viernes, marzo 14, 2014

Esteban Fernández: “GOTAS DE SABER”

“GOTAS DE SABER”

Por Esteban Fernández
14 de marzo de 2014


Les he contado varias veces que yo me creía ser un niño muy espabilado. Sin embargo, mi padre que tenía tremendo sentido del humor cada vez que yo insistía en decir en broma que “Yo soy un muchacho muy despierto” se reía, se quitaba el tabaco Pita de la boca e invariablemente me decía: “¡Yo creo que tú lo que eres es un mojón muy atrevido!”.

Pero sucedió algo que hizo a mi padre cambiar de opinión y por un mes lo hice creer en mi precocidad. Resulta que se me metió la matraquilla en la cabeza que una frase muy utilizada en Cuba -y quizás a nivel mundial- estaba completamente errada.

Discutí el asunto con todo el mundo en mi entorno y nadie me daba la razón. Casi estaba al borde de aceptar que estaba equivocado, pero en eso llegó un amigo de mi padre llamado Henio del Castillo a mi casa y nos entregó la revista Bohemia. Circa 1955.

Como era mi costumbre, ante que nadie en la casa, comencé a leerla. Yo la leía de una punta a la otra y no dejaba de ver ni los anuncios.

Al terminar de leer “Gotas de Saber” de Miguel Ángel Martín me dije: “¡Este hombre es un genio!”. Creo que no había terminado de decir la palabra “genio” cuando se me “iluminó el bombillo” y pensé que “Miguel Ángel Martín es un erudito, me va a sacar de la duda y me va a dar la razón, usted verá”.

Fui, agarré un papel y una pluma, y le hice unas líneas: “Señor Martín, hay una frase muy conocida en nuestro país, y yo creo que está equivocada, y todo el mundo considera que es un error de mi parte pensar así. Saludos Esteban Fernández”… Y la dirigí a la redacción de Bohemia.

Pasó más de un mes y no tuve respuesta. Ya había perdido la fe en ser reivindicado cuando llegó una carta diciéndome en una forma muy escueta: “Distinguido señor Fernández, he estado muy ocupado y mi columna tiene muy poco espacio disponible. Le ruego me vuelva a escribir en el futuro. Sinceramente, Miguel Ángel Martín”.

Y le respondí: “Amigo Miguel Ángel, usted me llama ‘Distinguido Señor Fernández’ lo cual me hace pensar que me considera una persona mayor, yo sólo tengo once años y estoy haciendo la “preparatoria” para entrar al Instituto, por favor me puede llamar Estebita”.

Y esta vez no se demoró un mes en responderme sino que lo hizo inmediatamente y me dijo: “Muchacho ¿Cuál es la frase que tanto te molesta? Miguel Ángel”.

Y rápidamente le escribí: “La frase errónea es “NUNCA ES TARDE SI LA DICHA ES BUENA”, porque la dicha siempre es buena. Por lo tanto, debe ser “Nunca es tarde si la dicha LLEGA”.

Y me contestó: “Estebita, efectivamente, tienes toda la razón, te prometo que jamás diré esa frase mal dicha, creo que algún día serás periodista igual que yo, estudia mucho”.

Mi padre orgullosamente siempre guardó esa nota de Miguel Ángel Martín y me guiñaba un ojo cuando se la enseñaba a todo el mundo y decía: “¡Mira, mi hijo Esteban de Jesús es muy parejero!” Y nunca volvió a llamarme “mojón atrevido”.