Luis Cino desde La Habana: Harold Barbosa: el costo de sentirse libre
28 de Mayo de 2014
Cuba a actualidad, Arroyo Naranjo, La Habana, (PD) Harold Barbosa Ibarra, de 47 años, asegura que empezó a sentirse libre la noche del 20 de junio de 1993, cuando él y su padre, Ciro Ramón Barbosa Zamora, luego de discutir con un militar, salieron a la calle y gritaron con todas sus fuerzas: "¡Abajo Fidel! ¡Abajo el comunismo!"
El Período Especial estaba en su apogeo, y Harold Barbosa, que por entonces vivía en El Cano, un poblado al oeste de la capital, y tenía 26 años, estaba harto de los abusos del régimen.
Aquel desahogo le costó caro a Harold y a su padre. Ambos, además de ser golpeados por el militar, fueron a parar a los tribunales. En la causa 778 de 1993, el Tribunal Provincial de La Habana, por un delito de desacato, los sancionó a dos años de trabajo correccional.
La abogada Niurka Febles, que habían contratado los acusados en el bufete colectivo del municipio Playa, no se presentó el día del juicio, por lo que les pusieron un abogado de oficio que prácticamente no los defendió porque desconocía el caso.
"El juicio fue amañado. El fiscal ya tenía dispuesta la sentencia contra nosotros", asegura Harold Barbosa.
Cuando todavía cumplía aquella sanción, el 28 de mayo de 1994, Harold Barbosa, acompañado por Abdel Torres Rodríguez, Guillermo Pita Acosta, Jorge Navarro y Lester Ruiz Pacheco, penetraron en la residencia del embajador de Bélgica, en Miramar, con la intención de pedir asilo político.
La embajada belga logró convencerlos de que salieran por su propia voluntad, el 18 de junio de 1994, con la garantía dada por las autoridades cubanas de que no serían sometidos a proceso judicial.
Efectivamente no fueron juzgados, pero menos de un mes después, en julio, Harold Barbosa fue apaleado por una turba pro-gubernamental que según asegura, fue azuzada por la policía política. Como resultado de aquella golpiza, hubo que implantarle una varilla de acero en el brazo izquierdo.
Poco después, empezó a vincularse a los grupos opositores. Actualmente es integrante del Partido Solidaridad Liberal. En la fachada de su casa, en el Reparto Eléctrico, Arroyo Naranjo, donde reside desde hace unos años, hay carteles con consignas antigubernamentales. La policía política y las brigadas de respuesta rápida lo han amenazado para que los retire y varias veces los han destruido, pero el vuelve a colocarlos.
En marzo, la casa fue apedreada en dos ocasiones por partidarios del régimen.
El pasado primero de mayo, cuando Harold se negó a aceptar las amenazas de un oficial de la policía para que no saliera de su casa ese día, el uniformado le propinó un puñetazo en el rostro.
Su esposa y sus dos hijos pequeños han sufrido represalias.
"Mi hija Betsy, de 9 años, quien padece desde que nació de meningocelis, no recibe atención social. A mi otro hijo, Ricardo, de 11 años, en la escuela los profesores lo maltratan y lo aíslan por el simple hecho de tener un padre opositor", explica Barbosa.
Refiere que su esposa, Yuleimy Nidetz Hernández, que era cantante y percusionista de una orquesta, se siente muy frustrada, al punto de enfermar de los nervios, ya que no ha podido seguir en la música, que es su gran vocación, ya que la Agencia "Adolfo Guzmán", a la que pertenecía, no la contrata por estar casada con "un contrarrevolucionario".
La familia vive de un modo muy precario, pues a Harold Barbosa, por ser opositor, no le dan trabajo. Ha reclamado hasta al Consejo de Estado, pero todo ha sido en vano.
"No me arrepiento de oponerme a la dictadura. Pueden hacerme lo que quieran. Pagaré gustoso el precio por sentirme libre", dijo Barbosa Ibarra.
Para Cuba noticias: luicino2012@gmail.com
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