Belén Marty: Sistema de salud cubano: Una mentira forrada en propaganda
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Tomado de http://es.panampost.com
Sistema de salud cubano: Una mentira forrada en propaganda
La visita a un hospital en una zona no turística de La Habana desmorona el mito comunista de la "calidad universal" del sistema de salud cubano
Por Belén Marty
30 septiembre, 2015
Los hospitales de La Habana se caen a pedazos. Literalmente. Se cae también con ello el discurso propagandístico de la elite castrista sobre las bondades del sistema de salud cubano, apenas piso los primeros escalones de la guardia de un hospital en el barrio (no turístico) de San Miguel en La Habana.
Entro vestida como cubana y con la recomendación de no hablar; mi acento argentino me iba a delatar apenas dijera “hola”. Un disidente y miembro del Partido Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) me acompaña. El será mi guía y mi mentor en este viaje al corazón de la medicina comunista.
Cuando entramos, a las 22 horas de un sábado cualquiera, tres de los cuatro pisos del hospital —uno de los 270 que hay en el país— no estaban funcionando por el horario. Solo estaba habilitada la zona de urgencias.
“Hace cuatro horas que estamos esperando la ambulancia”, grita un cubano a quien, vestido de verde, pareciera ser un médico. Lo escucho mientras me siento en la única hilera con cuatro asientos de plástico en la sala de espera. Mi amigo permanece inmóvil y me hace una seña para que permanezca en silencio y para que escuche los comentarios de los pacientes y sus familiares.
Pasan 20 minutos y todo seguía igual. El hombre que había gritado, permanecía al lado de su madre, tendida en una camilla improvisada, ya cada vez menos paciente. Parecían dos personajes de la obra Esperando a Godot.
El ambiente bien podría simular un campamento sanitario por la falta de equipamiento médico básico.
Me levanto para seguir recorriendo el establecimiento sanitario. Dos enfermeras me miran pero no dicen nada, mientras entramos a la parte que alberga a los pacientes más críticos. Allí comienza el área con aire acondicionado.
Mi acompañante —que vive de manejar un taxi para cubanos, con un recorrido fijo por las calles de La Habana— me indica que todos los médicos presentes estaban todavía en la escuela. Los miro y ninguno de ellos superaba los 25 años. De todas maneras, no teníamos forma de corroborarlo.
El único baño disponible en el hospital tenía un solo inodoro, la puerta no cerraba —había que hacer sus necesidades a la vista de todos—, no había papel higiénico y estaba totalmente sucio y antihigiénico.
Los cubos de basura de la sala tenían a simple vista residuos biológicos. Las camas estaban sin sábanas, y con un suero colgante como única tecnología. Los carteles de los consultorios estaban escritos a mano. Fuera de ellos, unas cuatro personas en cada uno. La espera mínima, de unas tres horas.
No vi camilleros. Llega otro hijo con su madre, empujándole la camilla, y se queda esperando al lado de los pacientes que a su vez, esperaban la ambulancia.
Las bondades del sistema
El sistema de salud cubano depende del Ministerio de Salud Pública, quien se encarga de centralizar la política pública sanitaria en el país. El sistema, gratuito para los cubanos, ha sido siempre utilizado por el régimen castrista como propaganda del régimen.
“La garantía de atención médica gratuita a toda la población cubana se convirtió desde los primeros momentos del triunfo de la Revolución en uno de los paradigmas sociales fundamentales. Esto se corresponde con la esencia humanista y de justicia social que caracteriza a nuestro proceso revolucionario”, precisa Granma, el medio del Partido Comunista, en uno de sus artículos.
Cuba está, además, calificada año tras año por organismos como la Unicef como un país desarrollado por sus bajos índices de mortalidad infantil.
El gasto total en salud como porcentaje del PIB en Cuba es del 8,8%. En la región, Argentina invierte 7,3 por ciento, y Estados Unidos, 17,1%, mientras Canadá destina un 10 por ciento, según datos del Banco Mundial para el período 2010-2014. En estos países, sin embargo, a diferencia de Cuba, la estimación incluye tanto inversión pública como privada.
El cineasta Michael Moore en 2007 publicó un documental en el que ciudadanos estadounidenses visitaban Cuba para una atención gratuita en salud. En el film aclara que a los protagonistas se les presta atención de la misma calidad que a cualquier ciudadano cubano de a pie.
“La única cosa que los cubanos sí tienen es un servicio universal gratuito de salud. Son conocidos en el mundo entero por tener no solo uno de los mejores sistemas de salud universales, sino también por ser un país generoso en proveer médicos y equipos a países del Tercer Mundo”, explica Moore en su película Sicko.
Yilian Jiménez Expósito, directora general de la Comercializadora Servicios Médicos Cubanos, destacó en una entrevista con Granma que “el secreto es el resultado de un médico formado en un sistema socialista, donde nunca se ve al paciente como una mercancía o un cliente; donde cada ciudadano tiene el derecho a la cobertura de salud desde que nace hasta que muere, sin distinciones”.
Por su parte, Hilda Molina, neurocirujana devenida en opositora al régimen, sostuvo que el sistema de salud es totalmente controlado por el Estado. Es decir, se eliminaron las modalidades de medicina privada y cualquier otra organización independiente.
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Deseo señalar que he sido profesor de asignaturas de Estadísticas en el nivel universitario y que en la mayoría de mis investigaciones científicas (algunas cuantas de ellas presentadas en eventos científicos internacionales en Cuba y México:) he usado usando múltiples técnicas y herramientas de dicha disciplina. En otras palabras: conozco con cierta profundidad el fundamento y uso de las Estadísticas.
Habiendo señalado lo anterior mi opinión es la siguiente:
- En Cuba los voceros de la tiranía opinan que las emigraciones hacia países desarrollados es algo normal y que esos países desarrollados deben su desarrollo a la explotación que han hecho a otros países; si a eso le sumamos que a la tiranía lo que le interesa es que le lleguen dólares de los emigrados, no es nada comprometedor decir en Cuba que desean irse a otro país, siempre que no digan que es por culpa del actuar del Estado Castrista tanto económicamente como políticamente por este conculcar las libertades de la población.
- En esos días de la encuesta, en un periódico o diario oficialista en Cuba salió un artículo cuestionando al unipartidismo. El pueblo cubano ve en ese artículo un PERMISO de la tiranía para cuestionar el unipartidismo, luego la persona encuestada sabe que eso no le causará problema. Ya la tiranía desde hace tiempo está conformando a las figuras que crearán los partidos de una ¨oposición leal¨ que participarán en el Castrismo light de un supuesto ¨Parlamento plural¨ siguiendo aquellas palabras del fundador de la Cheká bolchevique Félix Edmundovich Dzerzhinsky ¨Vamos a crear nuestra oposición antes de que surja la verdadera¨.
- El pueblo cubano se ha dado cuenta que durante años la figura del Presidente Barack Obama no ha sido cuestionada y mucho menos atacada por la tiranía Castrista como lo fueron los presidentes Kennedy, Nixon, Reagan, Bush padre, Bush hijo; esa es una luz que le permite al cubano opinar favorablemente de Barack Obama
Veamos dos hechos que cuestionan grandemente esos resultados:
1) Published on Apr 20, 2015
Que lleguen los doctores - canción popular sobre médicos cubanos
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Al concluir la guerra, según plantea el Dr. Álvarez Sintes en su libro, los pueblos y ciudades del país estaban en la mayor insalubridad, no había prácticamente, ninguna organización de salud pública.
Entre 1898 y 1899 los muertos por enfermedades contagiosas fueron numerosos, alcanzando la cifra de 27 821; destacándose en particular, las cifras correspondientes a Tuberculosis (2 794), Malaria (1 907), Tifoidea (1 012), Fiebre Amarilla (136), etc.
Durante el período de ocupación norteamericana de 1899-1902 se llevaron a cabo fuertes acciones a favor de la salubridad e higienización del país, y en particular, en la lucha contra la Fiebre Amarilla, la cual asolaba al país. Esa indiscutible labor humanitaria ha sido cuestionada en ocasiones arguyendo que fue motivada por el interés del gobierno norteamericano por la salud de sus tropas en el país y de las ciudades y puertos norteamericanos cercanos a Cuba. En 1899 se fundó la primera Escuela de Enfermeras en el Hospital ¨Nuestra Señora de las Mercedes¨; en el 1900 se enriqueció el Plan de Estudios de Medicina y se fundó la Escuela de Cirugía Dental (Álvarez,2). La esperanza de vida a inicios del pasado siglo XX era aproximadamente de 33 años (Atlas Demográfico de Cuba, 57).
Al instaurarse la República en 1902, la labor de higienización continuó:
¨Los salubristas cubanos, bajo la dirección de Finlay (1902-1908), logran disminuir la mortalidad por tétanos infantil a partir de 1903; erradicar la fiebre amarilla definitivamente en 1908; establecer de manera permanente la vacunación contra la viruela; y elaborar una avanzada legislación en materia sanitaria. Más tarde, al discutirse una nueva ley sobre la estructura del poder ejecutivo en la Comisión Consultiva, se aprobó una Secretaría de Sanidad y Beneficencia, que unía a los departamentos nacionales de Sanidad y Beneficencia, y que entró en funciones el 28 de enero de 1909. Este fue el primer Ministerio de Salud Pública (MINSAP) de Cuba, y del mundo. ¨(Álvarez, 2)
En las dos primeras décadas la labor con respecto a la salud pública fue tal que:
"El país es uno de los más sanos del mundo, como lo demuestran, los datos del último censo, que consignan la proporción de 14,2 de fallecimientos por cada 1 000 habitantes y los publicados por la Cámara de Comercio Americana de la Habana, en su folleto de fines de 1924, que consigna sólo el 12, 54" (Estos últimos años Tomo I, 410)
En 1931 la esperanza de vida de los habitantes de Cuba era de aproximadamente 42 años (Atlas Demográfico de Cuba, 57)
En 1958 había aproximadamente 97 unidades hospitalarias, de ellas, 47 prestaban servicios en zonas rurales (Abreu, 40), y 52 casas de socorro municipales además de alguna que otra instalación a cargo del estado y 242 clínicas mutualistas, de ellas 96 en la capital (Anuario Estadístico, 565 y 566 y Álvarez, 2). Las clínicas mutualistas, uno de los representantes de la salud rentada (la otra representante eran las consultas particulares o privadas), eran instituciones que por una módica mensualidad se tenía derecho a consulta, ingreso y cirugía así como a medicamentos; las había de poco más de 2 pesos mensuales, que eran la mayoría, hasta algunas de 10 pesos. En los años cincuenta, aproximadamente millón y medio de personas estaban asociados a las clínicas mutualistas:
¨ Desde la primera mitad del siglo XIX comienzan a fundarse casas de salud privadas y, en la segunda mitad, las asociaciones regionales españolas de ayuda mutua fundan, también, casas de salud mutualistas; ambas consolidan su labor en el presente siglo. Estos dos llamados sistemas de salud (privado y mutualista) tendrían a su cargo, con el SNS estatal (Sistema Nacional de Salud), la atención médica de la población cubana ..." (Álvarez,2)
La Salud en la República, al igual que la Educación, Sistema Judicial, Seguridad Social, Sistema Tributario, Sistema Electoral (salvo en las elecciones de 1901), Sindicalismo, etc., tuvieron siempre su identidad propia, diferenciándose mucho de sus homólogos norteamericanos, lo cual avala la identidad propia que tuvo la República cubana nacida en 1902. Es mi criterio personal que el antiguo Sistema de Salud cubano tenía algunas características muy superiores al Sistema de Salud norteamericano.
En 1958 la tasa bruta de mortalidad de la población era del 6,4 por cada mil habitantes (Zuaznábar, 1) pese a la situación política y de confrontación armada que existía en el país; en 1953 había sido de 6,3 por cada mil habitantes. Esa tasa ubicaba a Cuba entre los países de menor tasa de América Latina y con índices que solamente alcanzaron muchas de sus repúblicas hermanas iberoamericanas veinte años después (Anuario Estadístico de 1988,629 ). La esperanza de vida al nacer era de 58.8 años y la mortalidad infantil en menores de un año era de 32,5 por cada mil nacidos vivos, la cual desde principios de siglo seguía una tendencia decreciente (Zuaznábar, 1) pese al existente rechazo social al recurso del aborto, rechazo que existía hasta en casos en que se presentaran malformaciones fetales en el embarazo, y la no invención todavía en el mundo de algunas pruebas de análisis de laboratorio clínico o algunos instrumentos de la electromedicina(como es, por ejemplo, el equipo de ultrasonido) los cuales permiten detectar tempranamente problemas serios en el embarazo. La esperanza de vida de 58.8 años era superior en esa época a la de muchos países de América Latina y el Caribe, y mayor que las que alcanzaron veinte años después todos los países de África, salvo Argelia y Túnez (Anuario Estadístico 1988, 627). La cifra de mortalidad infantil cubana de 32,5 correspondiente a 1958 era todavía en la primera mitad de los años ochenta mejor que la de muchos países de Latinoamérica en esos años: Paraguay (45,0), Ecuador (69,5), Brasil (70,6), Méjico (53), Colombia (50), Bolivia (124,4), Honduras (82), Perú (98,6), Argentina (35,3), El Salvador (35,1) y Guyana (36,2) (Anuario Estadístico de 1988, 629). América Latina en su conjunto presentó aún en el año 2001 la cifra de 32 (Granma, 5). Cuba en estos dos últimos parámetros tenía índices pertenecientes al Primer Mundo de esos años según los datos de la UNICEF que aparecen en la Tabla de la página 16 del Material de Estudio Nro. 3 del Ministerio de Educación; los valores de Cuba en 1958 en estos dos parámetros con respecto de los Países en Desarrollo y Países menos Desarrollados fueron similares o mejores que los que ellos presentaron en 1992: En China y Vietnam la mortalidad infantil en 1996 era respectivamente de 34 y 40 por mil nacidos vivos (Robaina, 35).
La población cubana en 1958 era de aproximadamente 6 763 736 habitantes y había en el país 6 286 médicos ( sin incluir estomatólogos ) y un total de 32 501 camas y de ellas 28 536 de asistencia médica (Anuario Estadístico de 1988, 564 y 569). Del total de camas de servicio hospitalario 10 643 pertenecían al servicio estatal, servicio en el cual laboraban 1 125 médicos (Zuaznábar, 5). El 51% de las camas de los hospitales estaban situadas en la capital del país (Abreu, 40). Los números de habitantes por cama (237) y de habitantes por médico (1076) en 1958 eran mejores que los de la mayoría de los países latinoamericanos en esa época y más aún, que los que tuvieron esos países aproximadamente 20 años después como se puede comprobar observando la página 675 del Anuario Estadístico de 1988. Observando las cifras de aproximadamente el año 1980 diré, que solamente Puerto Rico (789), Argentina (521), Uruguay (533) y Venezuela (888) tuvieron mejores índices de habitantes por médico que el que tuvo Cuba en 1958; el resto lo tuvieron peor. Al comparar las cifras de aproximadamente el año 1980 con relación al número de habitantes por camas diré que solamente Argentina (176 ), Puerto Rico (229) y Guyana (215) tuvieron mejores índices que el que tuvo Cuba en 1958; el resto de los países latinoamericanos todavía en el año 1980 presentaron índices peores que el que presentó Cuba en 1958. En la Cuba de 1958 el número de camas de asistencia médica por cada 100 000 habitantes era de 422, En América Latina en su conjunto y en estos momentos es solamente de 220 camas (Granma, 5).
La prevalencia de la Lepra en 1958 era de 0,7 por cada mil habitantes (Informe Anual 1976, Anexo p. 46). Las tasas de morbilidad por cada 100 000 habitantes de muchas enfermedades en la Cuba de finales de los años cincuenta eran también mejores que las de muchos países latinoamericanos: Tuberculosis (18,2); Difteria (2,4); Escarlatina (0,1). No se habían presentado casos de Fiebre Amarilla, Tifoidea y Peste Bubónica; al comenzar la República, la Tifoidea, por ejemplo, había presentado una morbilidad de 5,1 por mil habitantes. Las cifras de morbilidad de Viruela, Tifus, Tosferina, Sarampión, Sífilis y Hidrofobia eran de las mejores en América Latina. Las siguientes tasas de muerte por 100 000 habitantes en el año 1958, salvo que se especifique otro año, apoyan lo anterior: Fiebre Tifoidea (0,4); Tétanos (3,0); Tuberculosis en 1959 (16,6); Poliomielitis aguda (0,1); Sarampión (0,4); Meningitis no meningococcica (2,1); Paludismo (0,4); Difteria en 1959 (0,9); suicidio o lesiones autoinfligidas (13,9); accidentes de vehiculo de motor y otros accidentes de transporte (7,2); defunciones maternas (125,3) y defunciones maternas por aborto (9,3). Las dos últimas tasas son por cada 100 000 nacidos vivos. (Informe Anual de 1976, Anexos 36-43). La tasa de mortalidad materna de Cuba en 1958 de 125,3 era mejor que las que aún aparecen en el año 1992 para Países en Desarrollo (350) y Países menos Desarrollados (590) en la Tabla mencionada del Material de Estudio del MINED..
Todo esto debemos de enmarcarlo en el desarrollo incipiente que existía de las vacunas y, en general, del desarrollo de las Ciencias Médicas en esa época a nivel mundial (por ejemplo, la vacuna antipoliomielítica que se aplica en Cuba desde hace cuatro décadas fue creada por Albert Sabin a principios de la década de los sesenta), aunque debo recordar que en esos años los niños de entonces recibimos de manera masiva y gratuita en las escuelas, yo era alumno de escuela pública, las vacunas contra el tétanos y el tifus. Existen cifras de una muy citada encuesta de 1957 de la Agrupación Católica Universitaria realizada a una muestra de 2 500 familias de obreros agrícolas que difieren mucho de esos índices (Pino, 119-120) y que a mí personalmente, me hacen cuestionar la representatividad de la muestra o la fiabilidad de las fuentes indirectas por mí consultadas sobre esa investigación, aunque conozca que en el ambiente rural las cifras de morbilidad y mortalidad de muchas enfermedades eran muy superiores a las que se presentaban en el entorno urbano. La prostitución, de la que se habla en el Análisis Globalizador, se había reducido extraordinariamente pese a la propaganda de algunas agencias de viajes extranjeras, publicadas también en algunas revistas extranjeras, que promocionaban a Cuba como el burdel de América. El bajo índice de enfermedades venéreas que presentaba el país y la información aparecida en el periódico El Mundo del 14 de febrero de 1958 que plantea, que aproximadamente 11 000 personas vivían de la prostitución, hablan del bajo índice de prostitución del país. Debo aclarar que en esa cifra se encuentran: los dueños de casas, burdeles y bares, las matronas, los proxenetas, el personal de servicio y limpieza, los policías corruptos, etc. y los llamados inversionistas, que eran los que echaban a andar el negocio (Abreu, 49). Esa actividad se llevaba a cabo generalmente en zonas muy específicas y era criticada y rechazada socialmente.
En 1958 los gastos del presupuesto del Estado para la salud pública fueron el 5,3% (18 millones) del total de gastos del presupuesto nacional para ese año (Zuaznábar, 107).
Los tres sistemas nacionales de salud (estatal, privado y mutualista) existentes al triunfo de la Revolución de 1959, no cubrían las zonas rurales más apartadas del país. En 1959 se inició la construcción acelerada de 50 hospitales rurales (Informe Anual 1976, 22). A finales de la década de los cincuenta, la muerte por enfermedades diarréicas agudas, muertes fácilmente evitables, ocupaba el tercer lugar entre las causas de muerte para todos los grupos de edades y en primer lugar para los menores de un año (Informe Anual 1976, 45); esta situación continuó hasta 1963 en que ocupó el quinto lugar con el 6,0% del total de defunciones del país. La corrupción administrativa en el sistema nacional de salud estatal provocaba que se dieran tristes situaciones como, por ejemplo, la del hospital psiquiátrico ubicado en la localidad de Mazorra; otra mácula en ese sistema de salud estatal es que frecuentemente se utilizó la asistencia médica (en particular los ingresos hospitalarios) con fines políticos dada la existencia de un sistema pluripartidista con elecciones periódicas y el oportunismo de algunas personas.
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