jueves, abril 18, 2013

Pedro Corzo. sobre el fallecimiento del historiador Enrique Ros: La historia de Cuba está de luto


La historia de Cuba está de luto



 Enrique Ros durante la presentación de su libro sobre Vicente García

Por Pedro Corzo
abril 17, 2013

El exilio cubano ha sido pródigo en personas que día a día testimonian su compromiso con la democracia en su país y uno de los que más y mejor ilustraran en el futuro esa obligación fue el historiador Enrique Ros.

Su intenso trabajo investigativo y la dedicación en la recopilación y redacción del material obtenido, lo convirtieron desde el punto de vista de muchos conocedores de la realidad cubana, en el historiador más prolijo y fecundo del exilio.

Fue el primero en darse cuenta que era necesario establecer una coordinación histórica de todo el proceso de lucha contra la dictadura. Sus libros recogen diferentes etapas de la causa democrática cubana, pero también demuestran ampliamente la estrecha relación entre cada una de ellas y en que medida el proceso  se internacionalizó.

Por otra parte tuvo la visión de ahondar aspectos de la historia de la Cuba pre revolucionaria, que adolecían de falta de información. Sus libros sobre Vicente García y Fidel Castro y el Gatillo Alegre, por solo citar dos, reflejan la seriedad de su trabajo y la profundidad con la que abordaba cada tema.

Ros está entre los pioneros en la desmitificación de Ernesto Guevara. Con su trabajo sembró lo que las futuras generaciones de cubanos cosecharan, el resultado de una  intensa investigación que le permitió escribir libros que ilustraran a todo aquel que quiera conocer como fueron los duros años de enfrentamiento a la dictadura, pero también la medida en la que numerosos isleños se labraron en pocos años, un espacio propio en la sociedad mas rica y competitiva del mundo, Estados Unidos.

El  investigador que con mayor calado  ha trabajado en la influencia de los cubanos americanos en la política de Estados Unidos, enfatizando en los que han servido a esta nación  como políticos electos, ha sido Enrique.

Por otra parte hay que destacar que Enrique Ros llegó a la investigación histórica después de haber contribuido al pasado que ayudó a compilar. No se aisló para crear. Fue un hombre activo social y políticamente, también era un amigo excepcional que predicaba con la bondad y comprendía y aceptaba los errores y defectos de los demás. 

Son contados los historiadores que compartieron con los protagonistas de los acontecimientos que años mas tarde compilara. Vivió intensamente la destrucción de la democracia en Cuba y nunca dudó asumir su responsabilidad como ciudadano, aunque eso implicara numerosos riesgos y peligros.

Ross fue de los pioneros en la lucha contra la dictadura de los hermanos Castro. Dirigió el Movimiento Demócrata Cristiano en la isla junto a José Ignacio Rasco y Jesús Angulo, entre otros.

Posteriormente fue el primer coordinador del Frente Revolucionario Democrático dentro de la isla,  Rogelio González Corzo. Mientras Ros, ocupó esa posición dirigió numerosas actividades conspirativas que tenían como objetivo el derrocamiento de la dictadura.

Partió al exilio cuando continuar la lucha en la isla le fue imposible, pero en el exterior siguió honrando su compromiso. En los días previos a la expedición de la Brigada 2506 participo en una expedición a Cuba que se malogró. Nunca dejo de luchar y cuando las alternativas de confrontación a la dictadura castrista fueron cambiando, asumió el liderazgo de un frente fundamental para el futuro como se ha apuntado:
Recoger los hechos, organizarlos y darle a todo interesado la oportunidad de conocer el pasado para evitar cometer los mismos errores en el futuro.

Pero hay un aspecto en la fecunda vida de Enrique Ros que merece una connotación especial y fue que con su ejemplo y dedicación formó a su hija Ileana Ros-Lethinen, la primera cubana y primera mujer hispana que llegó a la Cámara de Representante de Estados Unidos.

La congresista con orgullo reconoció que su padre, había sido desde del inicio de su carrera el director de su campaña política, y es que Enrique era un hombre con un talento excepcional para llegar a las personas, ganarse el cariño y la confianza de todos los que le conocían, condiciones que retribuía con una amistad incondicional y profundo respeto sin importar  procedencia social o tolda política.

Enrique Ros honraba con su amistad. Nunca dudo en ayudar a todos los que querían incursionar en la historia de Cuba. Sus consejos eran sabios y justos  y por ese motivo para todos los que le conocimos será por siempre un hijo inolvidable del pueblo cubano.