viernes, septiembre 18, 2015

Esteban Fernández: HISTORIA DEL FIDELISMO


HISTORIA DEL FIDELISMO

Por  Esteban Fernández.
Loa Ángeles
18 de septiembre de 2015

Hoy voy a hablarles del fidelismo. El castrismo no es nada, ni es una doctrina, ni es un legado, ni es un programa político. Vamos a empezar por el principio: Los primeros testaferros fueron un pequeño grupito de hombres y un par de mujeres -Haydée Santamaria y Melba Hernández- que se convirtieron en satélites de un tipo (obviamente más pícaro y atrevido que ellos) llamado Fidel Castro Ruz.

Se trataba de una claque de maleantes, rateros, marihuaneros, traficantes, carteristas sin oficios ni beneficios, sin escrúpulos, que se sentían muy halagados porque un abogado, un hombre que fue a la Universidad, que leía libros, que disparaba discursos kilométricos, se tratara con ellos de tú a tu y les brindara un barniz político a sus fechorías. Ese es el pobre inicio del fidelismo: una turba de forajidos compuesta por Ramiro, Almeida, Efigenio y comparsa. Puro orine de canguro.

Desde el primero momento ven a Fidel Castro como “la gallina de los huevos de oro”, como si se hubieran ganado 10 billetes de la lotería premiados. Asumen las posiciones de criados, chóferes, guardaespaldas, perros de presa y tropa de choque. La primera labor de esta pandilla fue meterle miedo a todo el mundo en La Habana, sobre todo a los políticos opositores a Batista. Eran hasta capaces de desbaratar a cabillazos actos antigubernamentales. Políticamente eran nulos, neófitos y matarifes.

(Fotos añadidas por el bloguista de Baracutey Cubano)

El objetivo principal de Fidel Castro era llegar al poder de todas todas. Como fuera y contra quien fuera. Contaba José Pardo Llada que durante el entierro de Eddy Chibás le propuso llevar su cadáver a Palacio seguido por la multitud y derrocar a Carlos Prío. Es decir que desde mucho antes, desde Birán, su obsesión era cogerse a Cuba y esclavizar a sus conciudadanos. Un día le dijo a Arturito Hernández Tellaeche: “Si triunfo voy aplastar a los cubanos como si fueran cucarachas”…

Recibió con euforia el golpe de estado de Batista porque maquiavélicamente comprendió, y así se lo hizo saber a sus subalternos, que este era el momento oportuno para formar mil líos. Y le respondieron: “Lo que usted diga doctor”. Esas palabras fueron el preludio de las que después se convertirían en “Comandante en Jefe ordene”…

Dedujo que con ese grupúsculo de bandidos no podía llevar a cabo la toma de un país, pero ideó utilizarlos de carne de cañon –con el riesgo de inmolarlos- para darse a conocer nacionalmente y crear el mito que trajo como secuelas el culto a su personalidad. Como en esos momentos se cumplían 100 años del natalicio de José Martí comenzaron a llamarles rimbombantemente a sus seguidores “La Generación del Centenario”.

Durante meses se rompió la cabeza ideando como podía pasar de jefe de unos perdularios a ser una figura nacional y cabeza de la insurrección contra Fulgencio Batista. Parece que discernió que “Atacando un cuartel con un reducido grupo de seguidores, aunque fracasara rotundamente en el intento , se daría a conocer en toda Cuba” Y escogió al Moncada para realizar su “presentación nacional”.

Todo el mundo sabe lo que pasó el 26 de julio del 53. Muertos y heridos de ambas partes. Fidel se escapa y después se entrega. Hay que leer al profesor Antonio de la Cova para tener una idea exacta de lo ocurrido.

Un juicio público donde él, como Vitola, se defiende solo. Lo que a todas luces es una derrota logra su objetivo de catapultar su nombre en el ámbito nacional. Y los castristas dejan de ser una reducida claque para nutrirse de varios cientos de militantes. Se acaba lo de “La Generación del Centenario” y pasa a ser el “Movimiento 26 de Julio”. Un indulto absurdo de Batista y salen para la calle libres, se van a México, y Castro promete desde el extranjero que antes de finales de año regresará con las armas en las manos a Cuba. Pregona: que serán “Libres o Mártires”

Ante el fracaso del desembarco y el anuncio de su muerte el castrismo toca fondo. Creo que en ese momento no había ni 778 fidelistas en Cuba. Como todos sabemos Herbert Matthews del New York Time lo entrevista en la Sierra y la prensa cubana se hace eco y la reproduce. La GENTE SE ENTERA QUE ESTÁ VIVO y el castrismo coge aire, agua y carbón, y levanta vuelo de nuevo. Y mucha gente considera “un guerrillero heroico” a quien no es más que un gangster. Y nace el castrismo producto de miles de engaños y de leyendas.

Montones de pequeñas escaramuzas en las montañas, Batista se monta en un avión y se va rumbo a Santo Domingo, y al fin Castro logra su sueño dorado de adueñarse de nuestro país, desbaratarlo y ensangrentarlo. Y de pronto, increíblemente, ese ególatra fue endiosado por miles de ciudadanos. Unos oportunistas y otros víctimas inocentes y deslumbradas ante aquel farsante. Una nación próspera pero incauta.

Llegaron a La Habana humildemente, con rosarios al cuello, Fidel Castro prometiendo villas y castillas, humanismo, elecciones en dos años, pero aquella plaga inicial enseguida comenzó a cogerse las mansiones, los automóviles de los que abandonaban la Isla y todo lo que les dio la gana. Saquearon a la nación como si la Isla fuera una gran piñata.

Y al final de la jornada, el castrismo actual se puede definir de la siguiente forma: un par de monstruos millonarios y seniles, un grupo viviendo mejor que Carmelina, y una nación depauperada, desmoralizada, esclavizada, con millares de presos y fusilados y más de un millón de desterrados. Y lo inaudito es que el castrismo, en el mundo entero, todavía tiene adeptos que los defienden y los siguen. Y yo entiendo que al principio muchos tontos confiaron en este rufián, pero ahora hay que ser MUY HIJO DE LA GRAN PERRA para seguir creyendo en el castrismo…