Jorge Riopedre sobre Cuba: LA ISLA DEL DIABLO
29 de agosto de 2016
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Así hablaba uno de los mitómanos más grande que recuerda la historia universal y al parecer el máximo exponente de los mentirosos nacidos en la Isla del Diablo.
Resulta poco menos que imposible reconstruir su expediente, historia clínica, formación, hábitos y otros datos vitales sobre su identidad. La tradición oral de la región señala que en la Isla del Diablo nadie se atrevía a mencionar su nombre, lo apodaban el innombrable, por temor a contraer algún maleficio, mala suerte o desgracia si se referían a él por santo y seña. Según la leyenda, lo más lejos que llegaba alguien era pasarse la mano por la barbilla en gesto que aludía (se supone) a la barba del extraño personaje.
Hasta ahí eso es todo lo que se sabe. Se desconoce cómo y cuándo desapareció la Isla del Diablo. Se especula que pudo ser a causa de una guerra, terremoto, maremoto o volcán dormido, fenómeno que se estudia con gran interés en universidades de mucho prestigio. Arqueólogos y paleontólogos darían cualquier cosa por rescatar los secretos de algún artefacto o restos óseos de tan enigmático lugar, citado vagamente en un antiguo pergamino como umbral del paraíso y esperanza del mundo.
Algunos cartógrafos sitúan la Isla del Diablo entre los 20° grados de latitud norte y los 80° grados de longitud oeste, donde casualmente se encuentra Cuba en la actualidad, lo cual complica aún más la investigación para determinar su ubicación original y aumenta la perplejidad de los científicos.
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