Rafael Azcuy González: NADA QUE RECUERDE A LOS CASTROS
(George Santayana)
En la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista la mayor parte de la prensa no hablaba ni escribía sobre las características de Fidel Castro: mafioso político, asesino, egocentrista al extremo, violento, manipulador, mentiroso rayano en el descaro, persona sin escrúpulos para alcanzar sus objetivos, incompetente en todo menos en mantener el Poder, ambición desmedida por alcanzar Poder político, etc., etc., etc.. Estoy seguro que muchos de los que hicieron Revolución hubieran renunciado a tenerlo como líder o al menos, a no subestimarlo; las fuerzas antibatistiana del pueblo cubano hubiera buscado otra opción en esa lucha o no se hubiera cruzado de brazos ante el ascenso de tan malvado personaje en las filas de la lucha antibatistiana.
Lejos de olvidar lo que han sido los Castro y el Castrismo, tengo la opinión que hay conocer muy bien su historia, pues estoy totalmente seguro que existirán en la Cuba del futuro personas que harán de los Castro y del Castrismo apologías y hasta quizás nacerán algunos partidos políticos pro Castristas. Hay que conocer muy bien a los Castro, a los Castristas y la tragedia que ellos promovieron en Cuba y fuera de Cuba para desenmascarar y minimizar la falsedad de esas apologías. Lo único bueno de que el Castrismo haya durado tanto en Cuba es que será muy difícil de defender porque él mismo se ha encargado de desmostrar lo que realmente es con hechos y palabras. pero tampoco olvidemos que los pueblos tienen muy mala memoria y hace falta personas que guarden y expongan la memoria histórica de ese pueblo.
Por Rafael Azcuy González
¿Cuál será el mañana de nuestra sufrida y convulsionada Patria?
¿Volveremos a encontrarnos algún luminoso día todos los compatriotas en una Patria libre y soberana?
¿Regresaremos al terruño natal los que pudimos escoger el camino de la emigración por todos los confines del mundo, para entonces allí reconocernos y abrazarnos con los que no pudieron partir?
¿Sobreviviremos a este ya largo holocausto para disfrutar ese día de celebración y dicha?
¿Ya no habrá más dictaduras oprobiosas ni gobernantes corruptos?
¿Encontraremos al fin -casi 20 años más de lo que demoró el bíblico pueblo de Israel- nuestra tierra prometida?
¿Construiremos de una vez por todas aquella república cordial presagiada por Martí y que se ha vuelto casi un imposible, un espejismo para los cubanos?
Yo soy optimista y espero que Dios nos dé el tiempo necesario para vivir ese anhelado sueño que mi padre no pudo ver y siempre añoró que sus hijos pudiéramos verlo. Hay signos inequívocos: El ALBA se cae a pedazos por todas partes, el socialismo del siglo XXI solo trae hambre, miseria y terror. Los cubanos despiertan poco a poco del letargo de tantos años…
Pero nosotros, los hombres de buena voluntad, tenemos que irnos preparando para esta nueva Cuba que casi llega. Para ello deberemos comenzar con borrar todo lo que significó para el país el desgraciado apellido Castro: tenemos que olvidar la gran calamidad que fue ese gobierno gansteril de corte estalinista para todo nuestro pueblo, de lo contrario no podremos ser felices cabalmente.
Mientras sigan presentes los recuerdos de los Castros no podremos rehacer nuestras vidas con dignidad en una Cuba Libre y democrática. No puede quedar un solo vestigio que homenajee a esa dictadura ni que reviva el dolor y la horrible pesadilla que hemos sufrido casi 60 años. Ni una sola imagen, ni una sola pared o muro con sus consignas guerreristas y violentas, ni un grano de arena de sus mausoleos, si es que los entierran en Cuba. Nada de ello puede quedar en pie, pues todo lo que nos recuerde a esos monstruos de la maldad, nos hará volver a vivir esa historia nefasta.
Deberán caer de sus pedestales y de sus marcos todas las imágenes de las bestias y sus acólitos. Ya los europeos nos enseñaron a olvidar cuando demolieron el oprobioso Muro de Berlín y las estatuas de los dos más grandes criminales de la historia: Stalin y Lenin.
Los cubanos de vergüenza no podremos permitir el recuerdo de los Castros: Hay que borrarlos para siempre para poder ser felices.
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