LOS QUE LUCHAMOS POR IDEALES VS EL PATRIOTISMO TARIFADO
EL ASUNTO NO ES SOLO SALIR DEL CASTRISMO, SINO QUE NO NOS VUELVA A MORDER EL PERRO DEL CAUDILLISMO Y LA INMORALIDAD
(10-25-13-4:40PM)
Por Aldo Rosado-Tuero
Por mucho que trato de intentarlo no puedo sentir respeto por los que han hecho del patriotismo una profesión lucrativa y se han adherido al "patriotismo" tarifado.
Los que se han acostumbrado a cobrar por luchar, los que están pasando la cuenta por el poco o mucho tiempo que estuvieron en una cárcel, no pueden tener ante mis ojos la misma valía que los que lucharon, se sacrificaron, arriesgaron sus vidas o fueron a la cárcel cuando aún no se había establecido la funesta costumbre de ponerle tarifa al patriotismo.
No puedo poner en el mismo nivel (por solo poner unos pocos ejemplos, pues nombrarlos a todos sería imposible) a Ernesto Díaz Rodríguez, Abel Nieves, Reinol Rodríguez, Héctor Fabián, Guillermo Novo, Virgilio Paz, Henry Agüeros Garcés y muchos otros que han servido a Cuba y su sagrada causa por años y años y nunca le han cobrado un centavo por luchar y han sabido trabajar para no solo ganar el pan para sus familias, sino para financiar sus acciones, a la par de los que tarifan su “luchar” y que aquí y allá buscan con desesperación el enchufe, el “enfunde” y "la botella", que les permita vivir sin trabajar.
No puedo respetar aquí al que desde que llega está gestionando todo el tiempo el Grant, la "botella", la canonjía sin intentar ni pensar en trabajar como los demás mortales para mantener a su familia.
No puedo, por mucho que lo intente, igualar ante mis ojos de viejo soñador que creció venerando a los patriotas que lo dieron todo—vida y fortuna—por la libertad de la Patria, como Salvador Cisneros Betancourt, Marqués de Santa Lucía (foto de la izquierda) o Carlos Manuel de Céspedes, a los que como estos fundadores de nuestra nación, que he mencionado antes, que lo han dado todo por Cuba, sin jamás haber cobrado un sueldo por hacerlo y han sabido trabajar para mantener a sus familias, sin abandonar la lucha sagrada de la Patria irredenta.
No puedo sentir por los “patriotas tarifados” la misma admiración que siento—y otra vez, es solo un ejemplo de muchos otros—por Angelito de Fana, que manejando millones de dólares para ayudar a los presos, ex presos y sus familiares, trabajaba en las noches junto a su esposa limpiando oficinas para mantener su humilde hogar, y quien, al revés de muchos “enfundados” prácticamente recién llegados que ya ruedan tremendos y nuevos carros, nunca ha poseído un automóvil nuevo y siempre ha manejado carros de segunda mano, con 8 o 10 años de atraso.
Esos que no tarifan su patriotismo son los que hay que destacar como valientes, porque hace falta mucho más valor para salir diariamente a buscar el sustento para la familia sin abandonar la lucha por la libertad de la patria, que para gritar consignas o montar un escenario para desarrollar una “obra teatral” para que siga fluyendo la plata que los mantiene, aquí y allá.
¡Lo siento! Piensen de mí lo que quieran e inventen contra mí las más inverosímiles calumnias, pero yo aprendí desde niño a admirar la honestidad; y los que tarifan su “trabajo por Cuba” y mantienen el Social Security invicto, porque se han enchufado para vivir de los Grants, que pagamos los contribuyentes que trabajamos o que hemos trabajado toda nuestra vida y que no saben lo que es buscarle la comida a su familia en un trabajo digno, dándole el ejemplo a sus hijos de los que es sacrificarse por la causa en la que se cree; no serán nunca ni dirigentes ni funcionarios que trabajen por el bienestar de su pueblo, sino que serán (ya lo son) el tipo de políticos profesionales que busca el ascenso al poder para su beneficio propio y no para trabajar por el bienestar de los gobernados.
Y de lo que se trata, al menos lo que tratamos los que queremos para los cubanos una Cuba no solo libre del maldito castrismo, sino libre de verdad de cualquier otro totalitarismo disfrazado de anti castrista, no es solo salir de los Castro, sino de impedir que se vuelvan a entronizar en Cuba lo mismos males que hicieron posible que los traidores y asesinos del castrato luciendo y vendiéndose como libertadores nos impusieran la coyunda que ya dura 54 años.
El asunto no es solo salir del castrismo, sino que se implante en Cuba una verdadera democracia, libre de la lacra de los corruptos y de la tentación totalitaria que alientan algunos caudillitos que sueñan con sustituir e imitar a Castro.
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