miércoles, mayo 11, 2016

El Dr. Santiago Cárdenas narra cuando el joven veinteañero Fidel Castro Ruz se negó a ingresar al sanatorio sanatorio San Juan de Dios en las afueras de La Habana para atender sus problemas psiquiátricos


Edificio principal del Sanatorio San Juan de Dios en La Habana

“BIDEL CASTRO Y RAMIRO, “EL LOCO NO QUISO INGRESAR”

Por Dr. Santiago Cárdenas
Especial para Nuevo Acción
Mayo 5 de 2016

Me contaba el Hno. Ramiro,  quepd., que siendo un “galleguito ” de  Navarra, España, recién asignado y llegado a Cuba, la orden lo asignó al Sanatorio  San Juan de Dios en la finca Lilliam de Gómez Mena, en las afueras de la Habana, en la calle  100  Aldabó,  donde  los hermanos tenían  y tienen sus facilidades para  terapéutica mental.

Como principiante Ramirito tenía a su cargo los trabajos más  serviles: la limpieza, etc. que realizaba con alegría de  novicio con  profunda vocación  religiosa. Luego de  veinte  años y ya  aplatanado en Cuba  fue   nombrado Director, dado sus méritos, su  dedicación y perseverancia. Era un hombre de oración y temeroso de Dios. Así lo conocí. Yo era el médico  clínico de la institución.

Abro un párrafo para recordarles que los hermanos de San Juan de Dios  llegaron a las Américas casi de incógnitos  en el segundo viaje de Colón, y desde entonces se esparcieron por todo el nuevo mundo, llenando los virreinatos de  hospitales—que eran su fuerte—y cientos de  instituciones  dedicadas a la salud. Existe una memoria histórica colectiva latinoamericana del fundador  que  es el santo  patrono de los enfermos, las enfermeras, los bomberos, los desposeídos, los médicos y del personal sanitario en general.

(Fidel Castro con traje negro a la izquierda y  tomando pose)

En Cuba  actualmente administran desinteresadamente un hospicio en Camagüey; un  asilo de ancianos en Marianao (San Rafael fue  en sus inicios el hospital nacional de niños inválidos) y  además los custodios   de la increíble belleza  del Sanatorio en Altahabana  donde radicó hasta los  cuarentas  la finca de recreo de  Gómez Mena, a unos diez kms del Capitolio Nacional, en línea recta, pero en el campo. El cuidado y el colorido  de  esta finca es  un oasis en medio de la destrucción socialista.

Aquella tarde el superior llamó a Ramiro para darle, como era la norma, una lista  con los quehaceres para el día siguiente. Esta incluía la limpieza y el arreglo de las habitaciones—las cabañitas—para los ingresos. Los médicos  ingresaban  pacientes  casi siempre de buena posición económica  pero muy sicóticos, muy enfermos, con esquizofrenia  descompensada, bipolarismo agresivo, paranoia, depresión  extrema o intentos de suicidio. Eran  los años  finales  de los  cuarenta.

Ramiro cumplió su cometido.  Durante la mañana siguiente  estuvo al tanto del ingreso de un tal Fidel Castro que había sido llevado a la consulta externa el día antes por su familia. Ramiro  no conocía en aquél entonces quién era el enfermo; tampoco recordaba el diagnóstico.

La administración acostumbraba guardar con celo, como  acostumbran  los monjes, todo el papeleo de los casos, especialmente el de aquellos pacientes, que por un motivo u otro se negaban a ingresar. Esto lo hacían para evitar reclamaciones y pugilatos en personas con trastornos mentales de importancia.

Cúal no sería la sorpresa del hermano Ramiro  al constatar que  aquel enfermo mental era noticia en los periódicos  del mundo  cuando atacó el Cuartel Moncada en 1953. Ramiro todavía lo está esperando
……………  (continuará )

*********
(SEGUNDA PARTE Y FINAL)

En nuestra entrega anterior hablamos de cómo Bidel Castro dejó esperando al hermanito Ramiro luego que los médicos del sanatorio  mental San Juan de Dios  le habían dado el ingreso  en las “cabañitas” por una enfermedad mental grave.

Estas crónicas—más bien testimonios—son totalmente ciertas, ya que las conocí siendo el médico clínico de la institución, cuando  el hermano Ramiro, un hombre de Dios, que en paz descanse, era  el Director. Esto ocurrió cerca de  veinte años después  que Ramiro viviera  en la ex finca de recreo Lilliam, en las afueras de la capital, que los hermanos compraron  a precio muy razonable  al millonario Gómez Mena  para convertirlo en un sanatorio.

Cuando la persecución religiosa era al duro, los hermanos, una media docena de frailes españoles, no sabían  si irse de Cuba  o quedarse en su país de adopción. En aquellos tiempos y en aquellas mentes el  recuerdo de la guerra civil española  y  la matanza de  sacerdotes y religiosos  se hacía  memoria. En la saga de Girón, ya algunos habían decidido  y preparaban  su maletica de pobre para retornar a la Madre Patria. Pero, no se había tomado una decisión colectiva. Había que contar con los monjes de  San Rafael, el otro asilo  de la orden  que quedaba  (queda) en Marianao.

Aquella mañana  de corre-corre, con agenda apretada, el hermano Ramiro  atendió una llamada telefónica al pasar por la oficina. Lo inusual  era lo temprano, al filo de las 6 am.

— Buenos días; quiero hablar con el Director.

* Buenos días. Le habla el hermano Ramiro. Yo soy  el director del sanatorio san Juan de Dios

—Soy Celia.

**  ??
__ Si hermano; Celia  Sánchez, la secretaria del comandante Fidel Castro.

** Por favor, no me tome el pelo, que estoy trabajando duro………

Una pausa.

— Mire  hermano; no le estoy tomando el pelo; es que  no tenemos tiempo de ir hasta allá  y tampoco   le  voy  a enviar un documento por escrito.  ¿Entiende?

……Anote cuidadosamente lo que le voy a decir ……  (pausa). Es una petición de Fidel que les transmita a los hermanos  que  ni el sanatorio,  ni  el asilo San Rafael  serán nacionalizados, ni intervenidos. Los hermanos tienen todas las garantías  de la revolución y les pide, por favor, que no se vayan  y permanezcan tranquilos en el  país  atendiendo a los enfermos.


*  Bueno  señorita ……no sé que decirle …..   (silencio)  Dele las gracias  al  presidente Castro.

— Gracias  a Ud. por su atención. Personalmente, le aconsejo que se reúnan  y   haga  conocer esta decisión. Fidel tiene  en gran estima a los hermanos y conoce de su obra. Adiós.
Aquella  tarde  se reunió la congregación. Los hermanos se quedaron en Cuba hasta el día de hoy……… y sin “problemas “.