jueves, enero 13, 2011

Las guerras secretas de Fidel Castro: La Invasión y El Nuevo Bolivar

Tomado de http://comunismogenocida.blogspot.com


Las guerras secretas de Fidel Castro: La Invasión


Por Juan F. Benemelis


LA INVASION

La victoria militar obtenida por Castro en Bahía de Cochinos, contra una brigada de cubanos exilados armados y entrenados por Estados Unidos, le ayuda a estabilizar­se internamente, convenciendo a la burocracia soviética de que su régimen resultaba un instrumento valioso para el Tercer Mundo.

Al finalizar el XXII congreso del PCUS, en octubre de 1961, tuvo lugar una reunión secreta de la alta dirigencia soviética (Nikita Jruschov, Frol Kozlov, Mijaíl Suslov, Boris Ponomarev) con la delegación cubana encabezada por Blás Roca, Carlos Rafael Rodríguez y los representantes latinoamericanos: Jesús Faría, de Venezuela; Jorge del Prado, de Perú; Elio Rojas, de Paraguay; Luís Corvalán, de Chile; Rodney Arismendi, de Uruguay; Pedro Saad, de Ecuador; Jiraldo Rodríguez DosSantos, de Brasil; Raúl Ruiz, de Bolivia; Gilberto Vieira, de Colombia; Juan Ducoudray, de República Dominicana y Victorio Codovilla, de Argentina. El cónclave soviético-latinoamericano acordó favorecer en todo lo posible la política de Castro en América Latina y precipitar la toma del poder por todas las vías. En el mitin, la URSS sugirió se aceptase la supervisión de los comunistas cubanos hacia el resto de los partidos en América Latina. El número de periódicos locales comunistas del continente se elevaría entonces a 200 en 1962 y La Habana prácticamente inundaría las capitales de América con propaganda.

La inferioridad estratégica nuclear moscovita evidenciada en la Crisis de los Cohetes, sume al Partido Comunista en una larga riña intestina y en una contracción de su política exterior hacia la masa continental de Europa, quedando Cuba como el único saliente de interés para Moscú. Los soviéticos se enfrascan, además, en una biliosa querella con China, que desgarra el movimiento comunista internacional. La URSS, Cuba y China desplegarían en el tercer mundo un esfuerzo político y de penetración superior a la de los países Occidentales.

China comienza a agitarse en África con mayor acierto que la URSS, buscando también una alianza con Castro. Pero éste no se pasa al campo chino, como muchos esperan, aún cuando América Latina entra en desacuerdo con la política oficial de algunos miembros del campo soviético y partidos comunistas locales.

Castro decide mantener, pese a todo, su cruzada mundial guerrill­era, por necesidades internas de poder y como su carta más valiosa ante el grupo de Jruschov, molesto con el boceto guerrillero de Castro y receloso de que los chinos se aprovechen del mismo e incrementen sus simpatías dentro de la élite cubana y del mundo afroasiático.

Pero Castro cuenta con poderosos aliados dentro de la nomenclatura soviética; el grupo anti-Jruschov, encabezada por la sombra glacial de Suslov, Ponomarev, y de Alexander Nikolayevich Shelepin, santifican la promoción cubana de revoluciones en el tercer mundo. Castro determinó alimentar sus lazos con Moscú, ante los chascos en la arena internacional y el escollo de enfrentar una sangrienta y vasta lucha armada en su contra en todo el interior del país. Los alzamientos armados de El Escambray, de campesinos y de ex-castristas en desacuerdo con el giro comunista del país, será la contienda de mayores proporciones que conocerá Cuba en este siglo; confrontación bélica silenciada para el exterior.

El segundo viaje de Castro a la URSS, en enero de 1964, tiene lugar en el momento más intenso del conflicto intestino del Kremlin alrededor de la figura de Jruschov. En el complot que llevó a su defenestración fue decisiva la participación de Alexander Nikolayevich Shelepin, amigo del Che Guevara y Yuri Andropov (el carnicero de Budapest) por la KGB. La política exterior de Castro resultará un elemento de confrontación en esta contienda interior soviética. La inminente caída de Jruschov precipita la posición cubana contra China y permite que Castro logre extraer de los soviéticos sustanciales ventajas económicas, asisten­cia militar y espacio para su política internacional.

Si bien la URSS acepta extender créditos para proveer la economía cubana de la mínima oxigenación, Castro evade entregar su imagen internacional de aparente libertad de movimientos. Así, a propuesta de la dirección soviética, tiene lugar en La Habana, en noviembre de 1964, una reunión reservada de partidos comunistas latinoamericanos.

Publicadas por airwolf
*************

Las guerras secretas de Fidel Castro (IV parte)

CAPÍTULO 3

EL NUEVO BOLÍVAR




Venezuela resultaba ser el país de inestabilidad social por excelencia; su historia se hallaba marcada por más de medio centenar de revoluciones y golpes de estado. Este amplio tajo geográfico sudamericano, paraíso de sol y de flores, flotaba en un mar de petróleo, con vastos depósitos de hierro. El oro negro era procesado en su mayor parte en las paradisíacas isletas de Curazao y Aruba, donde se localizaba la mayor refinería del mundo occidental.

Cuando Castro asume el poder en Cuba, los sindicatos venezolanos recién sucumbían al control de los marxistas, que al igual que el de Panamá, se había subordinado siempre a las orientaciones del viejo partido comunista de Cuba. La mano de Blas Roca, el jerarca marxista cubano, había resuelto el viejo faccionalismo comunista venezolano, eligiendo una troika compuesta por Juan Bautista Fuenmayor, Gustavo Machado y Pedro Ortega.

La victoria de Castro estremeció la tierra de Bolívar. La juventud social demócrata y comunista, aburrida de las consignas y discursos vacíos de sus políticos, bien pronto abrazó el castrismo. Entre los más descollantes en sus inicios figuraban el ex-oficial Douglas Bravo, Eloy Torres y Teodoro Petkoff; este último se había destacado en el conflicto contra la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.

La visita de Castro a Caracas en 1959, que provocó un cisma político en ese país, se produjo en el momento de máximo auge carismático del entonces hombre fuerte venezolano, de franca tendencia izquierdista, Wolfgang Larrazabal. Los grupos democráticos inclinados a un quehacer reformista, encabezados por Rómulo Betancourt, un político astuto de conciencia reflexiva, se vieron arrinconados ante la nueva ola de revolución total a lo Castro.

Pero, el pueblo venezolano optó por las urnas, y el triunfo electoral de Betancourt, con un programa enfilado a la clase media, fue un revés para Castro que sabía que Betancourt no sería un aliado contundente en su campaña anti norteamericana. Así y todo, Castro no cede, y continúa esforzándose en cimentar un eje político con Venezuela en contra de Estados Unidos que Betancourt rechaza, junto a un pedido de $300 millones para la compra de petróleo; el caraqueño se sacude del cubano argumentándole que sus colaboradores estaban conversando con banqueros en Nueva York para contratar un empréstito a corto plazo de $200 millones, porque el tesoro público estaba exhausto y desfalcado.

Después de la frustrada turné de Castro a Caracas, Betancourt denegó las visas a una misión oficial, que remitía el mandatario cubano, encabezada por el Che Guevara y Raúl Castro. Dos desaires consecutivos no hacen desistir a Castro en sus propósitos y en mayo de 1960, propone nuevamente la alianza; así fleta al entonces presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós con el mandato de intercambiar azúcar por petróleo y cristalizar una política ligada que aislase a los Estados Unidos del sistema interamericano.

Oscuras nubes se ciernen sobre el húmedo trópico venezolano. Con el revés de la comisión, Dorticós culmina la luna de miel gestada en La Habana la cual se precipita a financiar, con todas sus fuerzas, los grupos pro castristas opositores a Betancourt, que merodeaban en la tierra del Orinoco. Castro contaba a la sazón con dos baluartes en Venezuela, el Partido Comunista y la mafia de activistas juveniles, reunidos en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
*******************
ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Realpolitik ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Las guerras secretas de Fidel Castro: La Invasión ...":

Bueno, Chicho, todo depende del tipo de tiranosaurio. Algunos seguramente eran payasos y siempre buscando "destacarse" de cualquier forma. Y la foto puede ser puro montaje, o sea, es muy posible qué este tiranosaurio no hizo otra cosa qué asumir la pose por un momento para ser retratado en supuesta acción. Dudo mucho qué estuviera dispuesto a caerse de mala manera.
***********
Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Las guerras secretas de Fidel Castro: La Invasión ...":

Realpolitik:
En cuanto a la pose tienes toda la razón del mundo, me recuerdas la supuesta foto tomada en "plena acción" en Playa Girón. También es sabido que Brezhnev se creó una historia según la cual fue la estrella del show en un evento militar que se llamó "Pequeña Tierra", y ahora resulta que el mismo tiranosaurio de la foto fue el cerebro militar detrás de los eventos de la guerra de Etiopía y Cuito Cuanavale...ver para creer.

Saludos,

chicho el cojo

3 Comments:

At 6:07 p. m., Anonymous Anónimo said...

Nunca se me habría ocurrido que un tiranosaurio podría caminar en la nieve. Tenía entendido que eran más proclives a climas tropicales.

chicho el cojo

 
At 2:52 p. m., Anonymous Realpolitik said...

Bueno, Chicho, todo depende del tipo de tiranosaurio. Algunos seguramente eran payasos y siempre buscando "destacarse" de cualquier forma. Y la foto puede ser puro montaje, o sea, es muy posible qué este tiranosaurio no hizo otra cosa qué asumir la pose por un momento para ser retratado en supuesta acción. Dudo mucho qué estuviera dispuesto a caerse de mala manera.

 
At 9:42 p. m., Anonymous Anónimo said...

Realpolitik:
En cuanto a la pose tienes toda la razón del mundo, me recuerdas la supuesta foto tomada en "plena acción" en Playa Girón. También es sabido que Brezhnev se creó una historia según la cual fue la estrella del show en un evento militar que se llamó "Pequeña Tierra", y ahora resulta que el mismo tiranosaurio de la foto fue el cerebro militar detrás de los eventos de la guerra de Etiopía y Cuito Cuanavale...ver para creer.

Saludos,

chicho el cojo

 

Publicar un comentario

<< Home