Cuba: Avanzando hacia atrás
Tomado de http://www.penultimosdias.com
Avanzando hacia atrás
Alexis Jardines
San Juan
September 6, 2011
Con el deceso de Julio Casas Regueiro el vacío de poder ya toca a la puerta. No queda otro camino que promover nuevas figuras. Ha muerto el hombre cuyo modelo de trabajo seguía el presidente para administrar el país. Supuestamente, el finado General de Cuerpo de Ejército le convirtió las Fuerzas Armadas a Raúl en una empresa rentable a golpe de control, planificación y, según la palabrita en boga, racionalidad. Luego se pensó —o al menos Raúl pensó— que con este sistema militar de administración y un ingenioso plan para atraer divisas del exterior Cuba saldría a flote. Mas ¿qué ha resultado, al cabo? Lo visible, desde el prisma de la población, es una intervención de la institucionalidad y de todos los bienes y recursos de la nación por parte de las FAR. ¿Qué sigue a la tan cacareada “racionalidad”? El descontrol, la corrupción, el desorden generalizado, la carencia de ideas, la muerte consecutiva —a un ritmo vertiginoso— de los miembros del Buro Político y, finalmente, la inevitable perestroika que dé al traste definitivamente con el “socialismo revolucionario” —algo que Raúl intenta evitar importando el “modelo chino”. Pero los dirigentes de la Revolución fueron demasiado egoístas y desconfiados como para procurarse un relevo. Los 80 años del actual presidente no le permitirán ver el fruto de sus cuasi-reformas.
Tal y como viene conformándose el escenario de dominación raulista, hay que hablar de maniobras en lugar de cambios. Lo que se pretende ocultar, más allá de la necesidad de atraer los dólares, es que ni la casta dirigente cree ya en la viabilidad del socialismo. La Revolución se doblega y lo intenta hacer con cierto decoro; se arrodilla progresivamente con dramática marcialidad porque no quiere, sin más, bajar la cabeza. Le cuesta reconocer que se ha equivocado y es por eso que acude a una apertura retroactiva, que no guarda relación con la realidad presente. Su movimiento táctico consiste en hacer ver que no se abre producto de presiones externas ni de la manifiesta inviabilidad del sistema, sino dando satisfacción a necesidades internas, derivadas de la evolución del propio proceso revolucionario, una “actualización del modelo socialista”, como se le llama. Estrategia perversa, porque abrirse a reclamos que tienen ya décadas es abrirse a una realidad que ya no es la vigente. El aparente inclusivismo de las reformas actuales sólo se aplica al material inocuo, ya degradado por el tiempo, a aquél que —como lo caracterizaría Hegel— ha dejado de ser real. Es el caso, entre no pocos, de la publicación y apropiación reciente de la obra de Lydia Cabrera, Reinaldo Arenas y otros autores fallecidos del exilio, mientras no se tolera a la disidencia cultural actual; o de la reivindicación tardía de la figura del “gusano”, rebautizado ahora como “comunidad de inmigrantes”. En materia económica, se nos pretende vender como “reformas” una vuelta a los 90. Ni qué decir de la esfera propiamente política. Comenzaré a creer que en Cuba hay verdaderos cambios cuando Raúl Castro le cruce una invitación a Carlos Alberto Montaner para ofrecerle, cuando menos, la presidencia de la Asamblea Nacional del Poder Popular. De manera que —aunque parezca paradójico— todos estos “cambios revolucionarios” están destinados a preservar el statu quo.
Hace unos seis meses circulaba en La Habana el siguiente chiste relacionado con la definición de “socialismo”. Politólogos y analistas sociales, tras largas y fatigosas jornadas de trabajo en la Academia de Ciencias, se dieron por vencidos y decidieron regresar a sus casas. La discusión se reavivó en la parada y cuando llegó por fin la guagua repleta de gente el chofer apagó el motor, se puso de pie y exhortó a su público con una definición que causó el asombro de los científicos: “Avanzando pa’ trá… arriba caballeroj, avanzando pa’ trá”.
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