jueves, febrero 18, 2016

Sobre las cartas de Karol Wojtyla y Juan Pablo II la filósofa Anna-Teresa Tymieniecka

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano


Soy un católico que tiene una opinión contraria al celibato obligatorio para los sacerdotes y que tiene también  la opinión que cuando una persona (hombre o mujer)  hace el compromiso que lo lleva a cumplir el celibato  debe  cumplirlo o renunciar a seguir en la vida consagrada.

Es conocido de manera pública y abierta que Karol Wojtyla  en su juventud  tuvo una novia perteneciente al grupo de teatro en que él estaba; el hoy Papa Francisco también tuvo novia. Lo importante a destacar es el sacrificio que esas personas hicieron para seguir al llamado del Señor pese a lo que legislaron en determinado momento ciertos  hombres para otorgar el derecho  de profesar, dentro del Catolicismo, la vida consagrada. 

Tengo el testimonio que fueron muchas las mujeres que se enamoraron del joven sacerdote José Siro González Bacallao, hoy Obispo Emérito de la Diócesis de Pinar del Río, Cuba; sin embargo, que yo conozca,  no faltó a su compromiso y renunció a tener hijos.
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Anna-Teresa Tymieniecka, filósofa estadounidense de origen polaco, casada y con tres hijos, mantuvo a lo largo de más de tres décadas una estrecha amistad con una de las figuras más influyentes del siglo XX, tal y como revela una colección de fotografías y sobre todo de intercambios epistolares entre ambos que acaba de salir a la luz. EP
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No tengáis miedo (Leído en Herrera en COPE)

Por Salvador Sostres
feb 16, 2016

Las últimas insinuaciones sobre la privacidad de Juan Pablo II sólo buscan hacer daño. Para empezar, la correspondencia privada no tendría jamás que hacerse pública. Para continuar, las cartas escritas por el Papa de la libertad no tienen nada de explícito ni de morboso. Y para terminar, el amor profundo y sincero es lo que Dios espera de cada uno de nosotros y no hay el menor indicio de que San Juan Pablo II no respetara sus votos.

Es una necesidad muy de nuestra era el ensuciarlo todo. Especialmente la vida y la memoria de los grandes hombres, tal vez porque los mediocres se sienten incómodos comparándose con ellos y creen que si les emponzoñan no se verán tan pequeños reflejados en su espejo.

La miseria moral con que se ha dado difusión a esta correspondencia es una burla al mensaje de integridad y de amor que nos dejó Juan Pablo II con su vida y su agonía.

San Juan Pablo II fue la prueba de fe más pletórica con que Dios nos ha agraciado en el último siglo, y el recordatorio más hermoso de que Él todavía nos quiere, y que nos hizo a su semejanza. Juan Pablo II fue el resumen de los mejores propósitos del Hombre, de lo que el amor de Dios significa, y también de lo que Dios espera de nosotros.

En sus cartas, que nunca tendríamos que haber leído, vemos a un hombre sincero y compasivo, capaz de dar y recibir afecto sin olvidar nunca que era el Pontífice, y propagando la ternura como metáfora de la solución universal.

Arrasar la intimidad de un Santo es cobarde, y es cobarde callar y mirar hacia otra parte, o escudarse en lo que es noticia.

“No tengáis miedo”. Un mundo cobarde no puede ser la herencia de Karol Wojtyla.
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Juan Pablo II, junto a su amiga, la filósofa Anna-Teresa Tymieniecka. Imágenes: BBC

La mujer de la fotografía que acompaña a un todavía energético Karol Wojtyla en una de sus excursiones campestres —él ataviado con pantalón corto y camiseta, ella con una recatada falda larga— llegó a ser descrita por el futuro papa como “un regalo de Dios”. Anna-Teresa Tymieniecka, filósofa estadounidense de origen polaco, casada y con tres hijos, mantuvo a lo largo de más de tres décadas una estrecha amistad con una de las figuras más influyentes del siglo XX, tal y como revela una colección de fotografías y sobre todo de intercambios epistolares entre ambos que acaba de salir a la luz.

Los documentos permanecen depositados desde hace ocho años en la Biblioteca Nacional de Polonia, cuyos fondos son teóricamente de libre acceso, pero han permanecido desde entonces lejos de los ojos del público, quizá porque la institución considerara material sensible esas cartas “secretas” e íntimas que por primera vez difundió la noche de este lunes la BBC en horario estelar nocturno. La radiotelevisión pública británica ha subrayado que su objetivo es mostrar el lado más humano y emocional de un pontífice que fue canonizado en un tiempo récord (en 2014, tan solo nueve años después de su muerte), y que de ningún modo pretende sugerir que el religioso rompiera su celibato.

Nada en el contenido del material sugiere ese extremo, pero sí en cambio el carácter poco convencional de Karol Wojtyla que, habiendo accedido ya al papado, decidió preservar una relación muy especial con esa amiga a la que conoció cuando ejercía de cardenal y arzobispo de Cracovia, en 1973. Anna-Teresa Tymieniecka, quien también vivió la dura experiencia de la ocupación nazi de Polonia y acabó emigrando a Estados Unidos, contactó con él para consultarle sobre un libro de filosofía escrito por Wojtyla (Persona y acción). Juntos colaboraron en una versión ampliada del volumen y de su traducción al inglés y, según se desprende del intercambio de cartas, acabaron trascendiendo de los encuentros meramente formales hasta convertirse en confidentes.

El resultado de aquel trabajo se publicó en 1979, un año después de que Karol Wojtyla fuera elegido, a los 58 años, el papa más joven del siglo. Siguieron reuniéndose, a solas o con la presencia de sus secretarias, cimentando una amistad que en realidad nunca fue desconocida. Algunas de las fotografías inmortalizan la visita que el todavía cardenal realizó a Estados Unidos en 1976, donde asistió a una conferencia católica y aprovechó para conocer el hogar familiar de Tymieniecka en la campiña de Nueva Inglaterra. Ya por aquel entonces, la estudiosa revela en sus misivas un conflicto emocional y sentimientos más allá de la amistad, que su interlocutor rechaza con delicadeza: “Mi querida Teresa, he recibido tres cartas. Escribes sobre estar rota por dentro, pero no puedo encontrar ninguna respuesta a esas palabras”, le responde en septiembre de ese año.

Tres meses más tarde, quien está a punto de convertirse en la principal figura de la Iglesia católica le regala a su amiga un escapulario para demostrar “la dimensión en la que acepto y te siento en todas partes y en todo tipo de situaciones, cuando estás cerca y cuando estás lejos”. Es imposible por el momento conocer la reacción de la filósofa, porque la BBC no ha podido acceder a sus cartas de respuesta, aunque sí ha trascendido que Juan Pablo II recibió a su amiga en el Vaticano en varias ocasiones, cumpliendo la promesa que le hizo una vez instalado en el trono de San Pedro: “Lo recordaré todo en esta nueva fase de mi viaje”.

Tiempo antes de la muerte de Anna-Teresa Tymieniecka, hace dos años, Carl Bernstein (famoso por destapar el caso Watergate junto a Bob Woodward) consiguió entrevistar a la académica. Esta es la reflexión del veterano periodista, ante la divulgación de la “intensa” relación de esa mujer casada con un papa reverenciado por millones de fieles: “Es una relación extraordinaria, no es ilícita y sin embargo resulta fascinante, porque nos cambia la percepción de él. Estamos hablando de san Juan Pablo…”.
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Published on Feb 15, 2016

 

Un conjunto de cartas y fotografías archivadas fuera del dominio público en la Biblioteca Nacional de Polonia revelan la intensa amistad que mantuvo el fallecido papa Juan Pablo II con la filósofa polaco-estadounidense Anna-Teresa Tymieniecka, informa la BBC.

Estas misivas, núcleo del documental "Las cartas secretas del papa Juan Pablo II", demuestran que el religioso mantuvo una estrecha relación con una mujer casada durante más de 30 años, iniciada antes de convertirse en pontífice.

La emisora, que tuvo acceso a esta íntima correspondencia -aunque solo a la parte de él-, aclara que no se pretende afirmar que el antiguo primado de los católicos, que fue canonizado en 2014, rompiera su celibato.

La amistad entre Karol Wojtyla y Tymieniecka empezó cuando ella contactó con el entonces cardenal y arzobispo de Cracovia en 1973 para consultarle sobre un libro de filosofía que él había escrito.

Después de un viaje de la estudiosa, de 50 años, a Polonia para analizar ese trabajo, comenzó la correspondencia entre ambos, que se fue haciendo más íntima a medida que avanzaba su amistad y hasta llegó a mostrar un conflicto emocional.

Al principio, se encontraron varias veces, a menudo solos, para trabajar en una versión ampliada de ese volumen, "Persona y Acción".

En 1974, él escribía que estaba releyendo cuatro cartas de su amiga porque eran "tan llenas de significado y profundamente personales".

Las fotografías divulgadas muestran al futuro papa en momentos de relajamiento, y en una de ellas aparecen ambos hablando durante una excursión de cámping, él en pantalón corto y camiseta y ella con una falda larga.

Según la cadena pública, Wojtyla la invitó a acompañarle en caminatas por la montaña y salidas de esquí, y hay imágenes de visitas de ella al Vaticano.

En 1976, el entonces cardenal asistió a una conferencia en Estados Unidos y Tymieniecka le invitó a quedarse en su casa familiar en el campo en Nueva Inglaterra.

Es posible que en esa visita ella le revelara "intensos sentimientos", pues la posterior correspondencia por parte de él, añade la emisora, muestra a un hombre luchando por comprender sus propios sentimientos.

"Querida Teresa, he recibido las tres cartas. Escribes sobre estar rota por dentro, pero no pude encontrar una respuesta a estas palabras", escribe Wojtyla en una carta fechada en septiembre de 1976.

También la describe como "un regalo de Dios", y, en una carta del 10 de septiembre de 1976, confirma que le regala un escapulario y añade: "La dimensión en la que acepto y te siento en todas partes y en todo tipo de situaciones, cuando estás cerca y cuando estás lejos".

Tras convertirse en papa, le escribió más misivas, en una de las cuales le dice que la correspondencia continuará. "Prometo que lo recordaré todo en esta nueva fase de mi viaje", reza el texto.

Cartas Secretas de Juan Pablo II para una Mujer