lunes, agosto 11, 2014

Juan Juan Almeida testimonia sobre el plan en Cuba de evacuación de altos dirigentes para volar a otros países. en caso de que la tiranía de los Castro vea en peligro su existencia

 Nota del bloguista de Baracutey Cubano

De este testimonio de Juan Juan Almeida, hijo del fallecido Juan Almeida, uno de los tres  Comandante de la Revolución,  se infiere inmediatamente  varias conclusiones.
1. Los altos dirigentes poseen cuentas bancarias en el Exterior para en caso de huida vivir  lujosamente como lo hicieron Baby Doc,  el hijo del dictador haitiano Duvalier;   el asesino y corrupto Coronel etiope Megistus Haile Mariam, el alemán Honecker , etc.
2. Los altos dirigentes se pondrán a buen recaudo y distancia  mientras que ¨los platos rotos¨los pagarán sus esbirros  por obedecer las órdenes. 
3. Ese plan de evacuación se está llevando a cabo desde hace ya algunos años  con los hijos y nietos hacia países como España y hasta en los propios Estados Unidos.
4. QUE ES UN CUENTO ESAS PALABRAS  DE FIDEL CASTRO DE  QUE  ¨PRIMERO SE HUNDE LA ISLA  EN EL MAR QUE  RENUNCIAR A LA GLORIA QUE SE HA VIVIDO¨. Sabíamos que eso era pura guapería barata de Fidel, pues sus huidas en el ataque al Cuartel Moncada, su veloz carrera huyendo del combate de Alegría de Pío, su no presencia en las escaramuzas y combates en la Sierra Maestra durante la llucha contra Batista así como su apacible y  bucólica estancia en el intrincado campamento de La Plata en la Sierra Maestra, etc., PERO AHORA LO HEMOS COMPROBADO UNA VEZ MÁS. Por cierto,  Raúl Castro también tiene un curriculum similar al de su hermano en eso de huir y no pelear en combates .... . Además de huir desde El Moncada hasta el pueblo de ¨San Luis¨ (Por cierto, Fidel dice que entre los planes  del ataque al Moncada estaba que si fracasaba se irían a combatir a las montañas, pero entonces: ¿Qué hacía Raúl Castro escondido en San Luis ? ). En  Alegria de Pío huyó freneticamente y solamente fue a abrir el II Frente Frank País en la Sierra Cristal después que Delio Gómez Ochoa fue y se aseguró que todo era paz y tranquilidad. En los combates participaban Belarmino Castilla ¨Anibal¨, Abelardo Colomé Ibarra ¨Furry¨, Cintra Frías  y otros, pero  ni Raúl Castro ni los hermanos Julio y Zenén Casas Regueiros iban a los combates. Pero la anécdota más jacarandos la narra el Comandante Huber Matos:

Húber Matos cuenta que Raúl Castro aterrorizado en el poblado de La Maya por la posible llegada de refuerzos del Ejército , le ordenó a su chofer  ¿ Maro? del jeep en que se movía que acelerara el jeep  y se fuera de ahí que podían capturarlos, dejando a sus hombres abandonados. 


En entrevista de Zoé Valdés  a Huber Matos ( http://ecodiario.eleconomista.es/blogs/zoe-en-el-metro/)
En cuanto al temor de Raúl, eso era conocido. Raúl tenía fama de cobarde entre todos sus oficiales.  Raúl nunca iba a un combate. Una vez cuando le dijeron que venía el Ejercito le dijo a su chofer (Maro): “Óye, vámonos de aquí, arriba, vámonos”.  Maro contaba que como a la hora de huir de la Maya, le dijo a Raúl: “¿Qué hacemos? Aquí no van a llegar los guardias”.
Pero a Raúl le gusta ser radical y mandar a matar a la gente de noche.   Fidel Castro es un matón y Raúl un radical que mata de noche.


En los programas de la TV de Miami no se han explotado estas aristas del testimonio de Juan Juan cuando en estos días del XX aniversario del Maleconzao ha narrado este testimonio
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 Agosto 1994: salvaguardar la integridad física de "los líderes de la revolución"
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Esos hombres verdeolivos poseen un plan de evacuación para contingencias, reunir el familión y volar.
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Por Juan Juan Almeida

agosto 11, 2014

El 1994 comenzó con incertidumbre y terminó en desesperanza. Varios astrólogos coinciden en que ese año era lógico tener la equivocada sensación de que algo inusual sucedería. Efecto que en cierta medida – aseguran -  fue causado por el incremento de la actividad solar. Más sabiendo que durante los primeros días de agosto, ocurrieron grandes llamaradas solares.

Independientemente de la respetable opinión de quienes todo lo ven en el cielo. Ese año, Cuba registró el punto más bajo en la caída económica que se venía manifestando desde la desaparición del campo socialista en 1989. Crisis que se agudizó con los factores negativos de una zafra azucarera que apenas alcanzó los 4 millones de toneladas, y la inoportuna, aunque lógica, aparición de una epidemia de polineuritis que obligó a las autoridades a hacer gastos extraordinarios.

La economía sumergida llegó a registrar volúmenes de transacciones similares al de las ventas minoristas estatales, pero con un nivel de precios 20 veces mayor. Así que el desequilibrio financiero, el déficit presupuestario y el exceso de liquidez monetaria en manos de la población, convirtieron la vida cubana en un drama y se hizo común, intentos nada convencionales de salidas ilegales. El remolcador 13 de marzo, y las lanchas de Regla y Casablanca.

El gobierno lo sabía, esa bomba de relojería no podía hacer más que estallar creando una nueva estampida o una revuelta social. Por ello había ensalzado el ánimo de los militares con ascensos de categoría realizados el 6 de junio de ese mismo año.

Pero La Habana, en agosto, se torna ciudad calurosa y la brisa que viene del mar es el ventilador de los pobres. Por eso, el día cinco de ese mes, una veintena de jóvenes estaban sentados sobre el muro del Malecón, en la avenida del Puerto, cerca de Cuba y Chacón. Y no sé si por ser pobres, o porque algunos eran negros, resultaron sospechosos y aparecieron los camiones de la brigada especial repartiendo agresión. El cansancio, la necesidad, la ira e incluso el agravio dinamitaron la obediencia popular e hicieron que el grupo de jóvenes respondiera caminando en bloque y gritando “Basta ya”, “Abajo Fidel” más todo lo que ya sabemos y no cito para no redundar.

A ellos se le unieron otros, y a estos otros muchos más. No fue un desorden antisocial creado por grupos de delincuentes; fue una reacción popular espontánea, producida por las circunstancias y reprimida con exceso de perversidad. El gobierno cubano reaccionó con brutalidad, y contraatacó en todas las direcciones.

A fuerza de golpe, malas mañas y mucha sangre, enfrentó a grupos de cubanos, aplastó a los manifestantes e infiltró la manifestación con falsos manifestantes que desde adentro enfriaron el arrojo libertario.

La policía mostró sus fuerzas al pueblo, tropas antimotines con cascos, escudos y vehículos artillados se pasearon por La Habana (especialmente en los municipios Habana Vieja, Guanabacoa y 10 de octubre). Los homicidas de la ley amedrentaron a todos enseñando toda una tecnología de ejecución, dejando en la población una lúgubre, aterradora y poco inspiradora visión.

En los medios nacionales, todos fueron obligados a exponer públicamente, una opinión de repudio hacia lo que decidieron nombrar “los sucesos del 5 de agosto”. Tenían que vitorear aún cuando no había razón. Pero lo que pocos vivieron fue la puesta en marcha de el “plan para salvaguardar la integridad física de los líderes de la revolución”.

Sí, esos hombres verdeolivos que envejecieron repitiendo la falsa consigna;  “Defender la revolución hasta la última gota de sangre”; poseen un plan de evacuación para contingencias, reunir el familión y volar, no hacia la primera línea, sino en primera clase, donde en lugar de trincheras, existen cómodos asientos y aeromozas que sirven champán.

Lo sé porque ese 5 de agosto de 1994, cuando el sol no alcanzaba el cenit, recibí una breve llamada de un oficial de guardia pidiéndome permanecer en casa, y cinco minutos después apareció el entonces jefe de escoltas de mi padre, Raúl Romero Torreblanca, informándome que recogiera lo esencial,  porque me pasarían a buscar. Sin explicación.

No era una opción; desde hace muchos años, a los dirigentes cubanos (de primer nivel) se les había pedido una relación de familia priorizada y, aunque ya yo no era del agrado de la alta dirección, mi nombre aún aparecía en la lista que había hecho mi padre.

Torreblanca se marchó, tres horas más tarde mi teléfono volvió a sonar; posición anterior - escuché -, situación controlada.

Preguntando me enteré que no todos los dirigentes ni sus cercanos familiares habían recibido la misma llamada, ni siquiera instrucciones similares. Ya lo decía mi abuela “los que ladran siempre mienten”.

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Extended Street Footage- El Maleconazo- Cuban Uprising for Freedom on August 5, 1994

1 Comments:

At 6:06 a. m., Anonymous Anónimo said...

este descarado , diciendo estas cosas, ahora... iba irse a tratar a Belgica...lo mas triste es que ahora vive aqui del mismo cuento.

 

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