lunes, septiembre 17, 2012

Esteban Fernández: CELIA SÁNCHEZ, LA ESPIRITISTA DE MEDIA LUNA, Y FIDEL CASTRO


LA ESPIRITISTA DE MEDIA LUNA

9-16-2012

El tirano mayor y Celia Sánchez, en el patio de una de las casas de Celia.
Por Esteban Fernández

El grave error de Celia Sánchez fue amar a una hiena. ¿Qué tipo de amor?: Maternal, sexual y servil, de madre, mujer y criada.

¿Qué fue Celia para Fidel? Al principio (en la Sierra) una mujer poco agraciada enamorada de él, fiel y servicial, pero Celia, poco a poco, se convirtió en imprescindible para Castro. Quizás LA ÚNICA persona insustituible para el monstruo. Era secretaria, enfermera, protectora, santera, administradora de la fortuna, y lo principal: amuleto de la buena suerte. Tanto es así que el tirano se sintió desamparado y propenso a todo tipo de errores y fracasos tras su muerte.

Al implantarse una tiranía en nuestra nación Celia recibe una de las mejores mansiones de La Habana. La famosa "casa de Celia", en El Vedado, no era más que una de las principales guaridas del recién estrenado dictador. Por lo tanto, esa casa se convirtió en una fortaleza rodeada de soldados cuidándola siempre esperando por las esporádicas visitas de Fidel Castro. Celia Sánchez era una especie de sombra detrás de Castro. 

Durante los primeros meses de la dictadura era común que Celia entrara de sopetón en  las cocinas de cualquiera de los mejores restaurantes de La Habana y se llevara 20 o 25 pollos fritos, los pagaba (en esa época todavía pagaban) y se los llevara a la hambrienta bestia y a su séquito inmediato.

Llegaban cinco tipos  a una entrevista con Castro y primero eran chequeados por Celia quien los recibía con una libreta y una pluma en sus manos. Apuntaba en la libreta: "Cheíto es el flaco con camisa azul, Gonzalo está vestido de miliciano, y Pancho es el gordo con una boina negra".

Le entregaba las notas a Fidel, este las estudiaba por unos minutos, y entonces se podía dar el lujo de recibir a los visitantes diciéndoles efusivamente: "¿Qué tal Pancho?"...

" ¡ Gonzalito, caray, que bien te conservas !"...  "¿Qué te trae por aquí, Cheíto?"... Y los visitantes se quedaban admirados de que Castro "los reconociera". Salían de la reunión diciendo: "¡Increíble, el Comandante se acuerda de nosotros!"... Y el otro responde: "¡Compadre, si yo simplemente lo saludé de lejos cuando estuvo en Bauta, este hombre es un genio!?

¿Ustedes vieron la película "El Padrino" donde el jefe mafioso Vito Corleone recibía a la gente y les hacía favores? Bueno, pues Celia se convirtió en una especie de "Madrina" de "los desamparados", y montones de cubanos les suplicaban a Celia para que les resolviera problemas "de poca monta" como un enredo que alguien tenía con la Reforma Urbana, o unos recién casados que querían un cuartucho para poder mudarse, u otros que los botaron injustamente de sus trabajos. Era la encargada de repartir "migajas de pan".

En ningún momento resolvía, ni intentaba resolver, nada que fuera a incomodar al amo. No era como que ella podía salvar del paredón a nadie, ni nada parecido. Sólo se ocupaba de boberías y  de cosas sin la mayor importancia, sin meterse en líos ni perjudicar su enfermiza relación con el monstruo. Todavía nos podemos encontrar con exiliados agradecidos porque Celia "les tiró un cabo" para salir de Cuba.  Nadie puede sostener que le evitó cumplir 20 años de cárcel... 

Tras su entierro, a Castro (hasta ese instante victorioso) "le cayó carcoma": vejez prematura, enfermedades ocultas, temblequeo en las manos, derrota en Granada, quiebra del comunismo, derrumbe del  muro de Berlín, miles de balseros, fusilamiento de Arnaldo Ochoa, fracasos de las zafras, ciclones, y el desastre total. Hasta llegar a la debacle física y mental actual.

Claro que todas estas cosas no tienen nada que ver con la falta de Celia, pero Fidel Castro por una rara superstición vive convencido todavía de lo contrario. Dalia Soto, la mujer del esperpento, también es espiritista pero obviamente no tiene el mismo “aché” que tenía Celia.

El genocida no puede concebir que  sea producto de la casualidad que después que Celia dejó de "tirarle los caracoles"  ha pasado a la velocidad de un cohete de considerarse "el caballo" a convertirse en un fracasado y enfermo "escribidor" de confusas y mal hilvanadas reflexiones.  Sin el resguardo de Celia ha llegado  a parecerse  más a San Lázaro  que a Fidel. 

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Comentario del Bloguista

Celia Sánchez fue la persona que organizó, desde antes del desembarco-naufragio del Granma. el auxilio a los expedicionarios. La ayuda a los sobreviviemtes del Granma por parte de Crescencio Pérez y  Guillermo  no fue algo casual, al igual que otros auxilios y ayuda. Celia Sánchez se había encargado de conformar alrededor de esa zona a un grupo de personas que los auxiliaría.

La casa de Celia  Sánchez cercana a la calle Línea y a la calle 12, era y es, más bien modesta que lujosa. Ceñia Sánchez, quien era hija de médico, y había venido a estudiar a los Estados Unidos, no era una persona  que le gustara vivir entre lujos, aunque fuera la persona que  sugirió y veló por la construcción de muchas de las obras más lujosas del Castrismo. Celia Sánchez  tenía sensibilidad para el arte. En el libro de Antonio Nuñez Jiménez titulado En Marcha con Fidel, hay una foto en la que aparecen Vilma Espín y Celia Sánchez que refleja excelentemente  ambas personalidades.

Celia Sánchez en más de una ocasión,  después del triunfo de la Revolución de 1959, le llamó la atención a Fidel Castro y Fidel Castro con la cabeza baja aguantaba  el  chaparrón; hay varios testigos de esos momentos. La boda de Fidel Castro  con Dalia fue después de la muerte de Celia; quizás eso de luz sobre la ascendencia de quién sobre quién, aunque  no me refiero en el aspecto de pareja sentimental, pues algunas personas emparentadas niegan esa relación  ...


 

(Foto anterior a 1959. Photo credit should read ENRIQUE MENESES/AFP/Getty Images)

1 Comments:

At 9:27 p. m., Blogger Larry Daley (Garcia-I~niguez) said...

Very good and most pertinent

because clearly Celia and most especially Vilma,

were followers of Yara and Canaima*...

Laurence Daley (Garcia-I~niguez)

*Whitehead, Neil L. 2002 Dark Shamans: Kanaima and the Poetics of Violent Death, Duke University Press. ISBN-10 0822329883; ISBN-13 978-0822329886. See review: Laurence Daley 2009 Death in the Jungle July 22, 2009 https://www.amazon.com/Dark-Shamans-Kanaima-Poetics-Violent/dp/0822329883/ref=sr_1_1/144-0194308-4550375?s=books&ie=UTF8&qid=1525435846&sr=1-1&keywords=9780822329886 “Whitehead, Neil L. 2002 Dark Shamans: Kanaima and the Poetics of Violent Death, Duke University Press. ISBN-10 0822329883; ISBN-13 978-0822329886 Death in the jungle. In pre-Castro Cuba, the sight of an erotically beautiful woman hip swaying down the street, elicited the exclamation “! Que Barbara! Literally this means translation: "What an animal! What a barbarian! the first phrase indicates admiration for vigor mostly male: however, the latter interpretation indicates the response of a male to the stimulation caused by such sighting of such a voluptuous beauty. Perhaps in part it is also an invocation of the Afro-Cuban god of lightening Chango. Rómulo Gallegos, living in similar milieu in Venezuela refers to this as the call of Canaima, the evil spirit of the Zuanía, the Amazonian and Orinoco jungles from whence the ancestors of the Taíno (Island Arawaks) came. Gallegos gives a principal character, an aggressive ruthlessly lustful female, the name of "Doña Bárbara." Gallegos attributes this trait to a serial rape his protagonist had suffered as a young woman. However, this interpretation of Gallegos, is perhaps a little innocent, since in the Venezuelan indigenous milieu, as in the related Cuban Taíno and Güajiro traditions such actions were traditional and accepted as merely rites of passage. In addition, it appears that Gallegos is unconsciously adapting these character traits from the Venezuelan myth of Uyara (María Leonza), and on this superimposing his own somewhat prudish views on the matter. Whitehead's approach is different, he addressed the cruel reality of the cult of Canaima, choosing to spell it with K rather than a C., and in his book reveals the truly barbaric nature of this jungle cult. Although the author's anthropological approach is scientifically phrased, the horror of this aspect of humanity is terrorizing. Perhaps the author could have touched more on the sexual aspects, and yet perhaps not. It is clear from this work that the cruelty exerted by the Spanish and other conquerors, had its counterpart in some parts of the culture of at least some Indigenous Peoples of the Americas. This book helps one understand the often viciously cruel acts that have occurred in these jungles from the Spanish conquest, through the wild rubber industries worse moments, on to the barbarism of the Colombian Narco-guerrillas of the FARC. And in this use Whitehead's study is widely applicable outside his field.

 

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