DIÁLOGO PÉRFIDO
12 de abril 2014
Después de una larga y tediosa introducción comenzó este jueves lo que fue bautizado por Nicolás Maduro como I Encuentro Diálogo por la Paz y que, después de un cambio de nombre -que para eso son unos linces los chavistas- devino en Diálogo con Justicia por la Paz.
La jornada se extendió por más de cinco horas sin que hubiera necesidad de ello, pues lo esencial del oficialismo fue remachado por Maduro durante hora y media, lo que marcaba una brutal asimetría con respecto a los invitados que solo dispusieron de 10 minutos para plantear sus reclamos.
Lo que -como dijo Aveledo- en un régimen democrático debería ser un acontecimiento de rutina, fue cacareado como excepcional por parte del gobierno. Lo excepcional estuvo en que Ramos Allup y Henrique Capriles mandaran a callar, en cadena oficial, al capitán buscapleitos.
Pero lo más significativo no estuvo en quienes hicieron acto de presencia sino en la notable ausencia de delegados que hablaran en nombre de quienes han sido la voz cantante de esta larga sucesión de manifestaciones y protestas clamando por respeto a los derechos ciudadanos. Nos referimos, claro está, a la representación del estudiantado.
Tampoco escapó a la percepción de la audiencia la exclusión de la diputada María Corina Machado (y decimos diputada porque ningún tribunal puede lanzar a la basura los votos del pueblo) quien, refiriéndose al acto de marras, dijo que el objetivo del gobierno con esa reunión era dividir a la oposición.
En declaraciones que recogió la AP, Machado advirtió al gobierno y al oficialismo: ³Si creían que con esta farsa de diálogo iban a engañar a la comunidad internacional, están equivocados. Que iban a desmovilizar al movimiento pacífico de protesta, están equivocados. Seguimos en la calle con más razones, con más fuerza hasta lograr el cambio político, por la justicia y la libertad².
Es cierto que en su intervención el secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática, el señor Aveledo, se refirió a la justeza de las peticiones del estudiantado, pero no es menos verdad el que esas referencias no fueron consultadas o discutidas con el liderazgo juvenil.
Valdría la pena preguntarse: ¿por qué la MUD, una instancia de convergencia de partidos y movimientos políticos, más electoral que programática, se arroga la vocería de los marginados de ese encuentro que, como están las cosas y a la luz de las encuestas, están transformándose a toda velocidad en la nueva mayoría?
Responder a esta interrogante despejaría muchas dudas respecto a quienes son los reales beneficiarios de esas conversaciones que no deben desembocar en negociaciones y acuerdos mientras los estudiantes, Vanguardia Popular, María Corina Machado y Antonio Ledezma son perseguidos y despojados de sus derechos políticos, Leopoldo López, un civil, está encarcelado en una prisión militar como en la época de la cuarta república, y dos alcaldes son víctimas de atropellos judiciales y militares.
Curiosamente, Maduro habló de coexistencia pacífica, un concepto derivado de la Guerra Fría, y que supone respeto al otro no porque se lo merezca, sino porque está armado y listo para una eventual confrontación. Vale la pena recordar que cuando la oposición asomó la propuesta de una ley de amnistía, el señor Maduro dijo en modo altanero que ³hay tiempo para la justicia y tiempo para el perdón. Este es tiempo de justicia². O mejor dicho, si se le da otra lectura, de odio y venganza.
Pero la sociedad debe estar alerta para que, en ninguna forma, estos sibilinos encuentros puedan concluir en armisticios y capitulaciones que silencien el descontento, pongan a los estudiantes en retirada y saquen de las calles a la gente que protesta con razones y sin violencia.
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El derecho a la rebelión. Julio Shiling, politólogo
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