martes, julio 10, 2012

RAÚL CASTRO EN ASIA: DINERO, CANCIONES, ARROZ Y AGRESIONES

RAÚL CASTRO EN ASIA: DINERO, CANCIONES, ARROZ Y AGRESIONES


Por Antonio Arencibia
La Coruña, España



Tras un viaje iniciado el domingo 1ro de julio, que con los modernos medios de transporte no podría durar tanto, el general Raúl Castro aterrizaba en Beijing el miércoles 4 a las 3 y 25 de la tarde, después de más de un día en paradero desconocido. Llegaba, y lo sabía bien, a una región del planeta donde detrás de los modernísimos rascacielos, trenes de alta velocidad y tiendas de lujo donde compran los nuevos millonarios chinos, hay un entorno de serias confrontaciones con países del área y cambios de alianzas estratégicas.

Durante este nuevo viaje a la guarida del gran Dragón Chino, el jefe del neocastrismo, además de prestar atención a sus objetivos económicos, se mantuvo alerta a las noticias de Vietnam, el pequeño dragón que no teme a los retos de su enorme vecino, porque coincidiendo con la visita del dictador-heredero se ha recrudecido el viejo diferendo entre los dos estados del socialismo de mercado.

Los esfuerzos chinos de dar una buena imagen en América Latina recibieron notable impulso propagandístico con la visita de Raúl Castro. La “generosidad” de Beijing en donaciones, créditos blandos e inversiones con un régimen en bancarrota como el neocastrista es muestra del gran potencial de China para países en pleno crecimiento como Chile, Perú o Colombia, que pueden sacar provecho de las relaciones económicas con el gigante asiático.

En el ámbito de las relaciones políticas con los dirigentes de China, Raúl Castro no solo sostuvo conversaciones con los líderes salientes y con los ya designados mandarines-sucesores, sin que mil trescientos cincuenta millones de chinos hayan tenido voz ni voto en esa designación. El poco carismático general puso una pincelada grotesca en el banquete oficial cantando a los chinos loas a Mao Zedong.

El viaje de estado del general Castro empezaba el domingo 8 de julio en Vietnam, país que no tiene los recursos de China, pero que puede seguir asegurando el envío de grandes cantidades de arroz a la Isla. En Hanoi, y solo en privado, el visitante podrá expresar simpatía ante los reclamos de soberanía de sus anfitriones sobre territorios que los chinos quieren arrebatarles por la fuerza, pero si le preguntan en público solo se atreverá a hablar de la necesidad de diálogo para resolver los problemas de la región.

Por eso de este artículo no se debe esperar un análisis económico, aunque sean importantes para la gerontocracia criolla los donativos, el nuevo crédito sin intereses otorgado, o la prórroga en tiempo para la amortización de créditos chinos y los miles de toneladas de arroz que prometan los vietnamitas. El énfasis estará en las enseñanzas que podemos sacar de la situación de seguridad en Asia, donde China está mostrando abiertamente las garras expansionistas de un voraz imperialismo clásico, para demostrar que los Castro, por ese camino, -con mayor o menor apertura económica- están llevando a Cuba a una relación de sometimiento a los intereses chinos.

Un enfrentamiento de larga data

Las contradicciones entre China y Vietnam, tienen una historia bi-milenaria que se remonta a las invasiones de ejércitos de la dinastía Qin, la primera de doce dinastías chinas que dominaron el actual territorio vietnamita por mil cien años. No obstante, siempre hubo firme resistencia de la población nativa contra las fuerzas extranjeras de cualquier procedencia. En los siglos XIX y XX los vietnamitas lucharon contra la ocupación colonial francesa, luego contra la invasión japonesa, y después de nuevo contra París. Tras la derrota francesa definitiva iniciaron una larga guerra contra Estados Unidos que culminaba con la retirada de las tropas norteamericanas en 1973. Dos años después, el gobierno comunista del norte controlaría todo el país.

Precisamente, a raíz de esa reunificación, los Khmer Rojos de Camboya, en alianza con la República Popular China, empezaron a atacar a los vietnamitas en la frontera común, y tropas de Vietnam entraron en ese país y derrotaron al régimen genocida de Pol Pot, que había exterminado a la cuarta parte de la población camboyana. En represalia, entre febrero y marzo de 1979, el gobierno chino encabezado por Deng Xiaoping ordenó la invasión a Vietnam, que a su vez ocupó las disputadas islas Spratly en el Mar del Sur de China. Como bien recordamos los cubanos de más edad, aquella breve guerra sino-vietnamita provocó los insultos de Fidel Castro a quien hoy los chinos veneran como el arquitecto de las reformas económicas. [Ver mi trabajo “La decadencia de la Alianza Bolivariana”, Cubanálisis, junio 18 de 2012].

La confrontación entre China y Vietnam sobre las islas Spratly y las islas Paracel en el Mar del Sur de China, que ya costó la vida a setenta soldados vietnamitas a fines de la década de 1980, se ha vuelto a enconar en la actualidad. Pero las exigencias chinas de soberanía sobre esos territorios se han acrecentado por la posible existencia de petróleo y gas natural. Sin embargo, no se trata solo de Vietnam, ya que China reclama a Indonesia las islas Natura y se enfrenta a Filipinas por los depósitos de gas de Malampaya y Camago y el islote Scarborough en ese mismo Mar del Sur. Además, el gigante asiático ha exigido a Rusia la devolución de grandes territorios, a Japón otras islas, y a Taiwán (República China) que cese su soberanía y se reincorpore a la China continental, además de sostener una guerra y dos choques armados con la India por la posesión de Arunachal Pradesh.

Vietnam y el cambio de alianzas en la región


Recientemente han ocurrido una serie eventos que marcan el incremento del papel de Estados Unidos en Asia-Pacífico y su mayor colaboración militar con países del área. Simultáneamente, países como Filipinas y Vietnam han dado pasos para hacer valer sus derechos soberanos frente a China. A inicios de junio la fuerza aérea vietnamita llevó a cabo vuelos de patrulla sobre las islas Spratly, y en respuesta el Ministerio chino de Defensa anunció que había iniciado el patrullaje en esa zona con unidades navales “listas para el combate”. Filipinas, por su parte sostuvo un amplio enfrentamiento verbal con China sobre sus derechos en Scarborough y el presidente Aquino declaró que “podría llegar a pedir” a Estados Unidos que emplease aviones espías para vigilar las actividades chinas en torno a esas aguas en disputa.

A inicios de junio se celebró en Singapur el diálogo sobre Seguridad Regional que reúne anualmente a los Ministros de Defensa de los diez países del Sudeste Asiático asociados en la ASEAN y a otros países vinculados al diálogo, como Estados Unidos, China, Japón, India, Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Canadá y Francia. En la reunión, a la que China envió este año una delegación de bajo nivel, el Secretario norteamericano de Defensa, Leon Panetta, anunció el desplazamiento en un plazo de diez años del sesenta por ciento de la flota estadounidense hacia la zona Asia-Pacífico. De inmediato, el Diario del Pueblo de Beijing acusó al gobierno norteamericano de ser “una fuerza hegemónica externa” que está inmiscuyéndose de forma impropia en el Mar del Sur de China.

Al terminar el cónclave de Singapur, Panetta partió hacia Vietnam, donde visitó la antigua base naval norteamericana de la Bahía de Cam Rahn, una de las más importantes establecidas durante la guerra. Allí declaró que Estados Unidos “trabajaría con asociados nuestros como Vietnam para poder usar bahías de este tipo durante el traslado de nuestros navíos desde los puertos de la Costa Oeste hacia estaciones aquí en el Pacífico”.Y añadió que:

El acceso de los buques de Estados Unidos a este puerto es un componente clave de la relación (con Vietnam) a la que vemos un gran potencial en el futuro.

Nada de lo que dijo Panetta podía agradar a los chinos, pero es evidente que los vietnamitas estén dando un giro hacia mayor colaboración militar con Estados Unidos. Prueba de ello es que desde el 2008 se celebra un encuentro anual sobre Política, Seguridad y Defensa entre ambos países, y en el 2011 firmaron un memorándum de cooperación en la esfera de la defensa. El diálogo de este año se llevó a cabo en Hanoi el pasado 21 de junio, después de la visita del Secretario Panetta, y fue encabezado por el viceministro de Relaciones Exteriores vietnamita, Le Luong Minh y por el Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Político-Militares norteamericano, Andrew J. Shapiro.

El mismo 21 de junio la Asamblea Nacional Vietnamita aprobó un decreto que estipulaba que tanto las islas Spratly como las Paracel son parte integral del territorio de Vietnam. Horas después el Ministerio de Relaciones Exteriores en Beijing declaraba que “China expresa su más resuelta y radical oposición” a ese decreto, y el Consejo de Estado aprobaba establecer una prefectura china y un comando militar con jurisdicción sobre el área en disputa.

Como otra muestra del acercamiento político militar que está ocurriendo entre Vietnam y EE.UU., la Secretaria de Estado, Hillary Clinton llegará a Hanoi un día después del fin de la visita de estado de Raúl Castro, para discutir con los dirigentes vietnamitas la cooperación en las esferas económica y educacional entre ambos países. Esto coincide con la presencia de una delegación militar de Vietnam como observadora en los ejercicios navales RIMPAC, que se están desarrollando en aguas cercanas de Hawai desde el 29 de junio hasta el 3 de agosto. Los ejercicios, que son organizados anualmente por la Flota del Pacífico de Estados Unidos, son los mayores del mundo en participación internacional, con la presencia este año de 22 países, además de 40 buques y submarinos, 200 aviones y 25,000 miembros del personal. Hay que añadir que China estará notablemente ausente de esas grandes maniobras navales.

No es de extrañar el acercamiento a EEUU, no solo de Vietnam, sino de otros países de la zona, si sabemos que el mismo día de la llegada de Raúl Castro a Beijing, el Diario del Pueblo amenazaba así a quienes le disputan soberanía a China en el Mar del Sur:

Filipinas y Vietnam se merecen ser castigados. Si llegan a extremos en sus provocaciones contra China, es probable que al final sean castigados con medios que incluyan golpes militares.

Vietnam: energía y posición estratégica

Como apuntan algunos analistas de la región, el enfrentamiento entre China y Vietnam tiene un fuerte componente económico. La empresa estatal petrolera china CNOOC está ofreciendo nueve bloques en la Zona Económica Exclusiva que reclama Vietnam en el Mar del Sur, para prospección y explotación mixta con compañías extranjeras, pero algunos de esos bloques están incluso en la plataforma continental vietnamita. Por su parte el gobierno de Vietnam ha empezado la exploración de algunas de esas áreas con la multinacional norteamericana Exxon Mobil, con la estatal rusa Gazprom, y con la empresa estatal ONGC Videsh.

(Raúl Castro en China)

Según un analista del Asian Times, la entrada de Rusia en ese trato petrolero con Vietnam fue una decisión de Vladimir Putin. Gazprom va a explorar dos bloques en la ZEE vietnamita, que se estima contienen un estimado de 1,9 billones de pies cúbicos de gas natural. China, que quiere forjar una alianza estratégica con Rusia, fue muy moderada en su respuesta oficial. El vocero del Ministerio de Exteriores chino declaró que su país

“espera que las compañías de países ajenos a la región del Mar del Sur de China respeten y apoyen los esfuerzos de las partes directamente involucradas en resolver las disputas mediante negociaciones bilaterales”.

Pero el Partido Comunista Chino dispone de una especie de Cubadebate, que le permitió hacer una advertencia a Rusia utilizando el “no oficial” The Global Times:

Tanto Vietnam como Filipinas están tratando de buscar ayuda de países de fuera de la región, convirtiendo las negociaciones bilaterales en confrontaciones multilaterales. China no puede descuidarse ante cualquier intromisión de otra superpotencia en la región del Mar del Sur de China. Rusia no debería enviar señales erróneas o ambiguas sobre el Mar del Sur chino pues esto no solo haría más difícil para China arreglar la disputa, sino que surgirían dudas sobre cuales son las verdaderas intenciones rusas que hay detrás del convenio sobre gas.

Un experimentado diplomático indio ha escrito que desde el 2009 Rusia está reconstruyendo sistemáticamente los lazos estratégicos con Vietnam, que datan de la época soviética, y que tienen como base común la antipatía hacia China. Moscú no solo ha dado a Hanoi un préstamo de 8,000 millones de dólares para la construcción de la primera planta nuclear vietnamita, sino que es su más importante abastecedor de tecnología militar, que incluye la venta y la fabricación conjunta de modernos misiles navales, la entrega de helicópteros navales Ka-27, de modernos aviones cazas polivalentes Sukhoi-30, de submarinos mejorados tipo Kilo, fragatas ligeras Gepard, lanchas lanzacohetes del proyecto 12418 Molniya, dotadas de misiles supersónicos contra navíos, y modernos botes patrulleros equipados con cohetes antiaéreos, entre otros.

El citado artículo del ex embajador de la India, (M. K. Bhadrakumar, A fly in China's Russian ointment, April 12, 2012, www.atimes.com), dice que “Moscú espera volver a obtener acceso a la base militar que tenía en la Bahía de Cam Rahn en la era soviética”, y en el mismo cita un importante editorial del diario oficioso chino The Global Times, que resume la cuestión de la lucha entre las grandes potencias en Asia, y explica los cambios de alianza de los países pequeños ante el peligro que China representa. Dice así el Global Times:



La cooperación (…) va más allá de los intereses económicos y está vinculada esencialmente a preocupaciones políticas y de seguridad. Esa es la principal consideración de Rusia al desarrollar una relación estratégica con Vietnam. La importancia [para Rusia] del Mar del Sur de China no es solo por la abundancia de recursos sino también porque ha puesto la vista en su significación estratégica. Rusia, con su economía recuperándose y sus reformas militares avanzando, ha comenzado a moverse hacia el este.

Vietnam es indudablemente el trampolín (…) En esencia cuando Rusia respalda a Vietnam no es diferente a Estados Unidos que codicia el Mar del Sur de China respaldando a Filipinas.


En realidad, detrás de todos estos movimientos estratégicos de las grandes potencias está el hecho cierto de que el centro geopolítico del planeta, así como el escenario de las grandes decisiones estratégicas de nuestros días, se ha desplazado del bloque del Atlántico-Mediterráneo hacia el del Pacífico-Indico, aunque todavía muchas personas “serias”, así como diversos periodistas y académicos, y hasta algunos políticos, todavía no se hayan dado cuenta.

Lecciones para los cubanos

En la isla, el periódico Granma acusa al gobierno norteamericano de que el proyecto de desplazar el sesenta por ciento de sus unidades navales hacia el Pacífico, y de que sus maniobras militares con gobiernos de la zona, forman parte de una “guerra fría” contra China. Pero el órgano del Partido Comunista de Cuba no está autorizado a informar a los cubanos de a pie que Vietnam se encuentra entre los países que coordinan su defensa con Estados Unidos, como respuesta a la amenaza china.

Los cubanos tienen que sufrir artículos como el del pasado 2 de julio en Granma, donde se habla de que la presencia a largo plazo de los Estados Unidos en el Pacífico es “una especie de otra doctrina Monroe para la zona”. Como si Estados Unidos continental no tuviese una costa, un estado, (Hawai), y territorios en ese océano.

Lo que tienen que saber los cubanos es lo que se ha tratado de resumir en este trabajo. Independientemente del derecho norteamericano a garantizar la seguridad en una región de la que forma parte, o de las aspiraciones rusas y sus contradicciones con los chinos en el pasado ¿Por qué el “Vietnam heroico” que el castrismo siempre ha elogiado tiene que aliarse con fuerzas poderosas y armarse hasta los dientes frente a China?

Ahora resulta que “los mandarines” son los buenos, y así lo dicen los plumíferos a sueldo de la gerontocracia. Muchas veces los mismos que repitieron los improperios de Fidel Castro a la dirigencia china, en el buen-tiempo-viejo-soviético en que los chinos eran “aliados de los racistas de Sudáfrica” y “apoyaban a los bandidos de la UNITA” en Angola.

¿Habrá que esperar a otra invasión china a Vietnam para ver si el régimen de La Habana se comporta con sus benefactores de hoy como lo hizo ayer apoyando la entrada de los tanques soviéticos en Checoslovaquia?

Conociendo el paño, no debería sorprendernos que eso ocurra.