Desde hace años he observado en Rafael Rojas lagunas de carácter histórico que hasta un aficionado a la Historia como soy yo, se las ha señalado en algunos de sus artículos publicados en Baracutey Cubano; me refiero a hechos históricos y no a la interpretación de esos hechos, lo cual es perfectamente admisible en un ensayista. Rafael Rojas ha sido premiado fuera de Cuba por algunos de sus libros publicados.
Rafael Rojas es hermano del viceministro de Cultura Fernando Rojas, antiguo miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas; condecorado en múltiples ocasiones por su fidelidad política al Castrismo y no por su obra intelectual.
Finalmente: El Castrismo con su infamante política de Estado ha sido una excepción en nuestra historia patria, la cual tampoco ha sido de color rosa. El Castrismo ha sacado de los cubanos lo peor que todo ser humano lleva consigo y lo ha enaltecido; he ahí la gran diferencia con diferentes momentos de nuestro pasado...
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Tomado de http://www.nuevoaccion.com
INFAMIA SIN LÍMITES
Por Manuel Ballagas
23 de septiembre de
Pobre Rafael Rojas. Tiene que remontarse a los griegos, a Tucídides y Herodoto, para sustentar su argumento de que los cubanos, además de usar demasiado la palabra “traidor”, somos intolerantes para con las ideas ajenas. ¿Se verá mal que califique esto de suprema pedantería?
Todas las naciones y causas que valen la pena conocen traiciones, y desde luego, también padecen traidores. Pero Rojas, en una columna periodística que se pretende ensayo, quiere hacernos creer que los cubanos nos inventamos las nuestras. ¿Y con qué fin? A juzgar por su artículo, sólo queremos perpetuar ideas añejas, de un exilio del que no se siente parte y al que ataca, paradójicamente, sin atención alguna a sus valores.
¿Usted apoya el embargo estadounidense al régimen castrista? Pues usted es nada menos que un infame. ¿Usted cree que, independientemente de la oposición pacífica contra el castrismo, la vía de la acción armada nunca debe descartarse? ¡Qué clase de infame es usted, por Dios! Y si usted osa sustentar la idea de que una invasión foránea puede, a fin de cuentas, ser una salida a la crisis nacional cubana, como lo fue para Granada o Irak, por ejemplo, pues no hay alguien más infame que usted en este mundo. Igual que si usted se atreve a discrepar de algunas de esas organizaciones de intramuros, infiltradas hasta el tuétano por los segurosos, no hay más calificativo para usted: ¡Infame! ¡Infame! ¡Infame!
¿Y por qué?
Pues porque usted no piensa como Rafael Rojas, un señor que tuvo la desgracia de nacer y educarse
bajo uno de los regímenes políticos más despóticos que ha conocido nuestro continente, y bajo el cual el libre discurso no es sólo desalentado, sino simplemente imposible.
¿Qué pensar, pues, de alguien que obtiene a fines de los 80 una licenciatura en filosofía de la Universidad de La Habana, y que alguna vez confesó que allá sólo se le permitió estudiar a los filósofos anteriores a Karl Marx? Por no hablar de su mero acceso a una carrera como la de filosofía, en un país donde un estudiante no simplemente elige lo que quiere estudiar, sino que es elegido con toda deliberación para poder acceder a ella. ¿O nos olvidamos de que en Cuba “la universidad es para los revolucionarios”?
Pero como buen hijo de papá, el señor Rojas pudo darse el lujo de estudiar eso que en las academias cubanas se llama filosofía, algo que no es más que un aprendizaje intenso y extendido de esa superstición llamada marxismo, siguiendo párrafo por párrafo todos los manuales y libracos que se conocen para divulgar esa fracasada doctrina.
Rojas, desde luego, perteneció, por derecho pleno, a la casta de los “revolucionarios”. De lo contrario, jamás habría sido seleccionado para estudiar una carrera que en Cuba está reservada para la “crema de la crema” de los incondicionales, y por supuesto, nunca se le hubiera permitido graduarse si se apartaba un ápice de la consabida línea partidista. Luego, con un diplomita bajo el brazo, aprovechó en los 90 un viaje a
México pagado por la tiranía para abandonar a sus antiguos jefes y dar un giro impresionante a su filosófica carrera. Y ahí lo tienen.
(Fernando Rojas, Viceministro de Cultura Castrista. Fotos y comentarios del bloguista de BC))
Atrincherado en una cátedra en México, se dio desde entonces a la tarea de “aleccionar” al viejo exilio, y de regañarle, toda vez que no hallara en éste una audiencia receptiva a cualquiera de sus disparates y “metatrancas”. Ignoraba Rojas, por supuesto, que casi desde que él nació existía de este lado una Sociedad Cubana de Filosofía, así como estudiosos serios que, en circunstancias de libertad, pudieron dedicarse sin obstáculos ni limitaciones políticas al estudio de las ideas a las que él en Cuba era incapaz de acceder, porque no se lo permitían.
¿Y este advenedizo, experto si acaso en materialismo dialéctico y otras ciencias ocultas, pretende ahora dar lecciones de historia y tolerancia a un exilio del cual no se siente parte, vaya usted a saber por qué razón?
No se puede llamar traidor a alguien que ataca a una causa y unas ideas que nunca abrazó, y por las cuales tantos de los nuestros han sufrido cárcel, persecución y destierro, mientras él gozaba de privilegios en Cuba. El pobre Rojas padece, asimismo, demasiadas carencias de formación vital e intelectual como para que se le tome en serio fuera de los predios de sus amiguetes en Madrid o el D.F. De lo que no cabe duda es que su infamia no conoce límites, y de que el rencor que le inculcaron en Cuba contra nosotros seguirá haciendo eco en cada letra que escriba, acusándonos de “nacionalismo católico”, de “intolerantes”, “infames” o cualquier otra estupidez que se le ocurra. Es una lástima. “Arbol que nace torcido…”
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Esto, más que una crítica al artículo --o ensayo, como dice-- parece más bien un problema de envidia personal, por que de crítica seria al artículo no veo nada, pero de ataque personal si veo mucho. Rafael Rojas es un gran intelectual y muy buen escritor. Saludos, Jacobo
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“A mí también me chocó el derroche innecesario de falsa erudición en el artículo de Rojas. Me pareció incluso ingenuo en su afán escolar de hallar las causas últimas de un fenómeno como la intolerancia que, más que cubano, es muy propio de la naturaleza humana en cualquier latitud (solo que entre cubanos puede resultar más visible). Luego entendí el porqué de la oscilación del texto entre el ensayo futete y la metatranca seudoacadémica, viendo al final que se trataba de una conferencia en el coloquio "El asesinato de la reputación en Cuba". Un coloquio no muy coloquial, o más bien infumable. ¿Asesinato de la reputación? Cógeme ese toro pinto. Bendiciones, amigo Pedro Pablo, de Fray Franelo
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Comentario del Bloguista
Saludos Jacobo; verdaderamente no leo nada que pueda parecerme envidia por parte de Ballagas.
Bendiciones también a usted Fray Franelo.
Gracias a ambos por leer a Baracutey Cubano
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Esta es la primera supuesta andanada calumniosa, según el decir suyo, de Manuel Ballagas contra Rafael Rojas que yo he leido. Este escrito de Ballagas no me parece en nada calumnioso contra Rafael Rojas.
Yo por mi parte no tengo que guardar o no, distancia crítica alguna. Yo sólo doy mi libre opinión. No encontré interesante el artículo de Rojas; hasta el punto que no me interesé siquiera en enmendarle la plana como he hecho con otros de sus artículos.
Yo compro y leo los libros según encuentre interesante o no lo escrito anteriormente por el autor, y más cuando es un ensayista. Yo no he escrito sobre esos libros sino sobre algunos artículos de Rafael Rojas en que la narración de determinados hechos históricos no corresponden a como ellos sucedieron. Le toca a usted, si desea, encontrarlos en este blog Baracutey Cubano, y en ellos verá en mis Notas del Bloguista mis observaciones claramente expuestas sobre esos hechos históricos. No he difamado en nada a Rafael Rojas ni a su obra. El parentesco con el oficialista Fernando Rojas, es sólo para que el lector sepa en que cuna nació y creció Rafael Rojas, y que quizás explique algunas características de su obra como articulista .
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Rafael Rojas es otro chupatintas marxista, arrastrao que para que lo tomen en cuenta la izquierda de las universidades americanas y El País, escribe la cantidad de boberías que escribe. Es otro tonto útil, aunque menos tonto que algunos, su bichería es proverbial.
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Ninguno de esos dos artículos son "buenos" como dice Baracutey, aunque éste, a diferencia de Baracutey y Ballagas, por lo menos no cae en el ridículo de descalificar a Rojas por ser hermano de un viceministro. No son buenos estos artículos porque además de poseer ese "estilo infamante" del que habla Rojas distorsionan claramente la idea central del ensayo. Lo que dice Rojas es que la intolerancia en Cuba tiene un claro trasfondo constitucional e institucional derivado del carácter totalitario del régimen. Por tanto, no hay equidistancia ninguna entre víctimas y victimarios. Tampoco dice Rojas que la historia de Cuba sea una sarta de intolerancias porque él mismo reconoce en ese ensayo y en casi todos sus libros que huno momentos de aproximación a la democracia en Cuba, como el Pacto del Zanjón, los constituyentes de 1901 y 1940, los gobiernos de Gómez y Zayas y, sobre todo, los doce años que van de 1940 a 1952. La única forma de aceptar las diatribas de Ballagas y Fondevila es
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Comentario del Bloguista
Señor que se esconde detrás de un anónimo viviendo quizás en un país con libertad y democracia.
Le respondo que incluí en mi nota lo relativo a que Rojas es hermano del Viceministro Castrista de Cultura para explicar quizás, el porqué Rojas pese a sus estudios de historia y de vivir en un país libre cae en ocasiones, en mi opinión, en omisiones y se queda a medias en la profundidad del análisis como ensayista. Carlos Marx planteó que Hegel, pese a su brillantez, se quedó sin llegar a lo correcto por su admiración al Estado prusiano.
Sobre algunos de los hechos históricos en que Rafael Rojas se equivoca, ya escribí que están en algunas de mis Notas del Bloguista en este blog; el que busca encuentra.No obstante, haré aquí esta nueva observación: el Pacto del Zanjón, 1878, no era un momento a la aproximación en Cuba, pues lo único que trajo para Cuba fueron las mismas condiciones que ya desde hacia algunos años tenía Puerto Rico sin este país haber ido a ninguna guerra; Puerto Rico no se movió más hacia la libertad, independencia y democracia y permaneció en su carácter de colonia de España hasta 1898 cuando pasó a ser un protectorado de Estados Unidos.
Parece que su comentario quedó truncado; no he recibido su continuación.