Esteban Fernández: “YA TÚ NO ERES EL MISMO”
Por Esteban Fernández
16 de abril de 2014
Casi todas las mujeres dicen lo mismo cuando llevan un montón de años al lado de un hombre: “Chico, ya tú no eres el mismo, has cambiado mucho, ya no me regalas flores ni me llevas al teatro ni al ballet ” Las mujeres no acaban de darse cuenta que cuando los hombres deseamos tener relaciones con ellas lo primerito que hacemos es demostrar fehacientemente que tenemos gustos muy parecidos a los de las encantadoras damas.
Si por casualidad los lectores tienen hijas hembras es muy importante QUE LES LEAN ESTE ESCRITO para que sepan defenderse en el futuro. Es más, creo que desde que son unas muchachitas deben saber -cuando lo amerita el caso- mandar a freír espárragos a los tiburones que tarde o temprano se van a encontrar en el océano de la vida.
Sí, el hombre busca tener algo en común con la mujer que desea “encamar”. No sé si existe esa palabra pero me suena adecuada. Eso yo creo que viene desde la época de las cavernas. Si la mujer es católica y el hombre no lo es, eso no importa. El tipo es capaz de hacer su primera comunión, rezar mañana, tarde y noche, confesar y comulgar. Aunque, desde luego, trata de evitar hablar de política y religión con ella antes de enlazarla.
Si a la dama le gusta las pinturas entonces el caballero dice que su ídolo de toda su vida es Picasso, se pone un “overall”, se compra unos pinceles, se echa un poco de pintura por encima, y dice que “acaba de pintar un cuadro”. Y la invita a ir a Francia a una exposición de pintura. Si la liga no la lleva ni a Hialeah.
A la mujer le gusta comer comida italiana entonces a él también, no le gusta el boxeo a la bella muchachona y al enamorado tampoco y dice que “ese es un deporte muy rudo, es una bestialidad, y que odia ver a un par de hombres dándose trompadas y sangrando”. Y cinco horas más tarde estaba viendo junto a un grupo de amigos la pelea del sábado entre Bradley y Pacquiao.
La mujer es mexicana y al hombre le fascinan los mariachis, si es colombiana”le encanta la cumbia”, si es argentina entonces “adora los tangos”. Pero si a ella no le gusta la música, entonces al pretendiente tampoco le llama la atención bailar. Es más, “detesta” todo tipo de melodías.
A la mujer le privan las flores (a todas les encantan, yo no sé por qué será) y el tipo se gasta el sueldo completo de la semana llevándole rosas, claveles y gladiolos.
¿Usted nunca ha conocido a un tipo vago que siempre lleva su carro al “car-wash” y de pronto usted lo ve delante de la casa de una preciosa vecina lavándole su automóvil y hasta dándole “wax”? No sabe de mecánica pero si le encanta la bella muchacha es capaz hasta de intentar hacerle un “tune up” a su carro.
A la mujer le gusta mucho viajar, sueña con viajar, y desde luego “el mayor deseo y objetivo en la vida del galanteador es recorrer el mundo completo con ella”. Recuerdo que una vez yo convencí a una muchacha “que próximamente la llevaría a Roma a saludar al Papa”. Inocentemente me preguntó “Y ¿tú lo conoces?” No sé cómo pude contener la risa cuando le respondí: “Somos uña y carne”… Después se molestó cuando le dije: “No, no vamos a ningún lugar pero no te preocupes que tengo un buen amigo llamado Marianito Domínguez que me envía bellísimos correos de diferentes lugares del mundo y te los voy a enseñar, ya le dije que me enviara algo del Vaticano”…
A la mujer le encanta mucho la ropa y todos los enamorados coinciden en regalarle un montón de vestidos. Y siempre tratando de esconderle- momentáneamente- que la verdad es que lo que quieren es verla sin ropa.
Si a la muchacha le gustan las películas, entonces diariamente, desde las seis de la tarde, ya el aspirante a novio está preparado para ir al cine con ella. Y antes de llegar a su casa pasa por “Blockbuster” para rentar un par de cintas. A la mujer le gustan las comedias románticas y a él las de acción, pero ella no descubre esa predilección. Hasta después.
Porque cuando la liga, cinco meses más tarde, es cuando comienza ella a decir: “Ya tú no eres el mismo” y descubren que ni era bailarín, ni monaguillo, ni dueño de una florería, ni rico y que prefiere las películas donde hayan 20 tiroteos y por lo menos cinco muertos y se da cuenta ¡DE LO POCO EN COMÚN QUE TIENEN!
Y ahí es precisamente cuando comienza la matraquilla de”Ahora tu eres muy diferente, yo creo que los extraterrestres secuestraron a aquel joven que me hacía tan feliz, él me llevaba a los mejores restaurantes de la ciudad y ahora cuando vamos a McDonald’s me dices que pida el hamburger sin queso porque el cheeseburger es mucho más caro”.
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