Raúl Rivero sobre las elecciones en Venezuela entre Henrique Capriles y Nicolás Maduro: Duelo después del duelo
Venezuela
Duelo después del duelo
Por Raúl Rivero

El presidente encargado venció a los demás aspirantes a morar en el palacio de Miraflores. Él fue el elegido y ahí está con todo el poder para disfrutarlo. Y con un legado para padecerlo: el desastre de 14 años de autoritarismo, experimentos populistas y desbarajustes económicos y sociales perdidos en la letra pequeña del documento de la herencia.
El caudillo dejó a Maduro la boina roja y una nación desestabilizada, dividida por el radicalismo de su ideología y, ahora también, por las diferentes corrientes chavistas que se suben al ring. Le dejó el chándal y una Venezuela rica y fértil obligada a comprar los productos básicos en el extranjero y en la que salir a pasear o dormir tranquilo es una ilusión porque el año pasado se produjeron 21 mil

Los aparejos que recibió de su amado líder irán con Maduro a los escenarios donde pronuncie sus discursos como aspirante a presidente en las elecciones del próximo 14 de abril. Y le acompañará, como parte de su cosecha propia, la fama de alumno predilecto del castrismo, las tánganas con sus compañeros de viaje y la tendencia de muchos electores chavistas a desaprobarlo en la comparación con el personaje real.
A pesar de todo, Maduro se presenta con ventajas. Cuenta con la mayoría de los seguidores del jefe muerto y dispone de todos los recursos del Estado para ganar los comicios más desiguales de la historia venezolana. Tiene a su favor, en la región, la complicidad o el silencio de los dirigentes políticos.
La oposición va a las urnas solo con la fuerza del candidato Henrique Capriles y los diálogos abiertos en las calles con los millones de venezolanos que quieren libertad y progreso. Pero los avatares del heredero de Chávez le pueden ayudar a salir del chavismo.
Este artículo apareció en El Mundo. Se reproduce con autorización del autor.
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