LOS VIAJES A CUBA
Por Esteban Fernández
5 de septiembre de 2014
M
uy fácil es aclararles las cosas a 20 personas pero se dificulta extraordinariamente convencer a 50 mil de que están equivocados. He evitado extraordinariamente el tema del regreso incorrecto a Cuba y si lo he tocado dos o tres veces es mucho. Porque se me revuelve el estómago.
Cuando surgen los viajes a Cuba, e iban unos pocos, yo me opuse. Cuando lo de los viajes se convirtió en una epidemia sigo en contra de eso pero me he callado la boca e ignorado el asunto. Simplemente pienso: que cada cual haga lo que su conciencia le indique.
Porque desde hace mucho rato resulta imposible ir a una fiesta cubana, ni una quinceañera ni una boda sin que en la mesa alguien comience a hablar de su próximo o pasado viaje a la Isla. Y entonces disimuladamente cambio de mesa y trato de sentarme con el mismo grupo de siempre que jamás en ningún sentido claudica.
¿Que Alina Fernández estuvo en Cuba? Eso a mí me resbala, ella es una más del montón. Que Francisco Fabián Céspedes Rodríguez -alias Pancho- vaya a cantar a Cuba me roza el “left egg”. Porque yo, al final de la jornada, sólo aspiro a que mis hijas, nietos, mis seres queridos y mis mejores amigos no vayan, los demás me interesan un bledo si van o no van a mi país. Y me conformo simplemente con que nadie me critique a mí por no ir. Y al que lo haga en ese preciso instante le saco en cara el grave error que comete cooperando con el régimen castrista desde que comienza los trámites requeridos para poder entrar y salir de nuestra nación.
Dicen que hay viajes justificados como el que va a ver a un padre o una madre enferma. Y yo entiendo perfectamente bien eso, y lo acepto de buena gana. Siempre y cuando no ataquen mis motivaciones de fanático anticastrista al contrario y no haber visto más nunca a mis padres ni a mi hermano y no haber enviado ni un centavo a nadie en Cuba. Una de las poquitas broncas grandes que yo he tenido en mi vida fue cuando en la cantina de un acto cubano en Miami Beach alguien me dijo a voz en cuello: “¡Parece mentira que con lo mucho que te ha querido Esteban Fernández Roig tu no hayas ido a visitarlo!” Y ahí mismo lo mandé al Diablo con todas sus letras.
Vamos a estar bien claros en dos cosas: una es que, junto con la ayuda del régimen imperante en Venezuela, los viajes y la remesas familiares enviadas por la comunidad cubana en el exterior son las principales fuentes de entrada de divisas que posee la tiranía castrista. Y esto no es una crítica, simplemente se trata de una realidad. No es cuestión de patriotismo sino de matemática.
Y la segunda verdad es que: todos aquellos que entren y salgan de la Isla (sean disidentes o visitantes desde el exterior) es porque el desgobierno cubano no los considera verdaderos adversarios de cuidado ni les representan un peligro a la seguridad interna de la nación. Es decir, que desde el mismo instante en que alguien va allí -o viene aquí-es porque la dictadura no lo considera su enemigo, y de paso yo tampoco lo pongo en esa categoría. El que crea que todo el mundo puede visitar a Cuba -incluyendo a Guillermo Novo y a Luis Posada Carriles- es un ignorante o un tonto de capirote.
Y para terminar, perfectamente sé que un artículo como este trae como consecuencia que muchísimas personas se disgusten conmigo. Eso a mi no me quita el sueño porque lo cierto es que el que no se comporte como un verdadero enemigo de mi enemigo no me interesa ni un comino que sea mi amigo o no lo sea.
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