El Vaticano sospecha que el cardenal Tarcisio Bertone pagó su ático con fondos para niños enfermos
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La mitad de los 400.000 euros destinados a la reforma del apartamento de lujo pudieron proceder de fondos destinados a un hospital pediátrico
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Por Pablo Ordaz
Roma
FUNCIONARIOS ANÓNIMOS DEL VATICANO DICEN DEFENDER AL PAPA FRENTE A TARSICIO BERTONE.
En entrevistas en la prensa italiana, dicen oponerse a la acumulación de poder del secretario de Estado. El portavoz de la Santa Sede niega que haya algún cardenal entre los sospechosos.
Los «topos» del Vaticano comienzan a dar entrevistas para explicar que filtran documentos confidenciales del Papa con el objetivo de defenderle frente al secretario de Estado, Tarcisio Bertone, quien, según ellos, acumula demasiado poder y tolera la corrupción.
Mientras la Gendarmería Vaticana les busca afanosamente, un par de «topos» han contactado por su cuenta a los diarios «La Repubblica» de Roma y «La Stampa» de Turín para contar su versión de los hechos. Como los diarios no les identifican, no puede excluirse que se trate de la misma persona y no de dos.
En ambas entrevistas se explica que hay muchas personas sacando documentos: «Cardenales y sus secretarios personales, monseñores y peces pequeños. Mujeres y hombres. Laicos y prelados». En cambio, el mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, no es un «topo» ni mucho menos el «piloto» de la operación sino un simple mensajero. De hecho, por el momento, el tribunal de Instrucción del Vaticano le acusa solo de «robo grave» de documentos, pero no de haberlos sacado fuera del Vaticano.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aseguró taxativamente que «no hay ningún cardenal entre los sospechosos», y añadió que, contrariamente a las noticias publicadas, «no se está investigando a ninguna mujer».
Los «topos» declaran haberse decidido a actuarpor libre a raíz del fracaso de la operación de limpieza emprendida por el «número dos» del Estado del Vaticano para deshacerse de suministradores corruptos y consejeros bancarios desleales. En cuanto empezó a poner orden, el arzobispo Carlo María Viganó fue quitado del medio enviándolo repentinamente como nuncio a Estados Unidos.
El primer documento importante que filtraron los «topos» fue precisamente la carta en la que Viganó denunciaba al Papa la corrupción en la administración del Estado del Vaticano: el ente territorial que incluye los jardines, los museos, las obras de restauración y mantenimiento, etc. y que funciona de modo autónomo mientras que la Santa Sede consiste en los departamentos que se ocupan del gobierno de la Iglesia y el magisterio del Papa.
«La mujer es la estratega»
La entrevista de «La Repubblica» añade, en palabras del «topo», un elemento digno de una novela: «El Papa se da cuenta de que debe protegerse, y ha convocado cinco personas de confianza, cuatro hombres y una mujer que son los llamados "relatores". Son los agentes secretos de Benedicto. El Papa busca el consejo de estas personas asignando a cada uno un papel, y a la mujer la tarea de coordinar el trabajo de los cinco. Ella es la estratega».
Para el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, «todo eso es pura fantasía. No tiene ningún fundamento». En cuanto al avance real de la investigación, el padre Lombardi divulgó una carta en la que el abogado de Paolo Gabriele informa que su cliente «ha declarado al juez que ofrecerá la más amplia colaboración».
Según la fuente del diario romano, la destitución repentina del presidente del banco del Vaticano (IOR), Ettore Gotti Tedeschi, fue otro golpe contra Benedicto XVI. Y «cuando el pasado jueves el Papa supo que lo habían cesado, se echó a llorar por "mi amigo Ettore". Después se enfadó mucho y reacciono diciendo que al final la verdad saldrá a la luz».
Los «topos» afirman defender también al secretario personal del Papa, Georg Gaenswein, frente a intentos de neutralizarlo igual que al Pontífice.
Pero en toda esta historia hay muchísimos elementos que no encajan. Por una parte está claro que el mayordomo del Papa, «Paoletto», no puede haber organizado las tremendas filtraciones de los últimos meses, casi todas dirigidas contra Bertone.
Pero por otra no es creíble que los filtradores de documentos intenten reforzar al Papa. El resultado, de momento, es que están debilitándole y han conseguido destrozar el ritmo de trabajo de su Pontificado. Buena parte de la maquinaria del Vaticano, sobre todo en los niveles más altos, está ahora en punto muerto por falta de confianza interna. Vive, en un cuadro similar al que el Papa denunció el domingo en la homilía de Pentecostés: «El serpentear de la desconfianza, la sospecha y el temor recíproco entre los hombres, hasta el punto de convertirse en peligrosos el uno para el otro». La situación de crisis exige una respuesta.
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