Nota del Bloguista
¨VOTEN Y DESPUÉS SE LA LEEN !¨
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Pelosi: "We Have to Pass the Bill So That You Can Find Out What Is In It"
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OBAMA CONTRA LA CORTE SUPREMA
Por Charles Krauthammer
Traducción de Alfredo M. Cepero
(English version follows)
"Estoy seguro de que la Corte Suprema no dará el paso extraordinario y sin precedentes de anular una ley que fue aprobada por una amplia mayoría de un Congreso electo democráticamente", Barack Obama haciendo referencia al reto constitucional a su Ley de Cuidado de Salud.(2 de abril)
¿Sin precedentes? La capacidad del Poder Judicial para revisar leyes ha sido la piedra angular del sistema constitucional norteamericano desde que la Corte Suprema emitió su fallo en el caso de Marbury vs Madison en 1803. ¿Amplia mayoría?
La Cámara de Representantes tiene 435 miembros. En marzo de 2010, los demócratas tenían una mayoría de 75 escaños. Sin embargo, Obamacare fue aprobada con una ventaja de solo 7 votos.
En su marcha atrás del día siguiente el presidente insinuó que solo se había referido a la deferencia y la mesura que deben mostrar los tribunales en las leyes aprobadas por el Poder legislativo. Esta forma de poner las cosas habría sido conmovedora si no hubiera venido del líder del partido que ha hecho de la usurpación judicial su más poderosa arma política. Me refiero al fallo de Roe vs Wade que dejó sin vigor las leyes contra el aborto adoptadas por 46 estados y que demanda total aceptación de este fallo por parte de cualquier jurista que aspire a un escaño en la Corte Suprema.
Si tomamos en cuenta que Obamacare ejerce un impacto directo en la sexta parte de la economía norteamericana sería poco probable que la Corte Suprema dejara sin lugar una legislación tan amplia y de tan drástico impacto. Por otra parte, era aún menos probable que una ley tan drástica fuera aprobada por un margen tan estrecho y partidista.
Obamacare fue aprobada por el Congreso sin un solo voto del partido de oposición. Por el contrario, otras leyes de mayor importancia como el Seguro Social, la Ley de Derechos Civiles, la Ley de Derecho al Voto, el Medicare y el Medicaid contaron con un amplio apoyo de legisladores de ambos partidos. Por otra parte, Obamacare fue aprobada en el Senado utilizando una maniobra parlamentaria llamada reconciliación que jamás había sido utilizada para aprobar una legislación de esta envergadura. El verdadero reto a Obamacare no consiste en que se haya desviado de las acostumbradas prácticas y costumbres sino en la forma subrepticia en que fue aprobada.
El ataque preventivo del presidente contra la Corte Suprema fue una reacción directa a los tres días de argumentos orales con respecto a la ley. Fue un verdadero desastre para la Casa Blanca. Después de años de proclamar con arrogancia que no existían bases legales para impugnar la ley, los demócratas se dieron cuenta de que la misma era vulnerable desde el punto de vista constitucional y entraron en pánico.
Se encontraron con una serie de sólidos eruditos conservadores--tanto juristas como magistrados--defendiendo la filosofía del gobierno limitado. Por su parte, los izquierdistas no estaban preparados para dar respuesta a la obvia pregunta constitucional: ¿Si el Congreso puede obligar a un individuo a entrar en un contrato en contra de su voluntad hasta que punto lo puede obligar a hacer otras cosas que no desea? Sin un principio que limite el poder del estado sobre el ciudadano se evapora la premisa de nuestro sistema constitucional de un gobierno con poderes limitados. ¿Donde está entonces el principio que proteja al ciudadano ante posibles excesos gubernamentales?
Los izquierdistas se apresuraron a echarle la culpa de no saber presentar el caso al abogado del gobierno, Donald Verrilli. Pero el hecho es que ni siquiera un brillante jurista como Clarence Darrow habría sido capaz de presentarlo en forma contundente. Es un caso perdido.
El magistrado Stephen Breyer trato de rescatar al pobre Verrilli sugiriendo que, por el simple hecho de nacer, el ser humano entra en el mercado del cuidado de salud. A lo que el abogado de los demandantes, Michael Carvin, contestó en forma contundente: "Si por el simple hecho de nacer somos parte del mercado, el Congreso, utilizando la autoridad de la Cláusula de Comercio, es omnipotente para regular toda actividad humana de la cuna a la tumba". Punto final.
Una vez perdido el argumento, la izquierda se lanzó por el camino de las amenazas. El New York Times le advirtió a la Corte Suprema que si declaraba inconstitucional el Obamacare perdería toda legitimidad. Subió la parada diciendo que sería el caso de cinco magistrados designados por presidentes republicanos apoyando una demanda presentada por 26 gobernadores republicanos. Esto, según el Times, mostraría una corte motivada por intereses políticos.
¿De verdad? La defensa por parte del gobierno de la constitucionalidad de su Obamacare fue demolida de tal manera en los argumentos orales que hasta un observador izquierdista la llamó un descarrilamiento de trenes. Por lo tanto, es natural que la mayor parte de los magistrados de la Corte Suprema decidan a favor del argumento que prevaleció por sus propios méritos. Eso no es partidarismo. Es lógica. Partidarismo es que cuatro magistrados nombrados por presidentes demócratas apoyen contra viento y marea una ley aprobada por un Congreso Demócrata y firmada por un Presidente Demócrata después que la misma fue hecha trizas ante sus propias narices.
Los demócratas están que trinan. Obama se muestra tan confundido que ni siquiera ha elaborado planes de contingencia en caso de que su querida reforma de salud sea declarada inconstitucional. Las izquierdas todavía no se han dado cuenta del hecho de que se ha producido un renacimiento del constitucionalismo en un país que se había acostumbrado a ignorar la constitución. Cuando se le preguntó a Nancy Pelosi sobre la constitucionalidad de Obamacare, la señora contesto con su ya famosa respuesta de : "¿Está usted jugando?"
De una forma similar contestó el ex-congresista demócrata por Illinois, Phil Hare cuando en el curso de su campaña de reelección en el 2010 le preguntaron sobre la constitucionalidad de Obamacare. El candidato dijo: "Yo no estoy preocupado con la constitución" Hare se encuentra hoy retirado después de haber perdido su campaña de reelección frente a un candidato más a tono con la constitución que, dicho sea de paso, es dueño de una pizzería en East Moline, Illinois.
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Obama v. SCOTUS
By CHARLES KRAUTHAMMER
"I'm confident that the Supreme Court will not take what would be an unprecedented, extraordinary step of overturning a law that was passed by a strong majority of a democratically elected Congress -- Barack Obama, on the constitutional challenge to his health care law, April 2
WASHINGTON -- "Unprecedented"? Judicial review has been the centerpiece of the American constitutional system since Marbury v. Madison in 1803. "Strong majority"? The House has 435 members. In March 2010, Democrats held a 75-seat majority. Obamacare passed by seven votes.
In his next-day walk back, the president implied that he was merely talking about the normal "restraint and deference" the courts owe the legislative branch. This concern would be touching if it weren't coming from the leader of a party so deeply devoted to the ultimate judicial usurpation -- Roe v. Wade, which struck down the abortion laws of 46 states -- that fealty to it is the party's litmus test for service on the Supreme Court.
With Obamacare remaking one-sixth of the economy, it would be unusual for the Supreme Court to overturn legislation so broad and sweeping. On the other hand, it is far more unusual to (BEG ITAL)pass(END ITAL) such a fundamentally transformative law on such a narrow, partisan basis.
Obamacare passed the Congress (BEG ITAL)without a single vote from the opposition party(END ITAL) -- in contradistinction to Social Security, the Civil Rights Act, the Voting Rights Act, Medicare and Medicaid, similarly grand legislation, all of which enjoyed substantial bipartisan support. In the Senate, moreover, Obamacare squeaked by through a parliamentary maneuver called reconciliation that was never intended for anything so sweeping. The fundamental deviation from custom and practice is not the legal challenge to Obamacare but the very manner of its enactment.
The president's pre-emptive attack on the court was in direct reaction to Obamacare's three days of oral argument. It was a shock. After years of contemptuously dismissing the very idea of a legal challenge, Democrats suddenly realized there actually is a serious constitutional argument to be made against Obamacare -- and they are losing it.
Here were highly sophisticated conservative thinkers -- lawyers and justices -- making the case for limited government, and liberals weren't even prepared for the obvious constitutional question: If Congress can force the individual into a private contract by authority of the Commerce Clause, what can it (BEG ITAL)not(END ITAL) force the individual to do? Without a limiting principle, the central premise of our constitutional system -- a government of enumerated powers -- evaporates. What then is the limiting principle?
Liberals were quick to blame the administration's bumbling solicitor general, Donald Verrilli, for blowing the answer. But Clarence Darrow couldn't have given it. There is none.
Justice Stephen Breyer tried to rescue the hapless Verrilli by suggesting that by virtue of being born, one enters into the "market for health care." To which plaintiffs' lawyer Michael Carvin devastatingly replied: If birth means entering the market, the Congress is omnipotent, authorized by the Commerce Clause to regulate "every human activity from cradle to grave."
QED.
Having lost the argument, what to do? Bully. The New York Times loftily warned the Supreme Court that it would forfeit its legitimacy if it ruled against Obamacare because with the "five Republican-appointed justices supporting the challenge led by 26 Republican governors, the court will mark itself as driven by politics."
Really? The administration's case for the constitutionality of Obamacare was so thoroughly demolished in oral argument that one liberal observer called it "a train wreck." It is perfectly natural, therefore, that a majority of the court should side with the argument that had so clearly prevailed on its merits. That's not partisanship. That's logic. Partisanship is four Democrat-appointed justices giving lockstep support to a law passed by a Democratic Congress and a Democratic president -- after the case for its constitutionality had been reduced to rubble.
Democrats are reeling. Obama was so taken aback, he hasn’t even drawn up contingency plans should his cherished reform be struck down. Liberals still cannot grasp what's happened -- the mild revival of constitutionalism in a country they've grown so used to ordering about regardless. When asked about Obamacare's constitutionality, Nancy Pelosi famously replied: "Are you serious?" She was genuinely puzzled.
As was Rep. Phil Hare, D-Ill. As Michael Barone notes, when Hare was similarly challenged at a 2010 town hall, he replied: "I don't worry about the Constitution." Hare is now retired, having been shortly thereafter defeated for re-election by the more constitutionally attuned owner of an East Moline pizza shop.
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