Periodismo sin Fronteras
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Un comunicador cubano puede ser diplomático en un país, en otro espía y en un tercero un periodista trabajando para Prensa Latina.
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Por Pedro Corzo
marzo 14, 2014
El periodismo es una profesión libre e universal, al extremo que una persona que sea capaz de expresar una idea con relativa coherencia, escrita u oral, está fungiendo en alguna medida como periodista, porque como dice el escritor Ramiro Gómez Barrueco, el periodismo es una de las pocas profesiones libres que existen en el mundo, lo que motiva que sea aborrecida por aquellos que no quieren que se digan las verdades sobre sus actuaciones.
En Colombia funciona una organización que se llama Periodismo Sin Fronteras que dirige Ricardo Puentes Melo, un calificativo que debería regir el ejercicio del periodismo, porque entre los comunicadores no deberían existir fronteras ideológicas o físicas, en lo que respecta a la defensa de la integridad del mensajero y del mensaje.
Entre los periodistas debería haber una mayor solidaridad porque no hay comunicador que esté protegido contra la vesania de los poderosos, gobiernos, políticos, empresarios o el crimen organizado, cuando la información afecta sus intereses.
Es preciso reconocer que la censura u otro tipo de peligro que enfrenta la libertad de expresión e información, no es una práctica exclusiva de las dictaduras, porque hasta en las democracias hay informadores y medios que se ganan la animadversión y a veces algo más, de los que mandan.
Regresando a Periodismo Sin Fronteras, el periodista e historiador Eduardo Mackenzie, acusa a las autoridades de Colombia, sin dudas un gobierno democrático, de intentar sistemáticamente atemorizar al periodista Ricardo Puente Melo, porque según Mackenzie, desde que el presidente Santos asumió la presidencia, “mostró su mal humor e incluso una cierta brutalidad verbal, contra la prensa y los periodistas que se atrevían a cuestionar sus actuaciones”.
Otras democracias del continente, solo unas muestras de los muchos botones, no tienen reparos en atacar a los periodistas que les incomodan.
En Argentina se da el caso de que hay manifestantes que salen a las calles con los rostros de los periodistas que critican al gobierno y también son fuertemente criticados en los medios oficiales, en Ecuador otra democracia electoral, la libertad de cuestionar el gobierno de Rafael Correa esta siempre amenazada y lo mismo pueden condenar a prisión al comunicador que dictar una fuerte multa en su contra, en Brasil ya van cuatro los periodistas asesinados este año por cumplir con su deber de informar y en Honduras desde el 2009 han muerto violentamente 32 periodistas.
Bajo el régimen de Hugo Chávez y Nicolás Maduro los espacios de libre información están casi extinguidos. Medios internacionales de prensa y periodistas extranjeros han sido expulsados, los comunicadores nacionales amenazados, los medios confiscados o las licencias de trasmisión canceladas.
En Cuba no hay libertad de expresión e información hace más de cinco décadas. Los medios están al servicio del estado y el trabajo periodístico se limita exclusivamente a comunicar lo que le indican, al extremos que los medios de la isla no reportan crímenes y hace muy poco tiempo empezaron hacer referencias a accidentes de tránsito.
Por otra parte es justo destacar que hay periodistas que son una amenaza a la libertad de expresión de aquellos que no piensan como ellos, sus conocimientos y talentos están al servicio de quien les recompensan y no dudan difundir falsas informaciones y atacar sin reparo a quienes consideran enemigos de lo que defienden.
El gobierno de La Habana ha marcado pauta en formar una generación de políticos, agentes de inteligencia o seguridad, camuflados de periodistas que solo trabajan como desinformadores.
Un comunicador cubano puede ser diplomático en un país, en otro espía y en un tercero un periodista trabajando para Prensa Latina, una supuesta agencia de prensa que en realidad es un aparato de subversión y desestabilización al servicio del castrismo.
La dictadura cubana disfraza a sus agentes de periodista porque esa condición le facilita el acceso a los medios.
Recientemente el politólogo boliviano Carlos Sánchez Berzaín denunció al diplomático cubano Rubén García Abelenda, quien fue agregado de Prensa en Madrid y después ministro Consejero de la Embajada de Cuba en su país, de escribir, usando un seudónimo, artículos periodísticos a favor de Evo Morales y contra personalidades que están comprometidas con la democracia.
Para Sánchez Berzain, el diplomático García Abelenda podría usar como seudónimo el nombre de algún periodista vinculado al régimen de La Habana, lo que ejemplificaría como el servicio diplomático cubano y los de desinformación están estrechamente asociados.
El gobierno de Cuba por décadas ha usado el periodismo para desinformar y ha usado a los periodistas en numerosas ocasiones como espías, por eso aunque algunos crean que el totalitarismo insular está agotado, lo mejor que pueden hacer es prepararse para su próxima mordida.
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