Wendy Guerra: "De Cuba sólo se puede escribir desde dentro". Wendy Guerra y el travestismo en Cuba.
Deseo preguntarle a Wendy ¿desde dónde se escribió la mayor parte de la obra de José Martí, de Alejo Carpentier, Cirilo Villarde, Félix Varela, José Antonio Saco, Wilfredo Lam (la pintura es en cierto sentido una forma de escribir) y tantos otros? ? Dónde escribió José María Heredia sus poesías más conocidas?; ¿desde dónde escriben los periodistas y escritores independientes que radican en la Isla?. ¿Desde dónde escribió Jean Paul Sartré sus apologías del Castrismo, antes de desilucionarse, y tantos otros apologetas del Castrismo?. ... ¿es que las vivencia s cubanas del último exilado que ha llegado al Exterior no son válidas ?. Quizás a Wendy con el ajetreo que tuvo cuando vivió en Europa le haya faltado tiempo, inspiración vivencias y recuerdos para sentir a Cuba como algo tangible y constante, pero su caso no es el de muchos otros escritores. Además, Wendy olvida que la creación, tanto se esté en Cuba como si se está fuera de Cuba, es algo que cada escritor, pintor, poeta, cineasta y actor siente de una manera individual y única que raramente coinciden; pero aún más: hay tantas Cuba como cubanos hubo, hay y habrá en el mundo y todos tienen y tendrán el derecho a expresarla como verdadera y sinceramente la sienten.
Por otra parte, para Wendy habrá pasado el ¨Período Especial¨, pero muchos cubanos todavía lo están sufriendo; la invito a que salga de su torre de Marfil y visite otros lugares que hace años no frecuenta. Luis Cino, Tania Díaz Castro, Juan González Febles, Jorge Olivera, etc. se los pueden mostrar.
Wendy Guerra: "De Cuba sólo se puede escribir desde dentro"
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La autora cubana presenta su novela "Negra" en la Feria del Libro de Guadalajara
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La autora cubana Wendy Guerra junto al escritor colombiano Gabriel García Márquez. (TWITTER)
GUADALAJARA DPA mié dic 4 2013 18:34
La escritora cubana Wendy Guerra, que participa en la Feria Internacional del Libro de la ciudad mexicana de Guadalajara, está convencida de que "la cubanía es algo de lo que se puede hablar desde Cuba y no fuera de ella".
"La Habana de (Guillermo) Cabrera Infante es la de los ’50 y ’60, cuando él vivía aquí. Es una Habana vieja, detenida y maravillosa, pero que ya no existe. Es un monstruo de escritor, pero cuando escribe sobre La Habana desde la distancia, no resulta creíble", dijo Guerra en entrevista con la agencia dpa.
Para Guerra, que nació en La Habana en 1970, lo mismo sucede con la obra hecha en México por el escritor Eliseo Diego (1920-1994). "Él fue muy importante para mí, pero se enojaba cuando yo le trataba de explicar que la Cuba de hoy ya no es Fidel Castro, ya no son los discursos de siete horas en la televisión, ya no es periodo especial", dice.
En cuanto a su estilo literario, Guerra, que ha viajado a Guadalajara con su reciente novela Negra, dice que cree haberse ganado el derecho a reflotar "ese realismo mágico que todos llevamos dentro". "Mi país es de realismo mágico", señala.
"Cuando vino Francis Ford Coppola a la Escuela de Cine, los alumnos le pidieron no que diera clases de cine, sino que les enseñara a hacer espaguetis", relató la también autora de Todos se van (Premio Bruguera 2005).
"Era una situación absurda: ver a uno de los mejores directores del mundo cocinando fideos en un país donde en ese momento faltaba la comida". Por eso, "no todos tenemos que escribir como Roberto Bolaño", dice, evocando el estilo seco y despojado del fallecido escritor chileno, famoso por la novela Los detectives salvajes.
En Negra, la también actriz y presentadora de televisión, cuenta la vida de Nirvana del Risco, la primera negra cubana que se desnuda para denunciar el racismo imperante en su país. "Debo decir que entre las muchas cosas que tiene Cuba de criticables no existe el de la discriminación (como política) hacia los negros. El gobierno ha hecho mucho para integrar las razas", asegura.
"El racismo en Cuba es individual, es de las personas, es el de tu madre aconsejándote que no te cases con un negro porque ‘quién sabe de qué color te van a salir los hijos’".
Guerra es autora de novelas como Nunca fui primera dama (2008) y Posar desnuda en La Habana (2011). También ha escrito los libros de poesía Platea a oscuras, Cabeza rapada y Ropa interior.
La escritora fue alumna del Premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez en su taller de guiones "Cómo contar un cuento" en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños.
Y antes de llegar a Guadalajara pasó a visitar al autor de Cien años de soledad, que vive en la capital mexicana, y subió la foto a Twitter, donde apuntó: "En el DF con Gabo mi maestro pidiendo su bendición para la salida de Negra en GDL".
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Wendy Guerra y el travestismo en Cuba.
Por Humberto López y Guerra
Si nos detenemos un instante para ver el caudal de artículos, entrevistas y vídeos que circulan en Internet con y sobre la poetisa, actriz, cineasta y escritora cubana-francesa de visita reciente a España, podemos comprobar sin esfuerzo que Wendy Guerra es una verdadera experta en travestismo político, una dulce guerrera que incesantemente divaga entre lo subliminal a lo metafórico, esquivando con gracia y fingida inmadurez, casi infantil, pero humedecida de premeditada fémina ironía. Su ambigüedad y actitud no es única, hay muchos otros ejemplos, desde Leonardo Padura, Amaury Pérez, Perrugoría o Silvio Rodríguez entre otros; en realidad, casi todos los artistas e intelectuales cubanos que salen al exterior (muchos de ellos con pasaportes extranjeros) y que viven del dinero que ganan en el exterior: la nueva clase de artistas e intelectuales que se mojan, pero saben guardar su ropa.
En realidad Guerra no es nada original: cabalga alegremente por el oblicuo trillo con sus compañeros en el arte de ser artistas inconformes, pero plagados de un conformismo rayano con la complicidad de un régimen que se aprovecha de sus talentos, fama, entrevistas y giras internacionales, para apuntalar la falsa hipótesis de que en Cuba hay libertad de expresión, que artistas inconformes, críticos, reconocen los logros revolucionarios desde una posición crítica.
Todos ellos tienen un denominador común, una misma forma de proyección internacional: Utilizan hábilmente la parábola de críticos desde adentro, para de alguna forma invalidar, o al menos desfavorecer a los intelectuales y artistas cubanos que viven en el exilio, o forman parte de la diáspora cubana. Lo cual es un eufemismo ya que hay también intelectuales y artistas que prefieren denunciar los abusos del régimen y la violación de los derechos humanos y tampoco piensan dejar Cuba. Esa es la diferencia, no la única, pero si la más evidente entre ellos y Yoani Sánchez, por ejemplo, o incluso muchos otros jóvenes artistas e intelectuales que dentro de Cuba prefieren hoy decir lo que piensan, sin tapujos, antes de bambolear sus declaraciones con frases maniqueas y ambiguas.
Lo que distingue a Wendy Guerra del resto de sus colegas es que es una de las pocas mujeres jóvenes cubanas con una trayectoria intelectual que se apuntala dentro del feminismo tan en boga en los círculos intelectuales-políticos de las metrópolis del planeta, para mediatizar su presencia fuera de la Isla. Está mucho más cerca de una Mariela Castro Espín que de un Leonardo Padura. Su rápida verborrea, su gracia natural, su físico, sus poses atrevidas, son el mejunje perfecto para que la diva tropical pueda acaparar la atención necesaria para convertirla en un personaje interesante y evidentemente original de la fauna cubana.
Son expresiones contundentes de un exclusivismo que el régimen ha cultivado con gran éxito y que define la nueva camada de artistas e intelectuales cubanos, más interesados en perfilarse ellos mismos que en denunciar la represión y las injusticias sociales en Cuba. Una nueva clase intelectual-artística que no se le exige desde el Ministerio de Cultura o la UNEAC, como antaño, obediencia ciega al Máximo Líder y a su revolución, sino solamente una actitud benevolente aunque crítica, dispuestos a matizar con hipérboles y hasta con mentiras la verdadera esencia de la dictadura.
La Momia en guayabera y la Putica Platanera.
Pese a todas sus triquiñuelas y traquimañas, la Putica Platanera, singante donde las haya con informantes contra ellos mismos, no se hizo cineasta, qué va, pero de todos modos llegó a realizar un documental. Y para colmo se le metió entre ceja y ceja, siempre mimética, el convertirse en escritora, novelista para más inri. Y ahí anda, folkloreando de lo lindo, envuelta en tules, celofanes, o sea, imitando lo que no llegará a ser jamás. Se atreve y cacarea que en Cuba el racismo no es “política” del “gobierno”, ah, vaya; ignorando a Orlando Zapata Tamayo, a Sonia Garro Alfonso, a Alejandro Muñoz, y a tantos negros que viven hacinados y acorralados en Cuba. ¿Habrá visto la película ‘Una noche’ de Lucy Molloy, ella que tanto se interesa en el cine? La Putica Platanera, como la ha llamado un amigo, dictamina, como buena comisaria tapiñada que es, que sólo se puede escribir de Cuba desde Cuba. Rectifico, sólo se puede escribir del castrismo desde el castrismo, que es lo que ella hace. Y de tal modo la invitan a los Festivales y Ferias del Libro, les producen películas a ella y a otros tapiñados del castrismo. Pero claro, ella les lleva ventaja, ella se sacrificó en cuerpo y alma, de manera vehemente, aliviándole la “pingustia” (la palabra es de la Putica Platanera, no mía) a la Momia en guayabera.
Yo pregunto, ¿es eso la literatura? Claro que no. Y otra pregunta: ¿por qué de las películas basadas en novelas de escritores cubanos no hay ni una sola inspirada en un escritor cubano del exilio? Que yo recuerde, el cine chileno, el argentino, el boliviano, todas las películas que se producían en Cuba, y hasta los clavos de Glauber Rocha (confieso que a mí me gustaban estando en Cuba, pero ahora ya es otra cosa, las he visto todas de nuevo y no sé qué clase de chícharos comía yo que me permitían entender y admirar semejantes bodrios), post-producidas en Cuba, con el dinero del pueblo cubano, eran películas contestatarias, en contra de las dictaduras, basadas algunas en obras de escritores exiliados. No creo que la Putica Platanera ni la Momia puedan ofrecer alguna explicación al respecto, de por qué no se producen películas basadas en los libros de escritores cubanos exiliados; de ninguna manera, ellos forman parte del entramado, de la intriga, de la componenda, en una o dos frases: de la traición al pueblo cubano, de la estafa a los lectores y futuros espectadores. Allá ellos, yo como no soy ni lo uno ni lo otro…. Además, mi médico me prohibió el chícharo.
Zoé Valdés.
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Si la Wendy no es tarada, tiene cara de serlo
2 Comments:
Si la Wendy no es tarada, tiene cara de serlo.
Que espectaculo vergonzoso el de la intelectualidad cubana tirandose a las patas como en el peor de los western spaguetis....todo lo que tienen de talentuosos los de adentro y los de afuera se anula con semejante actitud,dejen la ira y el remordimiento que los va a matar....los cubanos todos hémos sido victimas y no solo se puede. Culpar a los castros,mas cuando hablamos asi sobre nosotros mismos nos convertimos en victimas y verdugos obstructores de nuestra unica y ultima esperanza....la redempcion de nuestro pueblo en un futuro ...mas vale que comiencen a retirar las cadenas ....haganlo por nuestros hijos,borren los estigmas ...ellos no tienen la culpa...regalemosle un futuro descogestionado de nuestra triste suerte.
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