Nota del Bloguista de Baracutey Cubana
Las vacas cubanas siguen comiendo yerba y el clima de Cuba y la fertilidad de la tierra cubana no es muy diferente a los existentes antes del triunfo de la supuesta Revolución.
En el pequeño libro escrito en 1957 El imperialismo norteamericano en la economía cubana, del economista e historiador Oscar Pino Santo, fallecido en Cuba y, si mal no recuerdo, uno de los coautores de la primera Ley de Reforma Agraria, ley firmada el 17 de mayo de 1959, podemos ver cosas muy interesante en su Cuadro No. 20.
El mencionado Cuadro No. 20 muestra el consumo doméstico, producción nacional e importaciones de los principales productos alimenticios en el período 1954-1956 donde se observa que la cantidad y el valor ( en porcientos) del consumo doméstico de producción nacional fueron el 81% y el 71% respectivamente, mientras que la cantidad y el valor del consumo doméstico de importación fueron 19% y 29% respectivamente. En ese cuadro, cuya relación de alimentos bien serviría como ejemplo objetivo de cual era la canasta básica del cubano promedio de aquellos tiempos, se muestran datos interesantísimos como el hecho de que el 98% de la cantidad y el 92% del valor de los productos lácteos consumidos por la población cubana era de producción nacional. Oscar Pino Santos, quien laboró en el Consejo de Estado cubano hasta su muerte poco tiempo antes de fallecer fue premiado con el premio nacional de Ciencias Sociales por la obra de toda una vida.
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La leche del general
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Otra mentira más del régimen a los cubanos
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Por Eugenio Yáñez
Miami
El general Raúl Castro tiene poca suerte con la leche. Hace casi siete años creó expectativas en la población con la posibilidad de un vaso de leche al día -desaparecido para los cubanos de a pie durante cincuenta años de “revolución”- y lo único que logró es que hoy Cuba produzca menos leche que cuando tocó ese tema en Camagüey en el 2007.
Ahora surge la crisis de la leche en polvo. O más exactamente de la falta de credibilidad del régimen en el tema de la leche en polvo. El pasado 10 de abril el diario oficial de la dictadura, Granma, informaba a la población de las declaraciones de un subcacique del Ministerio de Finanzas y Precios sobre la supuesta “necesidad” de aumentar el precio de venta de la leche en polvo a la población -lo que había sucedido una semana antes- porque el precio del producto aumentó en el mercado internacional de $4,720 a $5,563 por tonelada, lo que conllevará también aumentos de precios en el yogurt y el queso.
Casi de inmediato al anuncio retrasado de Granma, otra jefa de algo en el Ministerio de la Industria Alimentaria destacaba la generosidad de “la revolución”, que a pesar de aumentos en el mercado internacional solo incrementaba el precio de la leche en polvo “liberada” (la que se vende sin racionamiento), manteniendo invariable el precio a través de la libreta de racionamiento. ¡Magnánima revolución!
El único problema de esta historia es un “pequeño detalle”: la leche en polvo en el mercado mundial, lejos de aumentar de precio, como dice el régimen, ha estado disminuyendo en lo que va del 2014.
Según el gerente general del Instituto Nacional de la Leche de Uruguay “los precios de la leche en polvo que en los últimos dos meses bajaron 10% al pasar de $5,005 la tonelada a $4,439 dólares, seguirán en esa tendencia hasta fin de año y se espera que se ubiquen en alrededor de $4,200 lo que significa que la merma entre el comienzo y cierre de 2014 será de alrededor de 16%”.
El gobierno uruguayo es amigo del gobierno cubano y lo preside un ex guerrillero urbano admirador de Fidel y Raúl Castro, por lo que no se debe pensar que se trate de alguna maniobra de títeres del imperialismo para desprestigiar a la revolución cubana. Y debe recordarse que la producción de carne y leche es uno de los fuertes históricos de la economía de ese país, así que los uruguayos saben lo que hablan sobre ese tema.
Según lo dicho por el gerente, los precios estarían alrededor de $1,363 por tonelada más baratos que los que mencionó el subcacique en su entrevista a Granma. Como los dos no pueden tener razón, o el uruguayo o el cubano está equivocado.
El Departamento de Agricultura de EEUU dijo que en enero la leche en polvo se vendió en el mercado internacional a $4,372 y en febrero a $4,452 dólares/tonelada, por debajo de los precios mencionados por “Granma”.
Global Dairy Trade (GDT), pool de vendedores de América del Norte, Europa, India, Australia y Nueva Zelanda, que realiza subastas quincenales de productos lácteos donde participan más de 90 países, informa que en los últimos doce meses las ventas de leche en polvo descendieron 8.4%, y las últimas lograron $4,033 dólares/tonelada, menos aun de lo que señalaban los uruguayos, y unos $1,500 dólares menos por tonelada de lo indicado por el burócrata cubano en Granma.
No hacen falta muchas cifras ni coeficientes: en Cuba se producen actualmente 390 millones de litros de leche. Los planes son producir hacia el 2020 unos 450 millones. En 1957 Cuba produjo 960 millones de litros, con menos de 6.2 millones de habitantes. Ese per cápita, para el 2014, con unos 11.2 millones de habitantes, serían 1,688 millones de litros, mucho más del triple que lo que el régimen se plantea para el 2020 si los planes se cumplieran, y ya sabemos como es esa historia.
Al no poder elaborar ni siquiera la mitad de la leche que producía Cuba hace 57 años, la dictadura compra leche en polvo para la raquítica cuota de leche que ofrece a los niños cubanos hasta los siete años y a ancianos y personas enfermas.
¿Dónde la compra? ¿En la Antártida o el desierto del Sahara? ¿Sus ineptos funcionarios no la encuentran a mejores precios que los que dicen los burócratas? ¿Más de 90 países que compran a través de Global Dairy Trade son tontos y solamente los cubanos saben hacerlo? ¿Las empresas lecheras de Argentina, Uruguay, Brasil, India, Europa, Australia y Nueva Zelanda aplican el “criminal bloqueo imperialista” al gobierno cubano?
En la economía cubana, dicen oráculos por estos foros, parecen regirse por caducos conceptos del siglo 19 como el fetichismo de la mercancía y la tendencia decreciente de la cuota media de ganancia, ignorando la oferta y la demanda en la determinación de precios en el mercado mundial, pero bastaría saber leer y entrar a internet para encontrar ofertas de productores respetables y serios, más baratas y con mejores condiciones que las que dicen disponer los brujos de los ministerios en Cuba.
A no ser que el régimen no tenga dinero ni crédito para comprar, y eso haría caer en vendedores abusivos que lucran con la indefensión de los compradores cubanos. Lo que, sin dudas, podría ser considerado culpa del imperialismo, ¿no?
O que los mercachifles cubanos sean unos corruptos de marca mayor que se enriquecen en esta operación de la leche en polvo como en tantas otras, sin que la muy purísima revolución socialista haga algo para evitarlo.
Lo cual, también, sin dudas, sería culpa del imperialismo, ¿no?
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