable y baño". Pero los hospitales y las clínicas para los cubanos promedio no se acercan a esto.
La enfermera fuente de la información recorrió cuatro centros de La Habana. En el Hospital Hermanos Ameijeiras, parte del cual está reservado a pacientes extranjeros —y fue presentado en el documental Sicko, de Michael Moore, como muestra de la calidad de la salud cubana—, un "regalo" de unos 22 dólares ayuda a los cubanos promedio a obtener un mejor tratamiento.
La Unidad de Cuidados Intensivos para recién nacidos del hospital ginecobstétrico Ramón González Coro, uno de los mejores de la Isla, estaba "usando un respirador/ventilador Bird para niños muy viejo: el modelo usado en Estados Unidos en los años 70".
La enfermera acompañó a una mujer estadounidense embarazada al área del González Coro reservada a extranjeros, y dijo que esto le recordó "algunos de los hospitales más pobres que ella había visto en África: cuartos sin mantenimiento, viejas camas de hierro, colchonetas con una sola sábana, sin aire acondicionado, sin televisión, sin entretenimientos".
Un médico joven llevó a la paciente y a la enfermera "a un 'cuarto de reconocimiento'. No había sillas, pantallas, afiches, ningún suplemento o equipo médico; sólo una vieja y oxidada mesa de metal sin nada que la cubriera, ni (…) estribos", describió el despacho.
"El médico sacó de una gaveta cercana un viejo estetoscopio fetal Pinard hecho de aluminio (de forma tubular, como los usados a finales del siglo) para escuchar los latidos del corazón del bebé", agregó.
El médico diagnosticó una infección y recetó un antibiótico. Una prueba posterior realizada por la enfermera mostró que no había infección, y el antibiótico era "generalmente no recomendado durante el embarazo".
En otra visita, al Hospital Calixto García, la enfermera "se sintió impresionada por lo desaliñado de la instalación (…) y por la falta de todo (suplementos médicos, privacidad, personal médico calificado)". Para la profesional, "fue una escena que recordó alguno de los países más pobres del mundo".
La sala de emergencias de 22 camas del hospital, que recibe a todas las víctimas de traumas serios en la capital, no tenía instalada tubería de oxígeno ni equipo de monitoreo, y su escáner CT y su MRI "se dice que están rotos con frecuencia", dijo el despacho.
En el Hospital Salvador Allende, la sala de emergencias se veía "muy ordenada, limpia y organizada". Pero el resto de la instalación era "un desastre'', y los custodios de la entrada "olían a alcohol".
"Los pacientes tenían que traer sus propios bombillos eléctricos si querían luz en sus cuartos. Los interruptores habían sido robados de la mayor parte de los cuartos, de modo que uno tenía que conectar alambres pelados para obtener electricidad".
"No había aire acondicionado, y (…) el servicio de comidas del hospital consistía de arroz, pescado, huevos y papas día tras día. No disponían de frutas frescas, vegetales o carne", señaló el despacho, según El Nuevo Herald.
La enfermera dijo que no vio "ninguna práctica 'real' de medicina o de enfermería durante su recorrido de casi una hora por la mayoría de los edificios", concluyó el cable. En cuanto a los pacientes, "no pudo dejar de pensar que podrían estar mejor en sus propias casas".
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