viernes, diciembre 28, 2012

Video Último adiós a Humberto Medrano. Los Enterradores de la libertad del pensamiento, expresión y prensa

 Nota del Bloguista


Después de  la confiscación del Diario de la Marina, turbas Castristas, simulando ser estudiantes,  llevaron a cabo un entierro simbólico de dicho diario en la escalinata de la Universidad de La Habana; era  el 13 de mayo de 1960.

El 14 de mayo de 1960  en el periódico  Prensa Libre,  se publicó el artículo de Humberto Medrano titulado  “Los Enterradores”.  El  16 de mayo de 1960, Prensa Libre fue invadido y confiscado.

La estrategia de la tiranía de los Castro era usar las turbas para amedrentar mediante acciones que ponían en peligro la vida de  trabajadores y dueños de los diarios y posteriormente  invadir y ocupar los diarios diciendo que los dueños habían abandonados sus propiedades; con propiedades de la Iglesia Católica usaron la misma estrategia.
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Último adiós a Humberto Medrano

Publicado 27 diciembre 2012

| Dic. 27 — Un último adiós se tributó en el día de hoy en Miami al insigne periodista cubano, Doctor Humberto Medrano, quien además de su trayectoria en Cuba fue un pilar durante años para Radio y Televisión Martí. Familiares, amigos y miembros de la comunidad de exiliados cubanos lo acompañaron hasta su última morada. Ricardo Quintana con la información.



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LOS ENTERRADORES


Por Humberto Medrano
La Habana
14 de mayo de 1960


Es doloroso ver enterrar la libertad del pensamiento en un centro de cultura. Es como ver enterrar un código en un Tribunal de Justicia. Porque lo que se enterró anoche en la Colina no fue un periódico determinado. Se enterró simbólicamente la libertad para pensar y decir lo que se piensa.

Doloroso es también que en ese Centro se profieran insultos, y se calumnie y se amenace a periodistas honorables que han dedicado una vida al cumplimiento estricto de sus deberes profesionales y ciudadanos, sin traicionarlos jamás. Y que jamás han empleado el insulto, ni el denuesto como arma polémica, ni han denigrado a nadie por el hecho de no pensar como ellos. Pero desgraciadamente ha llegado hasta la Universidad la ola de odio que nos bate. Claro que no a la mayoría de los estudiantes. Pero sí a algunos líderes de apresurados y tardío expediente, que se prestan a servir de marionetas para contribuir a la demolición de nuestras libertades.

Pero lo más doloroso es ver cómo con esos entierros vergonzosos de la libertad de expresión están enterrando los principios por los que tanta sangre se ha derramado en nuestro suelo desde la Guerra de Independencia.

Cómo traicionan y entierran el sacrificio de nuestros mambises, el ejemplo de Martí, la inmolación de tantos mártires. Cómo entierran las aspiraciones legítimas de un pueblo noble y heroico. Y cómo, si siguen por ese camino, terminarán enterrando la Revolución.

Y no se diga que esa es la acción del pueblo. Los escasos miles de curiosos que allí se congregaron en son de fúnebre “pachanga” no pueden representar la voluntad del pueblo. Consternados quedarían los promotores de ese carnaval macabro si pudieran conocer la opinión de los millones de cubanos que no asistieron y que sintieron repugnancia por tan amarga bufonada.

No se engañen. La multitud de ayer, junto a las multitudes que convocaban y reunían Hitler, Mussolini y Perón, son una mera “fiestecita familiar”. Sin embargo, recuerden cómo la humanidad entera execra su memoria. La voz del pueblo, su verdadera voz, está en las inmensas mayorías que no asistieron y que condenaron en silencio esos intentos de regresar a la bárbara etapa del predominio de la fuerza bruta sobre las jerarquías del espíritu.

Colofón obligado de ese acto ha sido el comentario del periódico “Revolución”. El título de ese comentario lo dice todo: “Prensa Libre en el camino de La Marina”. No tenían que decirlo. Todo el mundo lo sabe. Como sabe que nadie más interesado en colocarnos en él que los magnates de “Revolución”, para apoderarse de nuestros talleres y rotativa. Ese es el único periodismo –aparte de insultar y calumniar sin recato- que saben hacer.

Con la estrategia de Goebbels y la táctica dialéctica del comunismo tuercen nuestra actitud. Y dicen que estamos con La Marina. No, señores piratas, nosotros no estamos con La Marina, como no estamos con ningún periódico.

Estamos con Cuba y con PRENSA LIBRE. Pero estamos contra el procedimiento empleado para silenciar ese diario.

Estamos contra el empleo de la fuerza para acallar la voz de cualquier ciudadano, sea periodista o no. Estamos contra el sistema de taparle la boca al adversario, porque ese es el sistema de los más abominables totalitarismos.

Y estamos contra esa clase de periodistas que callan los desmanes de algún funcionario o de alguna autoridad. Si por ustedes hubiera sido, nadie hubiera sabido los maltratos perpetrados contra los presos políticos en La Cabaña, que dieron origen a una denuncia de un Magistrado del Tribunal Supremo y a una investigación por parte del Gobierno. Ni se hubieran sabido los intentos de coacción a los magistrados de la Sala Quinta. Ni se hubiera sabido la verdad de la agresión armada por elementos comunistas en el recibimiento del Dr. Sánchez Arango.

Ustedes nos plantean la disyuntiva que hay que estar con o contra la Revolución. Pero habrá que preguntarles con cuál Revolución. Si con la Revolución Cubana que depuso a un tirano y planteó de inmediato la liquidación del peculado, la reparación de viejas injusticias y la afirmación de nuestras esencias patrias, o la Revolución de los excesos, de las mentiras, del odio, de los asaltos a periódicos independientes. Porque junto a la primera estamos y está el pueblo de Cuba. Pero junto a la segunda no están más que ustedes y un grupito de comunistas que quieren transformar la primera para saciar sus apetitos y propiciar sus planes de perturbación.

De lo que pueden estar seguros es que no daremos un paso atrás. Que vemos como aumenta el acoso. Cómo se va cerrando el cerco. Cómo avanzan inexorablemente los planes de exterminio. Ustedes cuentan con todos los resortes. Para eso han copado las dirigencias de todos los sectores. Nosotros no tenemos más que el inmenso poder de la verdad desarmada. Eso nos basta. Porque junto a la verdad está la inmensa mayoría del pueblo. Y ésa es la que cuenta. Como cuentan los ideales de Dios, Patria, Familia, libertad y justicia que a toda costa defendemos.

Mientras tanto, aquí estamos. Librando una batalla desigual. Pero firmes y serenos.

Armados de nuestras convicciones. Las mismas por las que hemos arriesgado todo tantas veces. Las mismas por las que, pase lo que pase. No daremos un paso atrás.

Con Dios, Con Cuba, con la Libertad.

La Habana, Cuba

14 de mayo de 1960.

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MI HERMANO MEDRANO

Por Alfredo M. Cepero

Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero

"Defensor, a ultranza, del derecho a la libertad de expresión", 
Dr. Humberto Medrano.

La frase que encabeza este trabajo fue la respuesta que me dio mi hermano Humberto Medrano cuando le pregunté hace unos días como quería que lo recordaran las generaciones futuras. Es la frase que define la ejecutoria de este periodista de periodistas y sintetiza la vida de este soldado de la libertad que utilizó además el arma de su pluma prodigiosa para defender los derechos humanos de nuestros presos políticos.

Ahora bien, la entereza de este hombre para desafiar el peligro y enfrentar la adversidad no puede sorprender a nadie que conozca la estirpe mambisa de este hijo del colombiano Ignacio Medrano que hizo de Cuba la patria de sus sacrificios y de sus amores cuando cayó abatido por la ternura de la hermosa pinareña Paulina Cervera. Años antes había sido cautivado por el verbo de Martí en una velada en Nueva York, vino a liberar a Cuba como dinamitero de la Invasión a Occidente del General Maceo y alcanzó el grado de Coronel del Ejército Libertador.

Por otra parte, el abogado Humberto Medrano personifica ese tipo de periodista para quienes la prensa no es, como se ha dicho tradicionalmente, el cuarto poder sino el principal poder. Es el poder que vela por la honestidad de los otros tres poderes. Es el poder que confronta los desmanes de un ejecutivo con pujos autoritarios. Es el poder que denuncia las componendas de un legislativo integrado por pandillas depredadoras. Y es el poder que apoya la autoridad del judicial para mediar en los conflictos entre los otros dos y en la relación de éstos últimos con los ciudadanos a quienes están obligados a servir y representar.

Conocí a Medrano en la primavera de 1959 cuando mi amigo José Puente Blanco, por entonces presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), me nombró Secretario de Prensa de la misma. Medrano y Ulises Carbó eran los subdirectores de aquel gran periódico que fuera Prensa Libre.

Sin embargo, tenía referencias previas de la habilidad periodística y del valor personal de Medrano cuando éste alzó su voz para defender a su amigo el comandante Enrique Borbonet Gómez, enjuiciado por participar en la llamada Conspiración de los Puros del 4 de abril de 1956 cuyo objetivo era derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. Aquella defensa, que publicó bajo el título de Mi Amigo Borbonet, le valió el codiciado premio periodístico Justo de Lara. Por esos años también recibió los premios Juan Gualberto Gómez y José Ignacio Rivero.
(Humberto Medrano)

Y hablando precisamente de Rivero, fue Medrano quien enfrentó con mayor coraje a la tiranía castrista cuando los enemigos de la libertad de prensa intervinieron el emblemático decano de la prensa cubana, Diario de la Marina. El 14 de mayo de 1960, bajo el título de Los Enterradores, Medrano escribió: "Es doloroso ver enterrar la libertad del pensamiento en un centro de cultura. Es como ver enterrar un código en un Tribunal de Justicia. Porque lo que se enterró anoche en la Colina no fue un periódico determinado. Se enterró simbólicamente la libertad para pensar y decir lo que se piensa".

Con anterioridad a la contundente defensa del Diario de la Marina por Medrano, el tirano Castro había visitado Prensa Libre en misión de intimidación y chantaje. En esa oportunidad le dijo a Medrano que las instalaciones del periódico eran ideales para servir de sede al Ministerio de Información. Medrano le respondió en negativo pero el bravucón insistió en la amenaza cuando al despedirse le dijo: "No le falles a la revolución". Medrano le contestó: "No le falle usted a Cuba, Comandante". Nunca más volvieron a verse.

Pero el artículo de "Los Enterradores" traería ominosas secuelas a Prensa Libre y a la libertad de prensa. Como ha demostrado a lo largo de su destructiva vida, el pandillero en control de Cuba no descansa hasta aniquilar a sus enemigos. Dos días después del artículo, el 16 de mayo de 1960, las turbas se apoderaron de Prensa Libre, Medrano abandonó el edificio, tomó su automóvil y se refugió en la Embajada de Panama desde donde salió con destino a Miami el 20 de mayo de 1960. ¡Qué ironía que en el aniversario de nuestra independencia fuera forzado a abandonar la patria para salvar la vida uno de los más ilustres defensores de su libertad!

Como centenares de miles de cubanos, Medrano y yo compartimos muchas veces en Miami penurias, ideas, planes y esperanzas. Cuba y su libertad eran siempre la idea obsesiva y el tema obligado. El Miami de 1960 era una ciudad monolingüe donde nuestras habilidades periodísticas en idioma español no estaban bien cotizadas en el mercado de empleos.

Decidimos entonces poner pan en la mesa como choferes de taxi. Y entre cliente y cliente, un día le enseñé mis versos y Medrano no sólo me escribió el prologo sino hizo que un amigo común los publicara en el folleto Poemas del Exilio. En el prologo, se refirió a mí con palabras que expresaron sentimientos de hermandad que hoy pago en parte muy limitada con este trabajo y el título con el cual lo encabezo. En su prólogo se refirió a mí en estos términos: "Por poeta y por joven está pletórico de esas fuerzas espirituales que no conciben sin ideal la vida. Pero también porque en la masa de la sangre lleva arraigada una ardiente cubanía".

Pasaron los años y el exilio se hizo largo. Pero Medrano se mantuvo firme en su decisión de hacer patria antes que hacer fortuna. Puso en marcha su cruzada por los derechos humanos que bautizó "Comité para la Divulgación de Maltratos a Presos Políticos Cubanos". En esos menesteres recorrió el continente desde Buenos Aires hasta Washington, pasando por Bogotá, Caracas y Ciudad México. Cruzó el Atlántico y se fue a denunciar los maltratos de derechos humanos de la tiranía cubana en Bélgica y Suiza. Describió con su gran facilidad de palabra el infierno de centenares de presos políticos. Entre ellos el mártir Pedro Luís Boitel.

En 1974, nos encontramos en Quito donde una Conferencia de Cancilleres convocada por la siempre arrodillada y corrupta Organización de Estados Americanos se proponía levantar las sanciones contra la tiranía castrista. Medrano como parte de una delegación de cubanos libres integrada, entre otros, por el ex presidente Carlos Prío, Juanita Castro, Guillermo Martínez Márquez, Juanito Pérez Franco y Ramón Cantón. Yo como corresponsal de la Voz de los Estados Unidos de América, condición que resultó de utilidad para burlar los controles de seguridad y poner en las carpetas de las delegaciones nuestra denuncia del régimen de Castro. La conferencia terminó en un fracaso para los apaciguadores que lograron solo 12 votos de los 14 que necesitaban para levantar las sanciones.

Diez años más tarde, en 1984, Medrano se fue a Washington como subdirector y uno de los más influyentes arquitectos de la programación de Radio Martí. En 1989, fue destacado en Miami como uno de los principales asesores de la emisora y reportó diariamente a un trabajo que, en el decir de José Ignacio Rivero, era más bien un sacerdocio hasta pasados los 90 años de edad.

Dentro de un par de meses, Humberto Medrano y Cervera cumplirá 96 años en su infatigable marcha por los caminos que conducen a la libertad y la dignidad de nuestra adorada y mancillada patria. A pesar de los golpes y de los desengaños sigue lúcido, combativo y optimista. Lo ayudan sin dudas la lealtad a toda prueba y el amor solícito de su diosa inseparable Mignón Pérez de Medrano. Pero, según reza el refrán español, Humberto Medrano será "genio y figura hasta la sepultura". Le faltan las fuerzas físicas pero le sobran las fuerzas espirituales para predicar su evangelio de la esperanza y de la libertad. Maestros y patriotas como él los necesitaremos en la reconstrucción de Cuba. Pero, si por mandato de Dios no pudiera acompañarnos, estoy absolutamente convencido de que, como el Cid Campeador, seguirá inspirando a su pueblo aún después de su encuentro con la eternidad.