¿Más celulares, más libertad?
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La nueva promoción de ETECSA, “Si activas con 30, ganas 30¨, ha sido todo un éxito entre los cubanos. Dicho esto, halagüeño sería el incremento de la telefonía móvil en la Isla, si con ella el régimen no aumentara el control policial sobre los ciudadanos
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Por Alberto Méndez Castelló
Marzo 27, 2015
LAS TUNAS, Cuba. -Encaramado sobre un banco en el paseo de la avenida Libertad, frente a la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), temprano en la noche de este lunes, un hombre pasaba lista voceando nombres anotados en un papel, mientras desde la muchedumbre arremolinada a sus pies, los mencionados respondían: “¡Aquí!”
Desde horas antes, ETECSA había hecho circular entre sus abonados un mensaje de texto que constituía una ganga: “Si compras una línea del 24 al 27 de marzo (precio 30 CUCs) recibes gratis 30 CUCs de saldo inicial”. Y se formó el corre corre.
Este martes, en la entrada del lugar no se podía dar un paso. Decenas de personas circulaban por los alrededores, esperando su turno, o tratando de entrar. Igual ocurrió este miércoles. Incluso, hasta resultaba difícil pasar a la sala de Internet. Según los solicitantes, mil líneas de teléfonos móviles estaban en venta, y, algunos, para acceder a ellas, pagaron hasta 5 CUCs a gente que hizo cola para vender los tickets de la lista.
Líneas de celular intervenidas por la Seguridad del Estado
Halagüeño sería el incremento de la telefonía móvil en Cuba si con ella el régimen no aumentara el control policial sobre los ciudadanos.
“La correspondencia es inviolable. Sólo puede ser ocupada, abierta y examinada en los casos previstos por la ley. Se guardará secretos de los asuntos ajenos al hecho que motivare el examen. El mismo principio se observará con respecto a las comunicaciones cablegráficas, telegráficas y telefónicas”, dice
el Artículo 57 de la Constitución de la República de Cuba, pero sabido es: tal precepto es letra muerta.
(Foto tomada de Internet)
Para ultimar detalles de una entrevista con una diputada del “Poder Popular” distanciada del régimen, sostuve una conversación telefónica con su editor el 11 de septiembre de 2012. Al día siguiente, camino de la entrevista, fui detenido y encerrado en un calabozo durante tres días, ocupándome la policía política hasta el día de hoy, sin mediar procedimiento judicial, mis herramientas de trabajo, entre ellas, un teléfono SAMSUNG, precisamente, comprado en ETECSA.
¿Quién conocía, además del editor, la ruta y la tarea de este corresponsal? Obvio: el régimen empeñado en liquidar la libre expresión en Cuba, que tiene el control de ETECSA y la emplea en funciones policíacas.
“Nuestro trabajo es clandestino”, admiten los oficiales operativos del Ministerio del Interior. “Igual de ilícito es el nuestro”, pudieran decir ingleses, alemanes o estadounidenses. Pero sin el menor recato, el régimen arremetió a través de sus medios de comunicación, contra el gobierno de Estados Unidos por la escucha de sus servicios de Inteligencia.
En la Isla, no es un juez, incluso ni un fiscal, quien autoriza la aplicación del Artículo 57 de la Constitución de la República en cuanto a “La correspondencia es inviolable”.
Basta que oficiales operativos del Ministerio del Interior o la contrainteligencia militar de las Fuerzas Armadas lo soliciten a sus jefes. Con el visto bueno de simples auxiliares de la Ley, funcionarios de Correos de Cuba, ETECSA o cualquier otra dependencia, pondrán manos a la obra y los policías comenzarán a leer cartas, escuchar teléfonos e incluso, lo que usted habla en su casa o el trabajo, porque de paso, alguien dejó sembrado un micrófono por “orden del Jefe”.
Por más de medio siglo, los hermanos Fidel y Raúl Castro han sido partido único, poder legislativo, ejecutivo, judicial y mediático. Ah… y también empresa única en telecomunicaciones.
Sólo un monopolio manejado con más criterio político que económico, produce colas como las que por estos días hemos visto en Puerto Padre para acceder a la telefonía móvil.
Lástima que tales líneas sean más para servir de escucha al que las vende, que, salvo honrosas excepciones, decir lo que piensan quienes las compran.
¡Claro! Los cubanos podemos revertir esto sacándonos el policía que llevamos dentro. Para echarlo fuera, basta expresar lo que nos venga en ganas, que, más que lo que parece hacernos felices, es lo que sufrimos. Y ya lo dijo alguien: “No he visto una construcción que adelante con el albañil de rodillas”.
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