El mayor intervencionista
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Raúl Castro insiste en que se respete la soberanía cubana. ¿Pero en qué país de América Latina dejó de intervenir el castrismo?
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Por Roberto Álvarez Quiñones
La Habana
16 Feb 2015
En el contexto de las negociaciones para restablecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, Raúl Castro insiste en que la soberanía cubana hay que respetarla, y que ni Washington ni nadie puede inmiscuirse en los asuntos internos de la Isla y pretender modificar el sistema político imperante.
Eso suena muy justo, que un gobierno pida respeto a la soberanía nacional de su país. Pero resulta que el régimen del que hablamos es precisamente el que más ha intervenido y sigue interviniendo política y militarmente en los asuntos internos de las naciones de América Latina, y el que menos respeta la soberanía nacional de país alguno.
Jamás hubo en el hemisferio, tras la independencia de España y Portugal, tanto intervencionismo flagrante por parte de nación alguna como el protagonizado por el castrismo, cuyo segundo jefe siempre fue el ahora dictador nominal desde 2011, el General de cuatro estrellas (no ganadas) que hoy reclama el respeto de los demás.
¿Con qué moral habla Raúl Castro de no inmiscuirse en los asuntos internos de Cuba cuando hoy es La Habana la que de hecho dirige el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, donde tiene destacados a unos 100.000 cubanos que son funcionarios gubernamentales claves, incluyendo generales, coroneles y oficiales de contrainteligencia que son los que trazan la estrategia represiva y de supervivencia del autoritarismo chavista?
Cuantitativamente, la Cuba de los Castro ha sido más violatoria de la soberanía y la dignidad nacional en la región que Estados Unidos, que tiene una conocida historia de intervenciones en Centroamérica y el Caribe. Lo que pasa es que eso no lo dicen la mayoría de los libros de historia en las escuelas y universidades latinoamericanas, los mismos en los que el Che Guevara figura como una leyenda del romanticismo revolucionario y no como el hombre que siendo el tercero en la jerarquía castrista se fue con combatientes cubanos a Bolivia para incendiar toda Latinoamérica e imponer el totalitarismo comunista desde el Río Grande a la Patagonia.
Entrenados en Cuba
Durante décadas, el régimen copresidido por Raúl Castro entrenó, financió, organizó, armó y en buena medida dirigió grupos guerrilleros que provocaron cruentas guerras o realizaron atentados sangrientos en 14 países latinoamericanos.
Recordemos a los Tupamaros en Uruguay; los Montoneros y el ERP en Argentina; las FARC, el M-19 y el ELN en Colombia; las FALN y el MIR en Venezuela; Sendero Luminoso y el MIR en Perú; las FAR y el EGP en Guatemala; el FSLN en Nicaragua; y el FMLN en EL Salvador, para citar algunas de los más conocidas. En Guatemala y El Salvador esas guerras devastadoras, alentadas y apoyadas por ambos Castro, dejaron un saldo de 275.000 muertos.
También hubo guerrillas rurales o urbanas de cubanos o directamente conectadas con Cuba en Chile, Brasil, Bolivia, Panamá, Honduras y República Dominicana. Y no hay que olvidar la intervención en la isla de Granada, donde de hecho los Castro dirigieron el gobierno de Maurice Bishop en los años 80.
Fueron oficiales cubanos bajo las órdenes de Raúl Castro, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) desde 1959 a 2008, quienes entrenaron militarmente, o armaron, a casi todos esos guerrilleros, cubanos y extranjeros, que desestabilizaron a países soberanos, muchos de ellos con gobernantes democráticamente elegidos.
Cientos de miles de cubanos fueron enviados por los Castro, además, a combatir en Africa y Medio Oriente (Argelia, el Congo, Siria, Etiopía y Angola), donde miles de ellos murieron.
Segundo "hombre fuerte"
Tan tempranamente como en febrero de 1959, un mes y medio después de entrar en La Habana, Fidel Castro impuso ya como segundo al mando de Cuba a su hermano menor, al nombrarlo jefe de la Comandancia General de las FAR. Todos en Cuba esperaban que ese cargo fuese para el comandante Camilo Cienfuegos, el héroe más destacado en la guerra contra la dictadura de Batista, y no Raúl, quien realmente combatió muy poco en las montañas orientales.
Al crearse las ORI (Organizaciones Revolucionarias Integradas) en 1962, luego el Partido Unido de la Revolución Socialista (PURSC) en 1963, y en 1965 el Partido Comunista, Fidel impuso a su hermano como su sucesor vitalicio en el Partido Comunista, el Estado y el Gobierno. Desde entonces éste fue sembrado como "número dos" en los congresos partidistas y en el Consejo de Estado.
El ahora primer "hombre fuerte" de la Isla fue uno de los creadores en La Habana de la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL), brazo político castrista para fomentar la revolución y la subversión política a nivel mundial, con la consigna enunciada por el Che Guevara de crear "dos, tres, muchos Vietnam", que constituyó un intento por rescatar la "revolución permanente" de León Trotsky, tan irresponsable como ilusoria.
La guerrilla del Che fue aniquilada, pero los Castro continuaron con su estrategia de llevar la lucha armada a nivel continental como "única vía para lograr la liberación de los pueblos" e imponer el castrismo en todas partes. Se dispararon las guerrillas rurales y urbanas, los atentados, y los asaltos a bancos para obtener fondos para la revolución.
Agentes cubanos del Ministerio del Interior de Cuba, con el concurso de "voluntarios" izquierdistas de otros países, asesinaron a varios militares que participaron en la captura y ejecución del Che en Bolivia. El presidente boliviano, general René Barrientos, pereció carbonizado en un misterioso accidente de helicóptero, 18 meses después de ordenar ejecutar a Guevara. El coronel Jorge Centeno Anaya, jefe del Ejército boliviano cuando el Che fue capturado, murió en un atentado en París. El coronel Roberto Quintanilla, jefe de inteligencia del Ministerio del Interior boliviano cuando la captura del Che, fue asesinado en Hamburgo en 1971. El capitán Gary Prado Salmón, que comandó las tropas que capturaron al Che, fue baleado y quedó paralítico.
Otro atentado relacionado —directa o indirectamente— con Raúl Castro se hizo muy famoso. En septiembre de 1980 un comando guerrillero argentino del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP, castrista), encabezado por Enrique Gorriarán Merlo, con fusiles y un lanzacohetes, mató al ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza Debayle en Asunción, Paraguay. Con anterioridad a ese atentado, Gorriarán Merlo admitió en Argentina que él, como jefe del ERP, y muchos de sus compañeros de armas, habían recibido entrenamiento militar en Cuba.
En la Isla, Raúl Castro comparte con su hermano la responsabilidad por las miles de muertes y el sufrimiento causado durante 56 años, los atropellos y la violación de los derechos humanos. En el plano internacional, es corresponsable de la violación de la soberanía nacional de muchos países de Latinoamérica, con un saldo de ríos de sangre.
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