Rusia, el recuento del terror comunista
Tomado de http://www.cubaencuentro.com
Rusia, el recuento del terror
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En días recientes, un texto del poeta cubano Manuel Díaz Martínez, Katyn, molestó a algunos, que trataron de desvirtuar los hechos. Por lo que el autor de este texto cree necesario un recordatorio de otros crímenes cometidos entonces
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Por Sergio González
México DF
10/01/2011
Lenin y Stalin.
Fue el pasado 30 de octubre cuando se realizó en Moscú, Rusia, un evento luctuoso que cada año, desde hace cuatro, tiene lugar en la plaza de la Liublianka, frente a la sede central del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antes KGB): el recordatorio y rescate, por parte de hombres y mujeres, viejos, jóvenes y niños, de los nombres de las víctimas de la represión política de la era comunista. Un evento que como ya es norma desde su primera edición, creció en el número de participantes y en el de las víctimas recordadas.
(Stalin, Lenin y Troski)
Este año, la presencia del frío acompañó durante toda la jornada a los miles de ciudadanos rusos que durante el día desfilaron frente a los micrófonos para leer los nombres de personas asesinadas por el régimen comunista a la largo de sus más de 70 años de existencia, cientos de miles, millones, a los que muchas veces se agregaban los de conocidos de los lectores (abuelos, padres, hermanos, parientes, amigos, etc.) que permanecen desaparecidos para la mayoría, e incluso de los archivos del memorial. De hecho, es ése uno de los objetivos de las jornadas y el Museo: recuperar los nombres de los millones de muertos y desaparecidos por el régimen, desde los tiempos de Lenin, cuando se iniciaron los crímenes.
Con solemnidad y recogimiento los participantes toman fragmentos de la gigantesca lista de víctimas preparada por el Memorial (la Organización no Gubernamental dedicada a rescatar la memoria histórica) y durante el día leen los nombres. Las voces retumban en el sobrecogedor silencio, mientras revelan datos escalofriantes, rematados casi invariablemente por las palabras “fusilado” o “fusilada”. Y, ¡oh sorpresa, en ese estado de y para “obreros y campesinos”, los muertos, cuyos nombres se escuchan, son campesinos, contadores, carpinteros, soldados, ferroviarios, maestros, estudiantes, jubilados, zapateros, agrimensores, fundidores, en fin obreros y campesinos; y todavía más, hasta miembros del NKVD (precursora de la KGB).
En la ceremonia participan personas de todos los estratos sociales, que en señal de respeto no se identifican, y ofrecen sus homenajes de forma personal. En esta oportunidad hasta un general del Servicio Federal de Seguridad tomó parte en el recordatorio, y también personalidades de la vida política y deportivo-cultural rusa como el defensor de los derechos humanos Vladímir Lukín, o el ex campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov. Durante el día una emisora de radio de Moscú, EL ECO, prestó sus micrófonos a actores y personajes conocidos para que se sumaran a lectura de nombres.
El Gran Terror
De todas formas, y pese al valor descomunal de este rescate de memoria histórica en honor a las víctimas del terror soviético, la aplastante mayoría inocente, desborda cualquier tarea. La sola referencia a las cifras de recluidos y fusilados durante el Gran Terror (1937-1939) espantan: 1,7 millones de personas arrestadas y enviadas a los campos de concentración (los tristemente célebres gulags) y 700.000 conducidos directamente ante los pelotones de fusilamiento.
La dictadura comunista de Rusia se erigió sobre la represión política tanto antes como después de 1937. En realidad las purgas se iniciaron bajo la dirección del “padrecito” Ulianov: Lenin; sin embargo, los niveles de represión del Gran Terror no tuvieron parangón, ni antes ni después, en la esencia represiva soviética a lo largo de toda su historia. El primer rasgo de la crueldad inaudita estaba en las operaciones en sí mismas, concienzudamente planeadas y ejecutadas bajo la dirección de los niveles más altos de los mandos políticos del país. Se fijaban plazos de acuerdo a los grupos y segmentos de la población a los que iba a “purgar”, y las cuotas de detenidos y fusilados en cada una de ellas. Una aberrante lotería cuyo único fin era sembrar el terror lo más profundo posible en el alma del pueblo ruso.
Lo terrible de esta historia fue que la mayoría de los muertos y enviados a campos de concentración, donde una gran parte perdió la vida por enfermedades, agotamiento, hambre, frío, o asesinados, eran simples ciudadanos, totalmente ajenos a la vida e intrigas políticas. Fue de tal magnitud la cacería humana desplegada, que hasta la fecha se considera la más grande represión selectiva a partir de acusaciones falsas en toda la historia humana.
Más allá de las fronteras rusas
Ahora bien, y de regreso a la actualidad y a los homenajes en Moscú, la realidad va más allá de las víctimas de la represión comunista en Rusia. Porque fueron miles los asesinatos que se produjeron fuera de las fronteras rusas, por órdenes directas de Stalin y de otros líderes soviéticos. Uno de los objetivos fundamentales de los altos mandos de la URSS era acabar con toda la dirigencia comunista histórica, para sustituirla por otra totalmente a su servicio. Miles fueron asesinados de diversas formas, y el brazo ejecutor de los órganos secretos soviéticos llegó incluso a México con los asesinatos del ruso Trostky y, como ampliamente se sospecha, del cubano Julio Antonio Mella.
Pero más aún, la memoria mundial necesita rescatar a las más de 100 millones de víctimas que el comunismo como ideología ha generado de forma directa, a lo largo de su no tan larga historia… ¡La friolera de 100 millones de muertos! …en nombre de los campesinos y los obreros, y al ritmo de La Internacional.
Algunos datos anexos:
- 125 mil fusilados en sólo un año (entre 1940 y 1941) y solamente en las repúblicas bálticas, Estonia, Letonia y Lituania.
- Las olas represivas eran encargadas a las policías políticas, en sus inicios Checa (creada en 1917), posteriormente OGPU (a partir de 1922), luego NKVD (nacida en 1934), etc. (hasta llegar a la KGB) y eran conocidas, oficalmente como Terror Rojo, Colectivización o Gran Purga, entre otras muchas denominaciones de olas represivas. La primera de esas riadas de arrestos y ejecuciones masivas, conocidas como Terror Rojo, tuvo lugar en época tan temprana como 1918, y como arquitecto al “padrecito Lenin”.
© cubaencuentro.com
Crimenes del Comunismo Internacional
(Hay imágenes que pueden herir la sensibilidad de algunas personas)
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Por Juan Trenado Quintana
¿De qué vamos a hablar? ¿De qué crímenes? El comunismo ha cometido innumerables: primero crímenes contra el espíritu, pero también crímenes contra la cultura universal y contra las culturas nacionales. Stalin hizo demoler centenares de iglesias en Moscú. Ceaucescu destruyó el corazón histórico de Bucarest. Pol pot ordenó desmontar piedra a piedra la catedral de Phnom Pehn Durante la revolución cultural maoísta, los guardias rojos destrozaron tesoros innumerables. Sin embargo por graves que pudieran ser a largo plazo estas destrucciones para las naciones implicadas y para la Humanidad en su totalidad ¿qué peso puede tener frente al asesinato masivo de personas, de hombres de mujeres y de niños?. El asesinato por métodos diversos (fusilamientos, horca, ahogamiento, apaleamiento, gas militar, veneno o accidentes automovilísticos), la destrucción por hambre (hambrunas provocadas y /o no socorridas) y la deportación, o sea la muerte que podía acontecer en el curso de transporte (marchas a pie o en vagones de ganado) trabajos forzados (agotamiento enfermedad, hambre, frío). El caso de los periodos llamados “de guerra civil” es más complejo: no resulta fácil distinguir lo que deriva de la lucha entre el poder y los rebeldes y lo que es matanza de poblaciones civiles
No obstante podemos establecer un primer balance numérico que aún sigue siendo una aproximación mínima y que necesitará largas precisiones (que se harán a lo largo de los siguientes artículos):
- URSS, 20 millones de muertos
- China, 65 millones de muertos
- Vietnam, 1 millón de muertos
- Corea del Norte, 2 millones de muertos
- Camboya, 2 millones de muertos
- Europa occidental, 1 millón de muertos
- América latina, 150 000 muertos
- África, 1,7 millones de muertos
- Afganistán, 1,5 millones de muertos
- Movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder , 10 000 muertos
- En total la cifra se acerca a los cien millones de muertos
Este grado de magnitud oculta grandes diferencias entre las distintas situaciones. Resulta indiscutible que en términos relativos “la palma” se la lleva Camboya, donde Pol Pot mató en menos de tres años a la cuarta parte de la población total del país de la forma más atroz. Sin embargo la “experiencia” maoísta sobrecoge por la magnitud de la masa. En cuanto a Rusia, hiela la sangre por su aspecto experimental pero perfectamente reflexionado, “lógico” y político.
En un libro publicado en Berlín en 1924 titulado “El terror rojo en Rusia” el historiador ruso y socialista Serguei Melgunov, citaba a Latzis, uno de los primeros jefes de Cheka (la policía política soviética) que el 1 de noviembre de 1918 proporcionó directrices a sus esbirros “No hacemos la guerra contra las personas en particular. Exterminamos a la burguesía como clase. No busquéis durante la investigación documentos o pruebas sobre lo que el acusado ha cometido, mediante acciones o palabras, contra la autoridad soviética. La primera pregunta que le debéis formular es la de a qué clase pertenece, cuáles son sus orígenes, su educación, su instrucción y su profesión”. De entrada Lenin y sus camaradas se situaron en el marco de una guerra de clases sin compasión en la que el adversario político, ideológico o incluso la población recalcitrante eran considerados –y tratados- como enemigos y debían ser exterminados. Los bolcheviques decidieron eliminar toda resistencia (incluso pasiva) de grupos y colectivos enteros de población
En los años 20 los cosacos fueron eliminados por su condición de tal (genocidio). Los hombres fueron fusilados y las mujeres, los niños y los ancianos fueron deportados. Lenin asimilaba a los cosacos con la Vendée durante la Revolución Francesa. La deskulakización de 1930-1932 fue una reanudación a gran escala de la descosaquización. Por lo que se refiere a la gran hambruna ucraniana de 1932 –1933, vinculada a las resistencias de las poblaciones rurales, provocó en unos meses la muerte de seis millones de personas. Se pone en funcionamiento un instrumento peculiar de los regímenes comunistas, la utilización sistemática del “arma del hambre”. El régimen tiende a controlar la totalidad de alimentos disponibles y, mediante un sistema de racionamiento a veces muy sofisticado, solo la redistribuye en función del mérito o del “demérito” de unos y de otros. Este salto puede llegar a provocar gigantescas hambrunas. Recordemos que en el periodo posterior a 1918, solo los paises comunistas conocieron hambres que llevaron a la muerte (*nota de Juan Trenado, “gracia” me hace al saber esto, que uno de los axiomas sobre el que se asienta el marxismo- teórico- es que el hambre es el elemento de explotación y de alienación del trabajador en el capitalismo)
Además de la cuestión de la responsabilidad directa de los comunistas en el poder, se plantea la de la complicidad y si son estos igualmente asimilados a los crímenes contra la Humanidad. De los años 20 a los 50 los comunistas de todo el mundo aplaudieron hasta romperse las manos la política de Lenin y de Stalin. En 1969 escribía Conquest “El hecho de que tanta gente “avalara” de manera efectiva la gran purga fue sin duda uno de los factores que la posibilitaron”. Centenares de miles de personas entraron en las filas de la internacional comunista y de las secciones locales del “partido mundial de la revolución”. En los 50 a 70, centenares de miles de personas incensaron al gran timonel de la revolución China y cantaron los méritos de la revolución cultural. En una época aún más cercana fueron numerosos los que se felicitaron porque Pol Pot había tomado el poder. Muchos responderán que no sabían nada.... en muchos casos era cierto, pero en otros muchos fue la consecuencia de una ceguera provocada por una fe militante (a partir de los 50 muchos de estos hechos eran ya de sobra conocidos e indiscutibles). Ahora bien, si muchos de estos turiferarios han abandonado hoy sus ídolos de antaño, lo han hecho de manera silenciosa y discreta ¿Qué debe pensarse de la amoralidad profunda que se da en renunciar a un compromiso público en el secreto de las almas sin extraer ninguna lección de ello? Que cada conciencia responda.
Los métodos represivos puestos en funcionamiento por Lenin y sistematizados por Stalin y sus émulos no solo recuerdan los métodos nazis sino que muy a menudo los precedieron. A este respecto Rudolf Hess, el encargado de crear el campo de Auschwitz señalaba el carácter sistemático copiado de los rusos, por el cual se eliminaban a poblaciones enteras empleándolas a la vez en trabajos forzados. Desde finales de los veinte, la GPU (nueva denominación de la Cheka) inauguró un método de cuotas: cada región, cada distrito debía detener y fusilar o deportar un porcentaje dado de personas que pertenecieran a segmentos sociales enemigos. Estos porcentajes eran definidos por la dirección del partido. La locura planificadora y estadística no solo afectaba a la economía sino que también se apoderó del ámbito del terror (normalmente se superaba estas cuotas –como es comprensible, había que hacer méritos ante el partido-)
¿Qué se sabía de los crímenes del comunismo? ¿Qué se quería saber? ¿Por qué ha sido necesario esperar a finales del S.XX para que este tema acceda a la condición de objeto de estudio científico?¿Por qué no se le ha otorgado la misma atención que a los crímenes Hitlerianos?¿Por qué mientras los nombres de Himmler o Eichman son conocidos mundialmente como símbolos de la barbarie contemporánea , los Dzerzhinsky, Yagoda, o Yezhov son ignorados?. En cuanto a Lenin Ho chi minh o incluso Stalin aún siguen teniendo (aunque parezca mentira) derecho a alguna sorprendente reverencia en Europa y América Latina
Las razones de esta ocultación son múltiples y complejas. En primer lugar ha tenido su papel la voluntad de los verdugos de borrar las huellas de sus crímenes y de justificar lo que no podían ocultar. El informe secreto de Jruschov de 1956 que constituyó el primer reconocimiento de los crímenes por los mismos dirigentes comunistas, es el intento de un verdugo que intenta salvarse el, imputándoselos todos a Stalin- posteriormente continuó con las mismas estructuras, los mismos hombres y las mismas ideas asesinas-.
Cuando no podía ocultar los hechos los verdugos se las ingeniaron para justificar los hechos maquillándolos groseramente. Después de haber reivindicado el terror, lo erigieron en figuras alegóricas de la Revolución así por ejemplo “cuando se corta la madera, saltan astillas” “no se puede hacer una tortilla sin cascar los huevos”, etc.
Sin duda lo peor fue alcanzado por la perversión del lenguaje. Ahora bien, la propaganda comunista es fácil de corregir... pero es difícil restaurar si es que por propia voluntad se ve defectuosamente. Frente a la propaganda comunista, occidente dio muestras de una ceguera excepcional, enredado a la vez por la ingenuidad frente a un sistema particularmente retorcido y criminal
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A día de hoy no solamente los archivos confirman estos hechos y testimonios, sino que permiten ir mucho más allá. Los archivos internos del sistema de represión de la antigua URSS, de las antiguas democracias populares y de Camboya, arrojan luz sobre una realidad aterradora: el carácter masivo y sistemático del terror
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