Plutocracia a pulso. José Prats Sariol sobre el interés de muchos estadounidenses con Cuba
Plutocracia a pulso
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El nexo de muchos estadounidenses con Cuba no es afectivo sino efectivo: efectivo, no de causar efecto, sino de dinero cash.
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Por José Prats Sariol
Arizona
15 Oct 2014
Plutocracia a pulso
El nexo de muchos estadounidenses con Cuba no es afectivo sino efectivo: efectivo, no de causar efecto, sino de dinero cash, constante aunque no suene. Y ahora tres signos confirman la avidez de efectivo. Con los principios de la democracia en el closet.
Las evidencias son un debate televisivo entre los dos candidatos a la gobernación de la Florida, un editorial del New York Times, y la casi anuencia del Departamento de Estado a la presencia de Cuba en la Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá el próximo abril.
Hasta para la más humilde alcaldía se necesita financiamiento para las campañas en las elecciones. Mucho más para gobernador. El candidato republicano y actual gobernador, Rick Scott, y su contrincante demócrata, el exgobernador republicano Charlie Crist, no solo debaten para atraer votos, también por los intereses que representan, que los financian.
El debate televisivo —por primera vez en español— no solo buscaba el favor de los hispanos, sobre todo cubanos, sino reflejar los intereses de sus respectivos grupos de poder y sus partidos políticos. Allí Crist abogó por el fin del embargo y Scott —con mayor sentido ético y memoria histórica— por mantenerlo. Ninguno de los dos negó la posibilidad de negociar con la cúpula político-militar de Cuba, como tampoco Obama, según revelaciones de documentos de 2007.
La diferencia estuvo en qué negociar, cuáles inversiones, indemnizaciones, concesiones... Efectivo nada afectivo, con barniz de amor a Cuba, a la Torre de la Libertad y al café en Versailles con foto en la 8 Street. Apenas una referencia a la valiente disidencia interna, a represiones cotidianas.
El editorial del New York Times —en inglés pero también en español— fue preciso: levantar incondicionalmente el embargo, por inefectivo y obsoleto. Los intereses de los capitales de Wall Street por lo menos no fueron hipócritas: no le dejemos el negocio a China, Rusia y la Comunidad Europea.
"Time is money", casi declaró el poderoso diario, como cuando defendió a Fidel Castro hace más de medio siglo. ¿Quién es el iluso que aún cree que el dinero, los porcientos de utilidades, pueden oler a dictadura corrupta? La avaricia nunca ha roto ningún saco, salvo el de los pobres de la tierra.
La Cumbre de las Américas —auspiciada por la OEA—, que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno del Hemisferio, invitó a Cuba. Y bajo la misma opinión de Hillary Clinton —su exsecretaria de Estado—, no ha habido ninguna objeción tajante por el lado de Washington.
¿Derechos humanos? ¿Democracia? ¿De qué habla? ¿Acaso el tema no será "Prosperidad con equidad: el desafío de la cooperación de las Américas"? Pues entonces, ¿quién tira el primer seboruco? ¿México con sus brutales desigualdades y hundida entre carteles de narcotráfico y caciques estatales? ¿La equidad de Daniel Ortega y su Primera Dama en Nicaragua? ¿Quiere algo más equitativo que Correa en Ecuador, Evo Morales —acaba de ser reelecto por tercera vez— en Bolivia y Maduro en Venezuela, sueñen con eternizarse en el poder, siguiendo el ejemplo cubano? ¿Existe una cooperación mayor que entre las camarillas políticas, cuyos gastos de representación —aviones, suites, comelatas, champán...— avergüenzan hasta los jeques árabes?
Y así vamos... A finales de abril Obama parece que estrechará la mano de Raúl Castro, en una ciudad cuyo canal ampliado abrirá la costa este del hemisferio occidental a los supercargueros que atracarán en Mariel y en Miami. Pero con la ventaja cubana de maquilas baratas y menos impuestos y cada una de las evasiones fiscales y corrupciones imaginables en los "paraísos" asiáticos, ahora de nuevo frente a EEUU, como cuando la Ley Seca con las destilerías de Cárdenas y Santa Cruz del Norte.
A jugar golf y llenar hoteles playeros, a comprar níquel y sembrar caña de azúcar, a importar puros y ron, maracas y collares... A recuperar plenamente el mercado para productos industriales y agrícolas, con créditos enteros y blandos como el filete. Que entren los bancos, sin fijarse de dónde proviene el efectivo, como en la república anterior al 59. Y a cerrar la emigración de la Ley de Ajuste Cubano. Esa cañería de infelices pasará a tratarse como a hondureños.
Apenas un detalle: no me digan que es por afecto a los cubanos, al destino democrático de Cuba. Es por efectivo. Plutocracia a pulso.
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