Desde Cuba escribe Iván García. Los grandes aliados de los Castro: los falsos y miedosos ¨indiferentes¨
Iván García escribe en su artículo verdades como puños; solamente voy hacerle algunas observaciones: esos indiferentes son realmente ¨indiferentes¨, pues eso que le dicen a las personas de su confianza o a los opositores y disidentes: ¨...Por eso a mi familia no le interesa la política, ni la interna ni la internacional¨ no se lo dicen a los del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) o a los dirigentes políticos de la Sección Sindical a las que pertenecen o a los dirigentes políticos y administrativos de sus centros de trabajo cuando los citan para que asistan a los actos políticos o parapolíticos de la tiranía. Eso está sucediendo en Cuba al menos desde que comenzó el mal llamado Período Especial después del derrumbe del Socialismo en Europa del Este; o sea, es algo ya bastante viejo. No pocos de esos falsos indiferentes asumen su posición de ¨indiferencia¨ por miedo a que el régimen no le siga permitiendo obtener ingresos por desarrollar actividades tipificadas en el Código Penal cubano ante las cuales el régimen se había ¨hecho de la vista gorda¨ hasta ese momento; otros asumen esa ¨indiferencia¨ para que no le apliquen la Ley contra la Vagancia pese a vivir de las remesas que le envían desde el Exterior y en particular de EE.UU.
Cuando en Cuba se viva en libertad, democracia y prosperidad muchos de esos hoy ¨indiferentes ¨ argumentarán de que su ¨indiferencia¨ era realmente una forma de oposición a la dictadura ... que los compren aquellos que no los conozcan!.
Son muy pocas las personas que vivieron o viven con dignidad su Inxilio dentro de Cuba; la Premio Cervantes Dulce María Loynaz fue una de ellas: nunca se congració con la tiranía de los Castro y mucho menos entró en complicidades con ella.
Por cierto, no conozco ese programa de Alexis Valdés llamado La descarga.
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Los grandes aliados de los Castro
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'La política no es mi problema', dicen muchos cubanos. El régimen lo sabe y lo aprovecha a su favor.
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Por Iván García
La Habana
15-12-2011
Julia, una empleada de 54 años, forma parte de ese 70% de indiferentes ciudadanos que predomina en la sociedad cubana. Julia aprovecha su acceso a internet y el tiempo muerto en su oficina, que es bastante, para descargar informaciones sobre programas de la farándula en la Florida.
En DVD, alquila una montaña de programas como Caso cerrado, El gordo y la flaca y, sobre todo, La descarga, de Alexis Valdés, muy popular en la Isla.
Pasada las 7 de la noche, después de cenar arroz sin frijoles negros (están muy caros, dice Julia), carne de cerdo o huevo en cualquiera de sus variantes —hervido, frito, revuelto o en tortilla— y una tajada fina de aguacate, excepto el marido, que se va a un rincón a escuchar béisbol por la radio, toda la familia se sienta a ver enlatados miamenses durante varias horas.
La familia de su vecina Regla prefiere los culebrones mexicanos o brasileños de Univisión.
Muchos de estos cubanos, indiferentes a la política, por 10 pesos convertibles al mes (el salario mínimo en Cuba) se conectan por cable a antenas ilegales. Son circuitos televisivos privados que funcionan en numerosos barrios de La Habana y algunas provincias, con programaciones diseñadas por el dueño de la antena, esencialmente las trasmitidas en el sur de la Florida: muñequitos, culebrones, noticieros, humorísticos y béisbol de las Grandes Ligas.
Julia cree que el mejor anti estrés frente a la dura realidad económica son los programas de entretenimiento. "Para qué tanta jodedera con la política. Esto no va a cambiar. Aquí los de abajo nunca tendremos voz ni voto. Por eso a mi familia no le interesa la política, ni la interna ni la internacional".
Esa franja de cubanos equidistantes, a todas luces mayoría, desconectan la tele a las 6 de la tarde o cambian de canal cuando comienza la Mesa Redonda. No ven los noticieros, y cuando compran el Granma o la revista Bohemia es para llenar el crucigrama o como sustituto del papel sanitario.
Silenciosamente, forman parte de las estadísticas que el régimen exhibe orgulloso para demostrar el apoyo popular con que cuenta.
Julia, Regla y los cubanos indiferentes como ellas, van a votar en los remedos de elecciones "democráticas" que cíclicamente se celebran en Cuba para elegir el monocorde Parlamento Nacional o los inútiles delegados municipales que apenas gestionan los innumerables problemas locales.
A pesar de que muchos cubanos ambiguos dicen no interesarse por la política, rezongando, asisten a las "marchas del pueblo combatiente", las pachangas revolucionarias conmemorativas o los actos de repudio a las Damas de Blanco.
A ratos, los correcaminos de los servicios especiales movilizan al personal de empresas situadas en Centro Habana, cercanas al domicilio de la fallecida Laura Pollán, ahora sede de las Damas de Blanco, para acosar a las mujeres que en ese momento se encuentren allí.
Las brigadas se forman principalmente con trabajadores pertenecientes al partido y la juventud comunista, comprometidos con el régimen. Y hacia la vivienda de la Pollán los mandan, a gritar ofensas y a golpear, si se calientan las pasiones. Entre estos paramilitares improvisados, unos cuantos que se declaran "apolíticos" y prefieren ver telenovelas.
Son parte de los lazos de compromiso creados por el régimen. A Raúl Castro poco le importa que la gente desbarre contra el sistema en un taxi particular o en su casa, si al "llamado de la revolución" salen a atajar las "indisciplinas sociales" o las "provocaciones de los mercenarios y vendepatrias".
Eso está sucediendo en Cuba. Una cifra abrumadora de cubanos obvia los problemas políticos. Prefiere el "invento". Que ya se sabe lo que es: robar a las dos manos en sus puestos de trabajo o conseguir un puñado de pesos vendiendo pizzas o discos piratas en algún timbiriche particular.
Es probable que los talibanes fieles a Castro no excedan el 15% de la población. Los opositores públicos se mueven en esos guarismos. Pero —y ésta es una de las causas de que en Cuba no existan grandes protestas antigubernamentales— la inmensa mayoría opta por no manifestarse.
El miedo tocó a sus puertas mucho antes de ver en el sofá de la sala programas foráneos críticos contra el régimen, los cuales clandestinamente circulan por todo el país.
Algunos, como Julia, creen que el descalabro económico y el mal gobierno de cinco décadas no se va resolver si ella se tira a la calle. "Ése no es mi problema", dice.
El gobierno lo sabe. Y lo aprovecha a su favor.
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Desde Cuba escribe Iván García. Los grandes aliado...":
...en el caso cubano los "indiferentes" son complices. ///Ver en calma un crimen es cometerlo///, seguramente este Marti no es el que me conviene ahora. Ricardo Rodriguez
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Realpolitik ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Desde Cuba escribe Iván García. Los grandes aliado...":
Ya Cuba estaba minada antes de 1959. Lo mejor del país, en su gran mayoría, acabó en el exilio. Quedó principalmente lo mediocre y lo peor. Ese elemento naturalmente se reprodujo, y fue sometido al envilecimiento colectivo propio del totalitarismo castrista. El pueblo actual en la isla es bastante pobre, y no hablo de pobreza material. No tiene armas ni recursos tecnológicos. Funciona a nivel de "resolver" lo personal e inmediato, y lo demás le resbala. Sí, hay excepciones, pero excepcionales son. Todo es posible en este mundo, o casi todo, pero lo probable es otra cosa. El cuadro no es muy prometedor que digamos.
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Comentario del Bloguista
No comparto la opinión de que ¨... Lo mejor del país, en su gran mayoría, acabó en el exilio. Quedó principalmente lo mediocre y lo peor.¨. Ese es un esquema tan falso como lo es el inverso esquema Castrista. A la Revolución Cubana le llaman ¨la de los callos¨pues según la dictadura iba pisándole ¨los cayos¨ ( o sea, dañándole sus intereses particulares) a las personas, ellas se apartaban de la Revolución; no creo que personas así sean lo mejor de un pueblo .... Realmente se fueron muchas personas de las mejores de la sociedad cubana y también se fueron muchas de lo peor cuando dejamos a un lado lo formal y lo superficial; también se quedaron muchas de la mejores, aún aquellas que estuvieron equivocadas, y se quedaron muchas de lo peor. Recordemos que estas sabias palabras se confirman muy frecuentemente: ¨No están todos los que son, ni son todos los que están¨. La situación del Miami, de todas las épocas después de 1959, ha sido un ejemplo de ello.
2 Comments:
...en el caso cubano los "indiferentes" son complices. ///Ver en calma un crimen es cometerlo///, seguramente este Marti no es el que me conviene ahora. Ricardo Rodriguez
Ya Cuba estaba minada antes de 1959. Lo mejor del país, en su gran mayoría, acabó en el exilio. Quedó principalmente lo mediocre y lo peor. Ese elemento naturalmente se reprodujo, y fue sometido al envilecimiento colectivo propio del totalitarismo castrista. El pueblo actual en la isla es bastante pobre, y no hablo de pobreza material. No tiene armas ni recursos tecnológicos. Funciona a nivel de "resolver" lo personal e inmediato, y lo demás le resbala. Sí, hay excepciones, pero excepcionales son. Todo es posible en este mundo, o casi todo, pero lo probable es otra cosa. El cuadro no es muy prometedor que digamos.
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