Alfredo M. Cepero: LOS SILENCIOS QUE HABLAN
Director de www.lanuevanacion.com
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No hay palabras que puedan describir con mayor claridad la epopeya venezolana que el testimonio desgarrador de una madre que, habiendo perdido a un hijo, estimula a sus compañeros estudiantes a que sigan arrebatando las calles a la tiranía, que las arengas de Leopoldo López desde su celda de Ramo Verde con su frase lapidaria de "el que se cansa pierde", que el ultimátum lanzado a los tiranos por la dirigente estudiantil Gaby Arellano en un video donde muestra las heridas que le fueran infringidas por los bárbaros y donde dice para que la escuche el mundo: "No hay suficientes balas, ni suficientes cárceles para callar la voz de un pueblo dispuesto a jugarse la vida por la libertad". Como sabemos, la prensa y los gobiernos del mundo han optado en su mayoría por permanecer sordos y mudos ante los gritos de libertad del pueblo venezolano. Quién no sienta que la sangre le hierve, el corazón le cabalga y la ira lo invade ante la orgía de bestialidad desatada por la tiranía madurista contra un pueblo indefenso no tiene derecho a ser considerado miembro de una sociedad civilizada.
Por desgracia, son muchos los que en la prensa, los gobiernos y los organismos internacionales han optado por renunciar a defender principios, paz, amor y libertad para hacer causa común con las balas, la guerra y el odio con los que la tiranía se propone aplastar las ansias de libertad de un pueblo oprimido y valiente. Ya sea por acción o por omisión, en la ecuación que determina la conducta de estas conciencias mezquinas el interés individual predomina sobre los principios morales y la solidaridad con los oprimidos. Y el gobierno de los vándalos que heredaron a Hugo Chávez ha mantenido la fórmula de su ídolo de comprar impunidad y silencio con el petróleo robado el pueblo de Venezuela.
La prueba más concluyente la tenemos en las recientes votaciones de la Organización de Estados Americanos con respecto a la situación de Venezuela. En la primera, los países miembros votaron 29 votos contra 3 para derrotar una iniciativa panameña encaminada a convocar una conferencia de cancilleres a la que se oponía Caracas. En la segunda, un total de 22 países votaron a favor de que la sesión fuera a puertas cerradas para amordazar la voz digna y valiente de la Diputada María Corina Machado en su denuncia de la orgía de sangre con la que los tiranos se proponen ahogar la rebeldía de los bravos hijos de Bolívar. Hasta los siempre cautelosos brasileños votaron a favor de cerrar el encuentro a la prensa y al público argumentando que la sesión podría convertirse en "un circo para una platea externa". La guerrillera Dilma Rousseff, quién afirma haber sido torturada por los militares brasileños, no siente pudor alguno en hacer causa común con los esbirros que asesinan a jóvenes venezolanas y agreden a María Corina Machado.
Siguiendo con la OEA, ¿podemos atribuir esta votación que llenó de júbilo a la satrapía venezolana a la justicia de la causa defendida o a la habilidad diplomática del anodino canciller Elías Jauja o su vitriólico embajador ante la OEA, Roy Chaderton? Esto no se lo creerían ni los pocos tarados que todavía creen en la probabilidad de que Maduro supere este tsunami de rebeldía que terminará por derrocar su gobierno.
La respuesta es de conocimiento universal. Según fuentes de la OPEC y de la CIA, los países que votaron acatando las ordenes emitidas desde La Habana a través de Caracas, reciben regalías de 283,000 barriles diarios que, a un costo de 90 dólares el barril, arroja un saldo diario superior a los 25 millones de dólares. La tercera parte de ese petróleo es regalado a los amos que, desde La Habana, dictan órdenes de reprimir y matar a mujeres y estudiantes venezolanos.
Por otra parte, como bien apuntó María Corina Machado, también ha sido obvia la complicidad por indiferencia. En su casi totalidad, la gran prensa norteamericana que se edita y transmite en inglés ha ignorado los 35 muertos, el medio millar de heridos y los millares de encarcelados por los discípulos de los tiranos cubanos en su embestida contra una población indefensa. La cobertura de la invasión rusa de Crimea y la desaparición del vuelo 370 de las Aerolíneas Malayas han dominado los noticieros televisados y las primeras planas de rotativos de mayor circulación y prestigio como The New York Times y The Washington Post.
Sin dudas acontecimientos de importancia que merecen ser cubiertos pero no en detrimento de noticias sobre represión, torturas y asesinatos en un país que es uno de los principales proveedores de petróleo de los Estados Unidos y que, dicho sea de paso, se encuentra literalmente en su patio trasero. Hasta un órgano que se distingue por su enfoque conservador y su política equilibrada de cubrir las noticias del mundo como Fox News se ha limitado a unos pocos minutos de cobertura de la crisis venezolana durante este mes y medio de conflictos.
Sé que corro el riesgo de ser calificado de paranoico o de explotar el tema de la raza para buscar una razón a esta indiferencia por parte de los medios de habla inglesa. Pero trabajé por muchos años dentro de la maquinaria burocrática del gobierno norteamericano y he vivido el tiempo suficiente en comunidades donde predomina la cultura anglosajona como para tener una idea bastante certera de cómo somos mirados por la cultura predominante en este país los habitantes del sur del continente.
El estereotipo con respecto a nosotros es que somos hedonistas, temperamentales, escandalosos y desorganizados. Y es cierto que muchas de esas características están presentes en muchos de nosotros. Pero también están presentes en muchos de esos anglosajones que nos las atribuyen con carácter de exclusividad. Además, de ninguna manera deben de ser justificación para que sean ignoradas verdaderas tragedias humanas como la de Venezuela. En apoyo a mi tesis acudo al genio literario de Ortega y Gasset quien en una de sus obras escribió: "Para los hombres de razas nórdicas, los habitantes de regiones más templadas somos hombres de mala catadura".
Por otra parte, es más importante aún analizar la cobertura de los acontecimientos en Venezuela por la prensa que se edita y transmite en idioma español en los Estados Unidos, con mayor énfasis en la zona del Gran Miami. Los dos principales rotativos, el Diario Las Américas y El Miami Herald han dado una amplia y adecuada cobertura a las noticias procedentes de Venezuela.
No podemos decir lo mismo de la Cadena Univisión. Su filial de Miami ha hecho referencias superficiales al tema venezolano pero sin dedicarle el tiempo que amerita una conflagración de tales proporciones. Por otra parte, el noticiero internacional de la cadena, fiel a su misión de servir de medio de propaganda a todo lo mexicano, ha dado más importancia al arresto del "chapo Guzmán" o a cualquier incidente inocuo sufrido por un "indocumentado" en Estados Unidos que al conflicto fratricida de Venezuela.
Asesino chavista condecorado
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Infiltrado de la dictadura del usurpador Nicol'as Maduro capturado entre los protestantes
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