sábado, julio 20, 2013

Zoé Valdé sobre las descubierta armas de Cuba en barco norcoreano Chong Chon Gang en el Canal de Panamá: Del “¿Armas, para qué?” al “Hay que saber tirar, y tirar bien”.


Del “¿Armas, para qué?” al “Hay que saber tirar, y tirar bien”.

Por Zoé Valdés
Paris
 julio 19, 2013

Para nadie es un secreto que Castro I ha sido el tirano que más se ha contradicho en la historia, equivocado a ultranza, siempre a su favor, desde luego. Cuando le salió de sus verijas el retirar las armas con las que el mismo pueblo -mejor dicho, su grupito- hiciera la revolución -digo, el revolico aquel- lo hizo, y les confiscó las armas a la gente para que no se viraran en su contra.

Al poco tiempo militarizó a todo un país controlado por las milicias y los militares, vistió hasta a las abuelas de milicianas, a los niños los enseñó a disparar con toda clase de armas, y hasta se puso de moda aquel slogan: “Hay que saber tirar, y tirar bien”, que algunos amigos latinoamericanos confundían con un slogan erótico, dado que para ellos tirar quiere decir templar.

El caso es que Castro desarmó a un grupo para armar a todo un pueblo que muy dispuesto tomó lo que le pusieran en sus manos, desde una metralleta bola (soviética) hasta un cambolo de una microbrigada con tal de agredir, y matar si diera el caso, a sus compatriotas, a aquellos que se le enfrentaran a “Fidel, p’a lo que sea, Fidel…”.

Ese es Castro I, un tremendo criminal manipulador, que siempre pasa por bueno, amable, sutil, y quien tenía la razón en todo, incluida la de poner a los cubanos a entrematarse entre ellos, por su causa, su bendita causa paranoica, ególatra y estéril.

Recién se ha descubierto un barco que iba desde Panamá hacia Corea del Norte con armas cubanas. “Armas obsoletas”, para ser reparadas en Corea del Norte, ha dicho Castro II. Ahí ya tenemos la diferencia, Castro I hubiera negado la existencia de esas armas, inclusive si se las hubieran puesto a disparar una a una delante de sus narices como prueba, pero les aseguro que Castro I habría dicho que se trataba de una maniobra más del imperialismo yanqui, que con sus espejismos hollywoodenses intentaba engañar a “nuestro” pueblo. Castro II no, él no ha negado la realidad, son armas “obsoletas”, según su versión, que iban a ser reparadas en Corea del Norte, ese país tan “democrático” y tan “amigo” de los Estados Unidos. El caso es que Castro II, con su fascinante mente y su proverbial inteligencia, ha aceptado el hecho. Son armas. Rotas o lo que sea, son armas. Y no especialmente de juguete.

¿Qué hará entonces Estados Unidos? Porque durante décadas, por más de medio siglo, los Castro, digan lo que digan, le han armando y virado a todo un pueblo en contra, a todo un continente en su contra, les han militarizado, organizado en guerrillas, y les han puesto ideológicamente en contra a millones de personas en todo el mundo. ¿Qué más pruebas necesita Estados Unidos?

El hecho es que desde el “no me toquen al galleguito” de Franco, a según dicen que dijo uno de esos inútiles presidentes norteamericanos: “Cuba será una lección de comunismo para América Latina, dejémosla como está, para que no se repita en ningún otro país del área”, se ha ido de mal en peor, del “¿Armas, para qué?” a todo un pueblo roñoso y presto a entregar hasta la última gota de sangre, que se convirtió en una dependencia absoluta y enfermiza por culpa del bajón de hemoglobina al que nos sometió el castrismo, a golpe de hambre, perdón, de hambruna y miseria, hasta no uno, quién sabe si varios barcos pasaron antes que no fueron descubiertos…

¿Qué mas pruebas necesita Barack Obama, ese colaborador del castrismo? Otro más en la larga lista.

***********