domingo, octubre 26, 2014

Argentina. Video Los mitos y el Kirchnerismo, Cadena perpetua para represores del régimen militar argentino mientras los terroristas del Ejército Revolucionario del Pueblo ERP y de otras organizaciones terroristas en libertad y en cargos oficiales del Kirchnerismo

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Cadena perpetua para represores del régimen militar argentino  mientras los terroristas del Ejército Revolucionario del Pueblo ERP, ¨Los Montoneros¨  y de otras organizaciones terroristas  en libertad y en cargos oficiales del Kirchnerismo.

Los mitos y el Kirchnerismo

Parte I


Parte II

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Cadena perpetua para represores del régimen militar argentino

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Entre los que recibieron la máxima pena están el exjefe de la policía de la provincia de Buenos Aires, Miguel Etchecolatz, y el exministro Jaime Lamont Smart
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DDC
uenos Aires
26 Oct 2014

Un juez argentino condenó a cadena perpetua a quince de los 20 procesados por crímenes de lesa humanidad cometidos en un centro de detención conocido como La Cacha durante el régimen militar, a finales de la década de los 70.

Entre los que recibieron la máxima pena están el exjefe de la policía de la provincia de Buenos Aires, Miguel Etchecolatz, y el exministro Jaime Lamont Smart, reporta BBC.

Además, tres exoficiales de inteligencia fueron condenados a 13 años de prisión, un exmilitar a 12 años y otro fue absuelto.

La Cacha, en la ciudad de La Plata, además de centro de detención era una clínica de maternidad donde daban a luz las detenidas embarazadas antes de ser ejecutadas.

Entre las víctimas de La Cacha se cuenta Laura Carlotto, hija de la presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

Algunos de los sobrevivientes testificaron en el juicio. Dijeron que fueron tratados "como perros".
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Tomado de http://www.libreria-argentina.com.ar

La guerrilla en sus libros
Tomo I
Enrique Díaz Araujo


Este libro contiene una tesis original acerca de la guerrilla que operó en Argentina entre los años 1964 y 1989.
El autor se aparta de las visiones de los contendientes: la "libera­ción" proclamada por las guerrillas y la "subversión" combatida por las tropas represoras. Ubica al hecho dentro del género de "guerra" y de la especie de "guerra revolucionaria continental". Sostiene que este fenó­meno bélico fue organizado por el Departamento América, dependiente del Comité Central del Partido Comunista Cubano. Iniciativa invasora externa que fue secundada por las fuerzas sediciosas locales, dentro de una relación de lo principal y lo accesorio.
Apoyándose en fuentes publicadas revolucionarias, esto es lo que se demuestra en los cuatro volúmenes de la presente obra.

BIBLIOGRAFÍA

(Fragmento)

Empero, además y principalmente, la verdadera historia de la gue­rra revolucionaria en la Argentina recién podrá formularse una vez que, caída la tiranía castrista, se abran en Cuba los archivos del Departamento América, dependiente del Comité Central del Partido Comunista Cubano, organismo en cuyas manos siempre estuvo la iniciativa beligerante de nuestro país. Las pruebas se completarán entonces. Mientras tanto, cualquiera puede tener por básicamente acreditado el hecho con la famosa declaración de Fidel Castro del 3 de julio de 1998, en la que dijo refiriéndose a Iberoamérica: "En el único lugar donde no intentamos promover la revolución fue en México. En el resto, sin excepción, lo intentamos".2
Sin excepción, o sea, la guerrilla argentina no fue la excepción al intento cubano. Y tanto, que precisamente en La Habana quedó la computadora TRS 2 Sistem, en la cual la comandancia montonera archivó los datos de todos los miembros de su organización.3
Acá hay un punto de partida inexcusable. La Segunda Declaración de La Habana de febrero de 1962, que constituye "una declaración de guerra continental (convertir los Andes en una gran Sierra Maestra)".4
Aquel fenómeno bélico es lo que los escritores pro guerrilleros denominan como "el proyecto cubano para transformar a América latina en una gran Sierra Maestra".5
No hay acá hipérbole. Como apunta el escritor revolucionario Osear Terán, fue tal el "deslumbramiento por la revolución cubana" que es imposible comprender estos sucesos "si no se los proyecta sobre el fondo poderoso de la revolución cubana, ya que difícilmen­te podría exagerarse su gravitación tanto en la Argentina como en toda Latinoamérica".6
En suma, como lo expresara el fiscal adjunto en el juicio a los comandantes del Proceso, Dr. Luis Moreno Ocampo: "La guerrilla fue formada en Cuba e impulsada a través de Cuba por Rusia".7
Son tres, pues, los protagonistas de esa historia y, como hasta ahora ellos guardan silencio sobre los asuntos fundamentales, toda­vía no hay posibilidad de una historia valedera.
Por consiguiente, en el corto plazo no cabe ser muy optimista respecto a tales aperturas, ya que aún existen poderosos motivos para el sigilo. Las Fuerzas Armadas ocultan los delitos comunes con­tra la integridad y la vida de las personas que se cometieron en el curso de la denominada "represión". Las organizaciones guerrilleras, además de los ilícitos comunes de igual índole, guardan bajo siete llaves todo lo referido a la comisión de delitos contra la seguridad de la Nación, como los de traición, castigados por los artículos 214 y 215 del Código Penal, por haberse unido a una potencia extranjera para someter a la Nación. En cuanto al Estado comunista de Cuba, el motivo de su discreción es obvio, puesto que, de conocerse feha­cientemente su intervención en las cuestiones internas de otro país, podría ser enjuiciado y sancionado por los organismos internaciona­les.8 Alguien íntimamente ligado al Estado castrista, el escritor fran­cés Régis Debray, al introducirse en estos temas, recordó la necesi­dad de esa circunspección, diciendo:
"Sabido es que un Estado como Cuba no puede detallar en público actos de solidaridad revolucionaria que en lenguaje diplomático se llaman "intervenciones" o "subversión inter­nacional". Sabido es que un Partido Comunista como el cubano, miembro del movimiento obrero internacional, no puede exponer en público cierto número de hechos".,9
Cuba tiene licencia para matar —otorgada por el movimiento comunista internacional—, pero a condición de no decirlo. Entonces: ¡A callar!
Empero, como la paciencia histórica es casi infinita, alguna vez, en algún momento, la verdad completa resplandecerá. De eso este­mos seguros.
Habida cuenta de las vallas infranqueables anotadas, procurare­mos analizar la cuestión en el estado en que se halla actualmente, a sabiendas de que en el futuro esta situación pude cambiar bastante.
A tal efecto, nos manejaremos con una serie de interrogantes que intentaremos responder, no con investigaciones monográficas pro­pias, sino con una ordenada síntesis de la bibliografía existente en este momento del año 2007.
No se trata de un ordenamiento exhaustivo. No. Tan sólo abor­daremos aquellos problemas cuyas respuestas, dentro del panorama de puntos acuciantes, pueden obtenerse hoy en la bibliografía. Esto también implica un criterio selectivo personal, que conlleva la sub­jetividad del caso, aunque asimismo la pretensión de una cierta ecuanimidad de enfoque.
Esa disposición metódica tampoco supone la ocultación del "punto de vista" del historiador. Nada más lejos de nuestra actitud que el encubrimiento ideológico. Siempre, y como asunto de previo y especial pronunciamiento, hemos consignado los principios a los que adherimos. Que no son otros que los nacidos de una visión tra­dicional y cristiana de la política universal, por un lado, y naciona­lista de la política argentina, por el otro.
Luego, es obvio que esa "cosmovisión" nos distancia ciento ochenta grados del marxismo internacionalista, bandera principal de los grupos protagonistas de las guerrillas que operaron en la Argentina, desde 1964 a 1989. Ese enfoque, asimismo, nos inclina a la defensa de las instituciones fundamentales de la nacionalidad, como son las Fuerzas Armadas, más allá del comportamiento de algunos de sus miembros10 o de los notorios errores políticos en que han incurrido.
Sin embargo, y precisamente porque aquellos principios nos obligan a un apego irrestricto a la verdad histórica, que no puede ceder ante ninguna otra consideración, a la hora de juzgar procura­remos oír todas las campanas, y mantener una cuota de imparcialidad, que bien sabemos no nos será agradecida, ni nos dispensará reciprocidad alguna. Objetividad ante los hechos pasados, no exten-sible a la interpretación ideológica de los mismos, donde -repeti­mos- campearán los principios que abrazamos desde jóvenes. Puntos de vistas que nos vienen de nuestro oficio de historiadores, de los cuales no podemos ni queremos despojarnos acá, a la hora de escribir este libro.
Como fuere, las advertencias quedan formuladas. Tras lo cual, podemos ir ya derechamente al objeto de este trabajo, que, como queda dicho, consiste, en su base, en el estudio -selectivo, claro está- de la bibliografía sobre la revolución marxista en la Argentina.
A propósito de ello, sostendremos que dicha producción libresca se puede catalogar, con cierta discrecionalidad, en tres categorías:
Pro guerrillera o, cuando menos, antimilitar.
Pro militar o, cuando menos, antiguerrillera.
Presuntamente neutral, alguna vinculada a la teoría socialde-mócrata de "los dos demonios".
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NOTAS:
1. Ese es el dictamen del sociólogo alemán Peter Waldmann, quien, apoyado en una vasta bibliografía extranjera, afirma: "Sorprende que hasta ahora no se hayan estudia­do a fondo las organizaciones subversivas y su actuación", por eso motivo "parece urgente ocuparse del origen y de la historia de la guerrilla argentina". Waldman, Peter, "Anomia social y violencia". En: Alain Rouquié (comp.), Argentina, hoy, 2º ed., Bs. As., Siglo Veintiuno, 1982, p. 206.
2. Castro, Fidel. "Discurso ante la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe", Clarín. Argentina, 4 julio de 1998, p. 30.
3. Larraquy, Marcelo, Fuimos soldados. Historia secreta de la contraofensiva montonera, Bs. As., Aguilar, 2006, p. 224.
4. Rot, Gabriel y Sergio Búfano. "Entrevista a Héctor Béjar", Lucha Armada en la Argentina, N° 9, 2007, p. 72. En su discurso de clausura de la Primera Conferencia de la Tricontinental, de enero de 1966, Fidel Castro dijo: "En muchas naciones de América se dan las condiciones plenas para la lucha armada revolucionaria [...]. En América Latina no debe quedar ni uno, ni dos ni tres pueblos luchando solos contra el imperialismo [...]. Nosotros creernos que en este continente, en todos o casi todos los pueblos, la lucha asumirá las formas más violentas".
5. Lucha Armada en la Argentina, N° 9, 2007, p. 3.
6. Terán, Oscar. "La década del 70: la violencia de las ideas", Lucha Armada en la Argentina, N° 5, 2006, p. 23.
7. Diana, Marta, Mujeres guerrilleras. La militancia de los setenta en el testimonio de sus protagonistas femeninas, Bs. As., Planeta, 1996, p. 382.
8. Ciro Bustos, adjunto a la guerrilla del Che Guevara en Bolivia, asienta al respecto dos notas básicas. Primero, define el problema guerrero en estos términos: "El enemi­go número uno del gobierno boliviano —en guerra contra la guerrilla 'cubana'— (era) precisamente el Gobierno Revolucionario cubano". Sacando algunas comillas que están de más, ahí están enumerados con exactitud los tres sujetos de ese tipo de gue­rra. Después, registra la consigna principal para los guerilleros que podían caer en manos del enemigo: '"¡Niega todo, chico! ¡Nosotros no te conocemos!', me había ade lantado Iván en La Habana". Bustos, Ciro, El Che quiere verte. La historia jamás con­tada del Che, Bs. As., Javier Vergara, 2007, p. 404.
Iván, como veremos más adelante, fue un protagonista sobresaliente de estos entuertos. La orden de mentir sobre la intervención cubana resaltaba encima de cualquier otra.
9. Debray, Régis, La crítica Je las armas. Las pruebas de fuego, Madrid, Siglo Veintiuno, 1976, p. 108.
10. Sin ir más lejos, creemos que las FF. AA. le deben al país una explicación clara de la conducta de varios de sus miembros, que tuvieron actitudes dudosas frente a las organizaciones guerrilleras. Para poner un solo caso: los continuos contactos entre el Cnl. Juan Jaime Cessio y el Grl. Carlos Dalla Tea con la cúpula Montonera, que cita Perdía, Roberto Cirilo, La otra historia. Testimonio de un jefe Montonero, Bs. As., Grupo Agora, 1997, pp. 141, 175, 195, 206. Cfr. Gasparini, Juan, Montoneros: final de cuentas, Bs. As., Puntosur, 1988, pp. 140-141. Agrega a los generales Carcagno y Betti en reuniones con Carlos Hobert y Adriana Lesgart. Respecto al Cnl. Juan Jaime Cesio, es conocida la información proporcionada por Juan Domingo Perón: él dijo que Cesio "integraba el ERP": Baschetti, Roberto (comp.), Documentos 1973-1976. Volumen I. De Cámpora a la ruptura, La Plata, De la Campana, 1996, p. 450. En apariencia, el presidente Carlos Néstor Kirchner, que ha homenajeado a Cesio, no comparte esa definición (o, tal vez, quise celebrar en Cesio al ERP). Referente a la obra documental montonera compilada por Roberto Baschetti, la citaremos de la siguiente manera: Io) Documentos de la Resistencia Peronista 1955-1970, La Plata, De la Campana, 1997: "Resistencia". 2o) Documentos 1970-1973. De la guerrilla peronista al gobierno popular, La Plata, De la Campana, 1994: "Guerrilla". 3o) Documentos 1973-1976, Volumen I. De Cámpora a la ruptura, La Plata, de la Campana, 1996: "Cámpora". 4o) Documentos 1973-1976. Volumen II. De la ruptu­ra al golpe, La Plata, De la Campana, 1999: "Ruptura". 5°) Documentos 1976-1977. Volumen I. Golpe militar y resistencia popular, La Plata, De la Campana, 2001: "Militar".


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Tomado de http://www.atp.com.ar

Daniel Scioli premia a los que secuestraron a su hermano

Roberto tenía 45 años, era ingeniero y gerente de una petroquímica de la ciudad de La Plata.

Ese 25 de octubre de 1.976 lo llamaron a su casa de Belgrano y le dijeron que lo esperaban para una reunión en La Plata. Roberto llegó a la fábrica cerca del mediodía, pero la reunión se había suspendido. Decidió entonces ir a almorzar con algunos compañeros al comedor de la esquina. Eligieron una mesa lejos de la entrada. Roberto quedó de espaldas a la puerta. Roberto habla con sus compañeros sobre el trabajo. Dos personas con ropa de SEGBA entran al local. Uno de ellos se para detrás de Roberto, saca una pistola, le apunta a la cabeza, y le vacía el cargador en la nuca. La sangre tibia inunda la mesa, corre… y se escurre por el piso, como por mucho tiempo la memoria de su muerte.
El asesino guardó su pistola, pegó media vuelta y se fue caminando.
Así asesinaba la guerrilla montonera en los 70…porque sí.
La petroquímica cerró sus puertas para siempre. Era el segundo gerente que le asesinaban los terroristas… y el miedo, se sabe, no es zonzo.
Martha, la esposa de Roberto Moyano, hasta el día de hoy llora su muerte sin consuelo. Sus dos hijos también. Cuando iba al cementerio de Campana acompañando el cuerpo de su marido, un auto se le puso a la par, el hombre que manejaba la miró con sonrisa socarrona… ella entendió el mensaje y cerró la boca por sus hijos.
Nunca la familia del Ingeniero Moyano tuvo justicia. Nunca. Cuando Martha se presentó en la Secretaría de Derechos Humanos a pedir ayuda durante el gobierno de Alfonsín y comentó como habían asesinado a su marido, un mujer la miró, otra vez la sonrisa… “no señora, estos casos no están contemplados”. ¿Y qué hago entonces?, preguntó Martha. “Señora, haga de cuenta que a su marido lo atropelló un colectivo”.
Martha lloró mares de lágrimas.
La semana pasada, 35 años después de que el terrorismo se floreara por el país matando porque sí, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, a través de ARBA, la agencia de recaudación de la Provincia de Buenos Aires, decidió premiar a un sector. Eximió de impuestos a los “detenidos e hijos de detenidos o desaparecidos” durante el último gobierno cívico militar. Es decir, a los terroristas e hijos de terroristas.
Yo me quedo pensando… Martha sigue llorando su injusticia, como otras 17.000 Víctimas del terrorismo de Argentina.
Los que asesinaron a su marido por la espalda, tal vez estén esta mañana haciendo el trámite para no pagar impuestos. Así los premia el gobierno por haber matado a un tipo común. Como usted. Como yo.
Daniel Scioli, el instaurador de este premio, lo sabe bien. No es como el general Balza que vivió en una “cajita feliz” durante la guerra contra el terrorismo, que Argentina libró en los años 70.
No señor, Daniel Scioli les teme a los terroristas de ayer, enquistados en el gobierno de hoy. Y les teme con razón… en los 70, los Montoneros secuestraron a su hermano José.
Papá Scioli pagó la extorsión, y así pudo salvar al nene.
Treinta años después, Daniel premia a los secuestradores… tal vez, porque su hermano tuvo la “suerte” que Roberto Moyano NO.
Supongo que la resolución podría terminar con esta frase… Gracias por secuestrar a mi hermano… y los premio, por matar a Roberto Moyano
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Tomado de http://es.wikipedia.org

A fines de 1974 la Compañía Ramón Rosa Jiménez estaba organizada con 4 pelotones (90 hombres y 10 mujeres).5 Gran parte de los oficiales del ERP fueron entrenados en Cuba.6 El jefe guerrillero Enrique Gorriarán Merlo, confirmó la presencia de argentinos en campos de entrenamiento militar en Cuba, diciendo: “Quedó entonces formalizada la relación (…) de PRT a Partido Comunista Cubano. Acordamos los viajes posteriores de nuevos compañeros para realizar distintos cursos, tanto militares como políticos”.7

6 La guerrilla en sus libros. Por Díaz Araujo Enrique. Página 98.
7 El Vietnam argentino. Por Márquez Nicolás. Página 29.

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Tomado de http://www.tematika.com/

Libros: Datos Principales de El Vietnam Argentino

Libros: Sinopsis de El Vietnam ArgentinoPromediando los años 70, el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), la organización guerrillera más poderosa del continente, con miles de combatientes al mando de Mario Roberto Santucho, lanzó una guerra contra la democracia concentrándola en la selva de Tucumán, con el propósito de dominar la provincia y el resto del Norte argentino, conseguir reconocimiento internacional como Estado independiente, bajar a Buenos Aires y hacer un golpe de Estado de filiación castro-comunista. Con numerosos campamentos apoyados por una formidable estructura (fábricas de armas, imprentas, tropas terroristas extranjeras, el respaldo de Cuba y contingentes montoneros) atacó unidades militares y policiales en todo el país para robar armamentos y reforzar las milicias en la selva. Implementó un plan sistemático de exterminio y secuestro de empresarios y militares para canjearlos por dinero o guerrilleros detenidos por la justicia. Ante la amenaza de secesión, el Gobierno reaccionó lanzando el Operativo Independencia con las FF.AA. a la cabeza.
Quienes hoy levantan la remunerable banderita de los "derechos humanos" apañan o consienten a quienes, para llevar adelante un "Vietnam argentino" (tal la orden del Che Guevara), asesinaron niños, mujeres, pobladores y un sinfín de uniformados, cuando sus objetivos ideológicos así se los impuso. Este trabajo pretende enriquecer un debate ausente y manipulado por el enfoque tuerto que emana desde el Gobierno nacional. El autor
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Palabras del Coronel ¨VGM¨ Horacio Losito  (2011)