domingo, abril 24, 2016

Rafael Rojas: La represión civil bajo el comunismo

Tomado de http://www.librosdelcrepusculo.net

 La represión civil bajo el comunismo

Por Rafael Rojas
9 de abril de 2016

Una nueva generación de historiadores y estudiosos de Cuba, sobre todo, fuera de la isla (Lillian Guerra, Jennifer Lambe, Abel Sierra Madero, María Antonia Cabrera Arús...), está proponiendo una reconstrucción de los mecanismos represivos del Estado cubano, entre los años 60 y 70. Si algo ilustra esa nueva historiografía es que, como en todos los socialismos reales de Europa del Este, empezando por el soviético, aquella represión no se dirigía únicamente contra los opositores o disidentes políticos e intelectuales, que eran encarcelados o ejecutados.

Había otra represión, más generalizada, que penalizaba usos y costumbres, sociabilidades raciales, sexuales o religiosas, nacionalismos subalternos, discursos y prácticas culturales ajenos a la "identidad". En un libro poco leído hoy, El mito soviético ante la realidad (1947), Arthur Koestler estudió el origen de esa concepción del Estado durante el estalinismo de los años 30. El documento básico donde leer la racionalidad jurídica de esa maquinaria represiva es el Código Legislativo Social de la URSS, redactado en 1935, durante el proceso de elaboración y diseño de la Constitución de 1936.

En ese Código, las conductas "antisociales" eran tipificadas exhaustivamente: la vagancia, el ausentismo, la deserción de organizaciones políticas, los hábitos y gustos pro-occidentales, la religión, el misticismo, la homosexualidad, el vanguardismo, la bohemia, la emigración potencial, el contacto con familiares en el extranjero, el aborto, la drogadicción, el "liberalismo" y un tipo de esquizofrenia que los psiquiatras soviéticos llamaban "locura política" y que era tratada a golpe de electroshocks, lobotomías y punciones lumbares en los "psikhushkas" o clínicas psiquiátricas.

Koestler llamaba la atención sobre la alteración de la lengua del Estado -la variante soviética de La lengua del Tercer Reich de Victor Klemperer-, producida por el Código Penal y el Código Civil soviéticos, consagrados por la Constitución de 1936. En un apunte muy revelador, Koestler, un socialista húngaro partidario de Trotsky, anotaba que esa nueva lengua represiva del Estado hacía imposible una recuperación, en la Unión Soviética y los totalitarismos de Europa del Este, de alguna modalidad de marxismo humanista:

"Se había renunciado ya a toda pretensión de infiltrar en el elemento judicial todo principio verdaderamente socialista. El nuevo texto de la Ley Soviética restableció el término castigo en lugar de la expresión medida de defensa social, y la sanción, la ejemplaridad y la difusión del terror eran sus objetivos reconocidos. Las víctimas de las purgas, altos y bajos, no eran denominados ya infractores sociales sino perros rabiosos, ratas, gusanos, hienas, inmundicia, escoria. Pero si el criminal es un producto del medio ambiente en que vive, como enseña Marx, ¿qué clase de medio ambiente era aquel que convertía a todos los hombres de la vieja guardia bolchevique en traidores y perros rabiosos? Pregunta ésta, muy difícil de responder, pero que surgió en la mente que tuviera verdadera preparación marxista".